Un tiempo para nuevos comienzos: Haciéndoles
frente a los fascistas cristianos en Houston
Jamilah Hoffman 21 de febrero de 2010
Traducido para Revolución
El 18 de enero, un grupo de fundamentalistas religiosos antiabortistas fueron
a Houston para protestar contra el nuevo centro de Planned Parenthood
(Planificación Familiar). Ellos llaman el nuevo centro un “súpercentro del
aborto”, debido a que el espacio mide unos 7.250 metros cuadrados, y racista
porque está ubicado cerca de barrios negros y chicanos.
Los fundamentalistas afirman que Planned Parenthood eligió ese local para
dedicarse a practicar abortos en barrios oprimidos. El programa de los
fundamentalistas es esclavizar a la mujer. Por eso, nosotros que apoyamos el
derecho de la mujer a decidir y que estamos en oposición a la opresión de la
mujer, salimos para apoyar el derecho al aborto y a Planned Parenthood.
Reportaje
televisivo de KIAH, Houston (en inglés)
Al caminar hacia la protesta y ver que cientos de manifestantes
antiabortistas ya estaban ahí, cubriéndose la boca con cintas que decían “Vida”,
y al enterarnos de que otros centenares de ellos se preparaban para marchar a
Planned Parenthood, pues para algunos de nosotros esto recalcó que la situación
se ha agudizado políticamente y que se necesita un nuevo movimiento que le haga
frente a los derechistas religiosos y que sea un fuerte polo de resistencia
capaz de atraer a muchísima más gente.
Había unos 1.500 antiabortistas, transportados en autobús por organizaciones
de iglesias de toda la región. En contra estábamos unas 50 personas,
representando la Organización de Estudiantes Feministas de la Universidad de
Houston, comunistas revolucionarios, anarquistas y el público en general.
Incluso antes de llegar al lugar, sabíamos que los fundamentalistas nos iban a
superar en número. Los medios de comunicación locales le habían dado mucha
cobertura positiva a Lou Engle y su grupo The Call to Conscience (El Llamamiento
a la Conciencia), que convocó la protesta contra Planned Parenthood.
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Aunque no estoy satisfecha con la poca gente que logramos movilizar, tampoco
estoy desanimada. Creo que lo que pasó en Houston es un reflejo de lo que está
pasando ahora en la sociedad en general. Bob Avakian habla de una dinámica
piramidal en que los políticos derechistas movilizan a su base social, en cierta
medida, para promover su programa porque ese programa representa la continuación
de la opresión y la explotación y les beneficia a ellos, pero el Partido
Demócrata es reacio a hacer eso con su base social porque no quiere que todo se
vaya muy a la izquierda y así salga de su control. Y entonces muchas personas
que se oponen a las atrocidades y a los ataques contra la gente sienten
paralizadas.
Avakian habla también de la capacidad de la gente de cambiar esa situación,
mediante acciones resueltas y también contrarrestando la ofensiva ideológica y
la confusión que los derechistas han causado. Durante los últimos meses ha
surgido un poco de eso en Houston, aunque todavía de forma inicial, pues unas
mujeres valientes de la Universidad de Houston han alzado la voz para
desenmascarar y oponerse a los fascistas odiamujeres, cuyo objetivo es prohibir
por completo el derecho de la mujer a decidir.
Desde un principio estaba muy claro que el estado, por medio de la policía,
iba a obstaculizar cualquier contraprotesta que tuviéramos. La policía tenía una
fuerte presencia y levantó barricadas en medio de la calle para mantener
separados a los dos bandos. En realidad, fue una forma de confinarnos a una
“jaula de protesta”. La policía centró sus energías completamente contra el
bando pro derecho a decidir. El mero momento que levantamos nuestros cartelones,
nos preguntaba “¿Quién manda entre ustedes?” y luego, “¿No quieren trasladarse?
Ahí está mejor para que vean sus carteles”. Mientras tanto, trataba de evitar
que nuestro mensaje se viera o se escuchara.
Parece que Houston, y este nuevo centro de Planned Parenthood, están llegando
a ser un foco de la batalla por el derecho al aborto. Lo que está muy claro es
que tener líderes del movimiento de la mujer que nos aconsejan cabildear y votar
por candidatos pro derecho a decidir, los cuales salen después a votar a favor
de legislación que nos despoja del derecho al aborto... desmoviliza y desanima a
la gente. Sin embargo, también está claro que hay crecientes números de jóvenes
mujeres, y hombres, que están resueltos a asegurar que en esta batalla haya dos
bandos contrarios.
Se necesita un nuevo movimiento dispuesto a enfrentarse a la derecha
religiosa, que no tema tomar posturas audaces y que se dé cuenta de que no debes
buscar puntos en común con los que quisieran matarte; al contrario, tienes que
oponerles resistencia.
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