Revolución en
línea, 6 de febrero de 2007
Consejo de guerra de Ehren Watada, que desobedeció órdenes de ir a Irak,
empieza el 5 de febrero
El consejo de guerra del teniente Ehren Watada empezará el 5 de febrero en la
base militar Fort Lewis, cerca de Tacoma, Washington. Watada fue el primer
oficial que desobedeció órdenes de ir a Irak. Condenó públicamente la guerra que
está librando el gobierno de Bush como "ilegal e inmoral".
El apoyo a Watada sigue cobrando fuerza. Ha recibido declaraciones de apoyo
de Harry Belafonte, el congresista Mike Honda, Susan Sarandon, Willie Nelson, Ed
Asner, Martin Sheen y otras figuras prominentes (se pueden ver en thankyoult.org). En diciembre la revista
Rolling Stone lo describió como uno de los "más importantes disidentes"
del 2006. El 25 de enero lo entrevistaron en el programa "Fresh Air" de la Radio
Pública Nacional.
A comienzos de enero, unos militantes del grupo Veteranos de Irak contra la
Guerra montaron un campamento para apoyar a Watada frente a Fort Lewis, donde
fueron objeto de una acogida positiva de soldados y familiares. Los partidarios
de Watada han programado mítines a la entrada de la base el 5 de febrero y unos
planean entrar a la sala del consejo de guerra.
El 20 y 21 de enero, 500 personas asistieron a una "Audiencia de ciudadanos
sobre la legalidad de las acciones estadounidenses en Irak" en Tacoma, que
destacó el caso de Watada. Los organizadores informaron: "En la Audiencia de
ciudadanos presentamos pruebas sobre la guerra de Irak que el teniente Ehren
Watada hubiera presentado en el consejo de guerra el 5 de febrero, si no fuera
por el hecho de que el 16 de enero las prohibieron. El teniente Watada ha dicho
repetidas veces que como la guerra de Irak es ilegal, es su deber desobedecer
las órdenes". Dieron testimonio conocidos profesores, activistas, ex
funcionarios del gobierno, ex combatientes de la guerra del Golfo y expertos en
derecho internacional, como Ann Wright, Daniel Elleberg, Marjorie Cohn, Denis
Halliday y el profesor Richard Falk. Dos ex combatientes de la guerra de Irak,
Darrell Anderson y Chanan Suárez-Díaz, dieron testimonio acerca de lo que
vieron: la muerte de civiles inocentes, la destrucción de sepulturas y arrestos
en masa; o sea, un enorme crimen de guerra.
El 16 de enero un juez militar, el coronel John Head, falló que Watada no
puede decir en el juicio que desobedeció órdenes porque es una guerra ilegal
según el derecho internacional y nacional; ¡porque, según Head, la legalidad de
una guerra es "cuestión de política"! Esto de los mismos militares que acusan a
Watada por las declaraciones políticas (las charlas y entrevistas en que
denunció las mentiras con que Bush justificó la guerra y la declaración de que
los soldados pueden rehusar de pelear en una guerra ilegal). (Ver: "Acusan al teniente Watada, que desobedeció órdenes de ir a
Irak" en Revolución #53)
Head rechazó otra petición de la defensa que le permite acogerse a la defensa
de Nuremburgo (o sea, que los soldados tienen un deber de desobedecer órdenes
ilegales que los obligan a participar en crímenes de guerra). También rechazó
una petición de anular la acusación de "conducta impropia de un oficial" (por
las declaraciones políticas) porque, según Head, los derechos de libertad de
expresión de los militares tienen límites.
El abogado de Watada, Eric Seitz, dijo en refutación al fallo del juez: "Han
destripado todas las defensas. Es un sistema disciplinario y no un sistema de
justicia. Si no, nos hubieran permitido defendernos".
Una semana antes del consejo de guerra las fuerzas armadas anularon dos de
las cuatro acusaciones de "conducta impropia de un oficial" tras una amplia
condena y oposición a una decisión de la fiscalía de mandar comparecer a dos
corresponsales. Sarah Olson, una escritora independiente, y Gregg Kakesako, del
Honolulu Star-Bulletin, le entrevistaron a Watada y la fiscalía militar
quiso ordenarlos a comparecer para dar testimonio. Hubieran podido meterlos a la
cárcel seis meses por no dar testimonio. Olson declaró públicamente que se opone
a dar testimonio y escribió en la revista Editor and Publisher: "Mi
trabajo como periodista profesional es informar sobre las noticias, y no ser los
ojos y oídos del gobierno… es sumamente irónico que el ejército pidiera mi
testimonio en un caso que ataca la libertad de expresión. ¿Qué podría ser más
hostil al ideal de la libertad de expresión que la participación de un
periodista en la supresión de noticias importantes?".
En diciembre las fuerzas armadas mandaron comparecer a tres militantes contra
la guerra que organizaron programas en los que Watada habló. Uno, Phan Nguyen
del Movimiento pro Paz y Justicia de Olympia (Washington), dijo que el fiscal
"exigió que le dijera quiénes son los principales organizadores de la campaña
para apoyar al teniente Watada… Esto es espionaje político. Si no les oponemos
resistencia, podría echarle agua fría al movimiento contra la guerra justo
cuando tenemos que redoblarlo para parar la guerra".
La fiscalía abandonó el plan de mandar comparecer a los periodistas tras
recibir declaraciones de la Sociedad de Periodistas Profesionales, el PEN
American Center y Military Reporters and Editors; un editorial en el Los
Angeles Times; y protestas de periodistas y defensores de una prensa libre.
El 31 de enero decidió no mandar comparecer a los militantes.
Esas decisiones son una victoria contra el plan de las fuerzas armadas de
castigar a Watada e intimidar a sus simpatizantes. Pero no han abandonado el
consejo de guerra por no obedecer órdenes ilegales e inmorales. Ehren Watada
sigue acusado de dos cargos de "conducta impropia de un oficial" y de "no
presentarse a un ejercicio militar", y podrían meterlo a la cárcel por cuatro
años.
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