Un mar de protesta en NY
ANA LEDO/EDLP Y DAMASO GONZALEZ/EDLP
NUEVA YORK — Miles de inmigrantes de todas partes del mundo llenaron ayer la
plaza Union Square de Manhattan y sus alrededores para exigir el respeto a sus
derechos y rechazar las leyes que intentan convertirlos en criminales.
La manifestación —que se inició en el Parque Roosevelt del Barrio Chino y
continuó hacia Union Square para después seguir su curso hacia el edificio
federal de Inmigración en el bajo Manhattan— estuvo marcada por los deseos de
los inmigrantes de formar parte de este sistema.
Portando banderas de los Estados Unidos y de sus países de origen, los
manifestantes gritaron consignas como: “No somos criminales, somos
trabajadores”, “Legalización ahora”, “No somos pocos somos millones”.
Entre los miles de asistentes se encontraban representantes de organizaciones
pacifistas, grupos ecologistas, e incluso organizaciones de tendencia
izquierdista que en todo momento gritaban consignas en contra del presidente
George W. Bush, a quien pedían su renuncia.
Pese a que la marcha transcurrió en calma, hubo momentos de tensión, cuando
algunos residentes exigieron a gritos a la policía que les permitieran el paso
de una calle a otra. “Soy ciudadana de los Estados Unidos, déjeme pasar”, gritó
una mujer que apenas había salido de su trabajo.
Aunque era notoria la presencia hispana en la concentración, también se
hicieron presentes personas de diferentes nacionalidades que, de igual forma,
exigían legalización.
“No puede ir al funeral de mi madre”, dijo Marcin Kutwin, inmigrante polaco
que faltó a su empleo para participar en la marcha.
“La necesidad me hizo venir aquí, para darle un mejor futuro a mis hijos. Es
difícil no ver a los hijos que es lo más sagrado que tiene uno”, dijo Juan
Ramírez, chileno de 51 años.
Pero no sólo fueron inmigrantes los que apoyaron a los indocumentados. Hubo
también estadounidenses nativos quienes se mezclaron en la masa de manifestantes
para respaldar la causa.
“Ya basta América. Los indocumentados están aquí porque las grandes
corporaciones han llenado sus bolsillos de dinero con el trabajo de estas
personas”, dijo Kenneth Smith de 51 años.
De igual forma, los inmigrantes legales tomaron de su tiempo para “darle una
mano a los indocumentados”.
“No estoy de acuerdo con lo que hace nuestra nación con las leyes de
inmigración. Los inmigrantes son una gran parte del país y de la economía de
EE.UU. y no pueden ignorarlos”, dijo Ceyli Villamil, colombiana de 25 años.
Una multitud que, después de la concentración, se dirigía hacia el puente
Brooklyn fue dispersada por la policía, registrándose un arresto luego de varios
forcejeos, según se informó.
aledo@eldiariony.com
damaso.gonzalez@eldiariony.com
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