Si retiran las tropas, ¿no provocará el caos?
La invasión y ocupación estadounidense ha convertido el país en
un auténtico infierno para los iraquíes. En la primera mitad de 2006, un
promedio de 1,000 personas por día murió violentamente (http://www.iraqbodycount.org/press/pr14.php).
Una investigación, hecha por destacados epidemiólogos, calcula que más de
650,000 iraquíes han muerto desde la invasión estadounidense en marzo de 2003
(http://www.democracynow.org/article.pl?sid=06/10/12/145222).
Cientos de miles de personas han quedado lisiadas e heridas. La Comisión de
Refugiados de la ONU informa que desde la invasión se han “desplazado” a la
fuerza a más de tres millones de iraquíes (http://www.unhcr.org/partners/PARTNERS/4458c0f22.pdf).
Uno de los principales argumentos contra la retirada de tropas
de Irak es que resultaría en una escalada de caos y violencia. La violencia en
Irak ahora es producto de una mezcla candente y complicada de factores desatados
por Estados Unidos, como la insurgencia antiestadounidense y la violencia
sectaria. Es real la posibilidad de que una retirada militar del país podría
provocar más tumulto y confusión en Irak y por toda la región.
Sin embargo, hay que confrontar la verdad básica de que una
prolongación de la ocupación no le traerá nada bueno al pueblo, sea de Irak,
Estados Unidos, la región o el mundo. Los soldados de Estados Unidos fueron a
Irak en números arrolladores como un ejército de conquista imperial, y ocupan
Irak sometiendo y reprimiendo la población para fomentar una “estabilidad” que
beneficia la operación y expansión de dicho imperio. Las matanzas, la tortura y
la humillación que Estados Unidos le impone al pueblo no son “errores” ni
“excesos”, sino un componente esencial de la misión de Bush, Cheney y
Rumsfeld.
No hay manera de hacer que la ocupación sea “más aceptable”. La
prolongación de la estancia de tropas estadounidenses en Irak, no importa si son
tropas de combate o “entrenadores y asesores”, sería la prolongación de una
situación en que las fuerzas armadas más poderosas del planeta ocupan y quieren
imponer su voluntad a un país invadido injustamente. Los últimos tres años y
medio nos han dejado un gráfico cuadro empapado de sangre de lo que
significa.
Los que dirigen esta guerra monstruosa están topando con grandes
dificultades y no hay ninguna salida fácil. Las matanzas que han hecho figuran
entre los crímenes más grandes de la historia. Cualquier “solución” que prevé la
continuación de la presencia militar de Estados Unidos sería una intensificación
y extensión de esos crímenes.
Mucha gente de este país que se opone a la guerra se siente
responsable por los horrores que el gobierno de Bush le ha causado a Irak y su
población. De hecho, tenemos una gran responsabilidad al pueblo de Irak y del
mundo. Plasmar esa responsabilidad en acción significa hacer todo posible para
construir un movimiento masivo de oposición política dedicado a sacar del poder
al gobierno de Bush y poner fin a la ocupación injusta, inmoral e ilegal del
país. Hay mucho que está en juego, para ahora y para el futuro, y no tenemos
mucho tiempo. Pero no es demasiado tarde para una oposición política de gran
impacto que transforma el terreno político de este país y tiene repercusiones
por todo el mundo. Más que nunca, ¡El mundo no puede esperar! ¡Fuera Bush y su
gobierno!.
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