Un plan para terminar las guerras
Jueves, 9 de Julio de 2009 David Swanson
Hay un millón de cosas que la gente puede hacer para intentar terminar las
guerras estadounidenses en Irak, Afganistán y Pakistán, para prevenir nuevas
guerras en Irán y otros lugares, y para cerrar las bases militares
estadounidenses en docenas de naciones alrededor del mundo. Cierta gente tiene
talento ó interés en ciertos enfoques, y no se debe desmotivar a nadie que
quiera contribuir al esfuerzo en sus formas preferidas. Muy a menudo, las
propuestas para el trabajo por la paz se tratan innecesariamente como ataques
contra todas las estrategias excepto una. Cuando es posible crear nueva energía
ó dirigir recursos a nuevos propósitos, es importante que estos lleguen a donde
se calcula que mejor triunfarán.
En mi análisis, debemos enfocarnos en tres cosas, las cuales para el
propósito de brevedad y aliteración, llamaré: Comunicaciones, Congreso, y Contra
Reclutamiento/Resistencia. Las comunicaciones incluyen todas las discusiones
públicas de las guerras e impactan todos los demás enfoques, incluyendo las
personas, que en mi opinión, se influenciarán mucho menos por nosotros que por
el Congreso (tales como el presidente, los generales, los jefes de compañías de
armamento, los jefes de corporaciones mediáticas, la gente de Afganistán, su
vecino racista, etc). Si nuestra estrategia de comunicaciones puede cambiar la
conducta de cualquiera de estas personas, ¡Genial! Debemos estar preparados para
sacar provecho de tales oportunidades tan pronto como se presenten.
El primer lugar que posiblemente podremos influenciar con comunicaciones
exitosas es la Cámara de Representantes. El Contra-Reclutamiento/Resistencia es
otra esfera que coincide con las comunicaciones pero que también involucra mucho
más, y es una estrategia que continuamos subestimando.
COMUNICACIONES
Nuestra tarea es comunicar que:
- las guerras siguen en marcha y no terminarán sin nuestros esfuerzos.
- las guerras deben de terminar.
- el movimiento por la paz ya ha tenido muchos triunfos y no debe de ninguna
manera ceder a la frustración.
- las guerras pueden terminarse si una pequeña fracción de la mayoría que
quiere que se terminen hace el esfuerzo.
- tenemos que escoger entre las guerras y el cuidado de la salud y otros
programas sociales.
- minimizar las bajas estadounidenses no va a satisfacer las demandas del
público estadounidense.
- ni maximizar ni minimizar las muertes extranjeras va a satisfacer las
demandas del público estadounidense.
- hay un costo personal para aquellos que apoyan las guerras y los crímenes de
guerra.
- los miembros del Congreso que decidan financiar las guerras enfrentarán la
oposición a través de comunicaciones negativas, interrupciones en sus vidas, y
desafíos electorales.
No hace falta comunicar todo eso en una sola entrevista de televisión cable,
ni violar otras leyes de física, pero hace falta comunicar TODO eso. Y hacer que
nuestros voceros salgan en televisión tiene que ser parte de cómo eso se hace.
Principalmente necesitamos crear nuestros propios medios de comunicación y
trabajar con medios de comunicación independientes y decentes. Los medios
electrónicos se han desarrollado al punto que pueden influenciar a los medios
televisivos, de radio e impresos. Todavía somos capaces de crear poderosos
medios de comunicación electrónica. No podemos pasar por alto la necesidad de
trabajar con comunidades que les falte acceso al internet, ni la necesidad de
usar el internet para generar actividades que no ocurren en internet. Pero no se
puede subestimar la importancia de nuestros esfuerzos en el internet, y el
trabajo de conseguir más gente con acceso al mismo puede ser una de las tareas
que más nos ayude.
Impedimos que Bush-Cheney invadieran Irán. Ellos intentaron hacerlo, y
nosotros lo prevenimos – mayormente al exponer que los motivos de la invasión de
Irak eran mentiras. No hubo ninguna conferencia de prensa en la Casa Blanca para
anunciar su fracaso y nuestro triunfo, pero eso no debe impactar nuestra
afirmación de victoria ni impedir que la demos a conocer entre aquellos que
requieran un estímulo y optimismo. Por otro lado, hemos permitido que las
guerras se extiendan a Pakistán con apenas un pío de reconocimiento, y a Gaza
mediante terceros con una respuesta débil y confusa. Y todavía sigue el impulso
de atacar Irán de forma directa ó por intermedio de un tercer país.
Dominamos las noticias y las elecciones en los Estados Unidos y cambiamos el
poder en la Cámara, el Senado y la Casa Blanca a un partido político diferente.
Pero terminamos con una Cámara, un Senado y una Casa Blanca que continúan
favoreciendo ó expandiendo las guerras. Sin embargo, obligamos al Presidente
Bush a aceptar la retirada de tropas de ciertas localidades iraquíes para
finales del mes pasado, a una retirada completa para finales de 2011, y a un
tratado que el pueblo iraquí tiene el derecho de rechazar a finales de este mes
en un voto que adelantaría la fecha de retirada completa para dentro de un año.
Todavía cuestiono nuestra sabiduría al haber aceptado en silencio un tratado de
tres años de guerra sin el consentimiento del Senado estadounidense, pero ahora
tenemos una mejor manera de rechazar este tratado. Nuestro enfoque para el
próximo mes debe ser insistir en que se permita a la gente iraquí votar “sí” o
“no” sobre el tratado en una elección verificable (lo que, por supuesto,
significará que lo rechazará, si es que los votantes tengan alguna similitud con
los encuestados). Todos los que han expresado su preocupación por los derechos
de sufragio de los iraníes deben hacer lo mismo por los iraquíes.
La otra ventaja de haber cambiado el balance entre los partidos de nuestro
gobierno, y sin alterar fundamentalmente el enfoque oficial de la guerra, es que
ya no lo tenemos que hacer de nuevo. Ahora podemos reemplazar los demócratas
pro-guerra por demócratas pro-paz (ó independientes, verdes, republicanos,
libertarios, etc.). La afirmación de que debemos mantenernos callados en cuanto
a la paz para elegir a demócratas que nos traerán la paz (vaya qué
contradicción) ya no se puede hacer y no puede obstaculizar el camino. Y la
ventaja de haber elegido a un presidente de un partido diferente,
fundamentalmente sin haber cambiado nada, es que el argumento de que un nuevo
presidente nos traerá la paz ahora lo podemos reemplazar con la pregunta de si
vale la pena mirar a los presidentes, y no al Congreso, para hacer tales
cosas.
El éxito de nuestro trabajo de contra-reclutamiento y la resistencia entre
las tropas estadounidenses mantuvo la ocupación de Irak en una escala menor de
lo que se esperaba, y también prevenimos otras invasiones. El hecho de que Bush
y Cheney empujaron a las tropas hasta el punto de quebrarlas no es una historia
sobre su incompetencia ni sobre su amor por la guerra y el imperio. Es una
historia de nuestros esfuerzos por devolverles los empujones. Los Estados Unidos
siempre empujará a las tropas hasta el punto de quebrarlas hasta que consigamos
contrarrestar la agenda militarista actual. Nuestra tarea (una de ellas) es
hacer que sea siempre menor la cantidad de soldados a quienes se puede
empujar.
Necesitamos hablar de nuestros triunfos porque nadie más lo hará, y porque el
70 por ciento de los estadounidenses básicamente está de acuerdo con nosotros
pero no hará nada al respecto, básicamente porque la mayoría no cree que tenga
el poder de cambiar nada. Hemos estado construyendo organizaciones y sitios de
web y listas de correo electrónico durante varios años, y hemos logrado éxitos,
y estamos muy cerca de lograr más. Sin embargo, una respuesta común a:
"¿Recogerás firmas en esta petición por la paz?" es: "Ya hemos tratado eso y no
terminó la guerra." Sin embargo, sí expuso las mentiras sobre la guerra. Alberto
Gonzáles fue obligado a renunciar. El mes pasado se logró que faltaran solo
siete votos para parar el financiamiento de la guerra, al menos temporalmente. Y
mientras seguimos haciendo todas estas cosas, las mismas viejas herramientas
también pueden construir grandes organizaciones, y lo han hecho.
Estoy seguro que se pidió a los abolicionistas no imprimir otro periódico más
porque ya habían impreso uno anteriormente y la esclavitud todavía existía. Pero
el abolicionismo fue avanzando a pesar de que no se había puesto en libertad a
ningún esclavo. Y estamos avanzando, pero es crucial saber hacia dónde. Debemos,
sin ninguna duda, ofrecer nuestras firmas y nuestro tiempo y nuestro dinero a
aquellas organizaciones que se oponen a la guerra sin importar el partido
político, y NO a aquellas organizaciones que dicen oponerse a la guerra
solamente cuando se les permite criticar a cierto partido político. (Aquí hay
una lista de cuáles son: http://afterdowningstreet.org/32heroes.
Por supuesto, esta lista no puede ser completa, y pido disculpas por los que he
dejado fuera de la lista de héroes, sin embargo, todas las organizaciones más
grandes están aquí listados, ya sea como héroes ó como fraudes).
Así como debemos continuar presionando a la prensa corporativa mientras nos
centramos en construir lo propio, debemos continuar presionando a las
organizaciones pseudo-paz para que hagan un mejor trabajo, y debemos enfocarnos
en la construcción de aquellas organizaciones que han tomado posturas
consecuentes basándose en principios y que han luchado con talento e
inteligencia (incluso si lo han hecho sin éxito) por la paz.
"Cuidado de Salud Sí, Guerra No" debe ser nuestro grito (siguiendo el ejemplo
de los Demócratas Progresistas de América), junto con "Vivienda Sí, Guerra No,"
"Trabajos Sí, Guerra No," "Escuelas Sí, Guerra No," etc. Tenemos que obligar a
que se reconozca la decisión económica que está frente a nosotros. En esa
decisión encontramos una solución al debate sobre el cuidado de la salud que es
casi imposible de creer, pero que es más que real. Y encontramos una solución a
la falsa idea de que la guerra no impacta la "patria." Esta es una discusión que
debe abordar las guerras actuales como parte de una expansión de bases militares
alrededor del mundo, bases que nos hacen menos seguros pero que nos cuestan más
de $100 billones cada año. La discusión debe incluir el presupuesto militar sin
guerra y la ganancia que implica. Debemos trabajar todavía más para construir
alianzas con gente y grupos enfocados en abogar por todas las cosas que no
podemos pagar porque estamos pagando por las armas y las guerras.
Nuestra estrategia de comunicaciones debe ser dominada por nuestro motivo
central para oponernos a las guerras, no por algún motivo secundario que
imaginemos moverá a otros. Si las guerras se hacen más baratas y más eficientes
todavía nos opondremos a ellas, y eso es una posibilidad real. Si las bajas
estadounidenses se reducen, todavía nos opondremos a las guerras, y así es el
caso en este momento. Si sabias decisiones en términos militares reemplazan los
cómicos errores garrafales, nos opondremos a las guerras todavía más, y puede
ser que eso ya está pasando. Fundamentalmente, nos oponemos a las guerras porque
matan a gente y son parte de ocupaciones hostiles que hacen que la gente por
todo el mundo odie y resienta nuestra nación. Cuando un grupo como Brave New
Films documenta el impacto que ha tenido nuestra guerra en la población de
Afganistán, debemos promover esas películas tanto como podamos. Cuando una
elección lleva a que los medios corporativos humanicen a la gente de Irán,
debemos destacar eso y preguntar: ¿si no queremos que la policía antimotín los
asesine, por qué vamos a querer que las bombas lo hagan?
Hay un enorme, pero incierto, valor en potencia en buscar poner fin a las
guerras y disuadir su lanzamiento al responsabilizar a los criminales de guerra
por sus crímenes. Aquellos que están trabajando para terminar la tortura están
en lo correcto al enfatizar que torturamos para generar justificaciones falsas
para la guerra, incluso después de que la guerra haya comenzado. Aquellos que
trabajan para terminar la guerra deben enfatizar que torturamos a las personas
para apoyar las mentiras en las que se basó al menos una de las guerras, y
posiblemente, todas ellas. Como parte de las guerras que están en pie, debe
discutirse cada crimen de guerra por el cual logramos hacer que alguien rinda
cuentas, al exponer sus crímenes, no elegirlo, hacerle juicios de destitución,
encontrarle culpable en juicios civiles, y acusarlo ya sea en territorio
nacional ó en el extranjero. Los miembros del Congreso deben entender que
nosotros consideramos que la financiación de las guerras constituye un crimen de
guerra. Y deben entender que requerimos que antepongan la paz a su partido
político.
Una herramienta útil para las comunicaciones masivas es los mítines masivos.
Como argumento a continuación, nuestros “blancos” deben ser los miembros del
Congreso. Las acciones nacionales masivas deben estar enfocadas hacia el
Capitolio en Washington, D.C. Las acciones locales deben dirigirse a los
miembros locales del Congreso. Hubo una acción a principios de este año en el
Capitolio apuntada al saneamiento de una planta eléctrica local y al aumento de
la demanda por acciónes relacionadas con el clima. Mientras esa lucha está lejos
de terminar, la marcha y protesta sugirieron un enfoque útil. Una gran cantidad
de personas, incluyendo jóvenes, se organizó para marchar y arriesgarse al
arresto. Sin embargo, la gente fue invitada a marchar sin correr ese riesgo, y
así aumentaron la multitud y redujeron los chances de arrestar a nadie. Esta
acción se celebró en un día de semana cuando el Congreso estaba en sesiones, y
marcharon al lado de las oficinas de los representantes. Hacer una acción como
esta en el octavo aniversario de la invasión de Afganistán, el miércoles 7 de
octubre, me parece la forma más obvia de enviar un mensaje poderoso de oposición
a las guerras. Por supuesto, la combinaríamos con reuniones de cabildeo y
acciones en los distritos locales. También sería respaldada por mucho dinero y
el tiempo de empleados.
¿De dónde conseguimos esas cantidades de dinero y tiempo de empleados? Por
esto necesitamos ser buenos comunicadores. Hay gente de dinero que está cansada
de financiar a políticos y esta lista para financiar a ciudadanos, sin mencionar
la gente con dinero que ha visto cómo los republicanos acusan y encarcelan a
generosos donantes demócratas como Paul Minor mientras los demócratas no mueven
ni un dedo para defenderlos. Las contribuciones a los grupos de paz y justicia
no tienen límite, y casi no hay límites en lo que podemos lograr si somos
financiados. Más importante, hay maneras de influenciar al Congreso, sin poner a
nadie en un autobús, y mayormente con la ayuda de voluntarios – sí, en sus
piyamas, en el sótano, comiendo Cheetos. Lea a continuación.
EL CONGRESO
Mientras tenemos relativamente muy poco en cuanto a incentivos ó amenazas con
que influenciar a un presidente ó un fabricante de armas (influenciar al
ejército se discute abajo), tenemos la capacidad de influenciar a los miembros
del Congreso, al menos a aquellos que representan distritos y no a grandes
estados. Y tenemos la capacidad de terminar las guerras al tener éxito
únicamente en la Cámara de Representantes. No necesitamos persuadir a ningún
senador ni al presidente, ni a los secretarios del gabinete, ni a los
productores de noticieros. Si lo podemos hacer, ¡magnífico!. Pero podemos
terminar las guerras al ganar solamente en la Cámara de Representantes. Esto se
debe a que se requiere la aprobación de las dos cámaras y del presidente para
convertir una propuesta en ley, pero solamente se requiere la negativa de una
Cámara para prevenirlo.
Se supone que la Casa de Representantes debe representarnos pero sin embargo,
en asuntos de guerra como en la mayoría de otras cosas, no lo hace. ¿Por qué no?
Bien, hay muchas fallas que debilitan nuestro sistema de elecciones, pero en un
voto existen tres factores principales de corrupción que casi siempre se pueden
señalar: partido, prensa, y dólares. En un tema como cuidado de salud, como en
muchos otros temas, estos factores deben ser listados en el orden opuesto, pues
son los dólares de los intereses corporativos que llevan al más alto grado de
corrupción. Pero en temas de guerra, es el partido el factor que más corrompe.
Por supuesto, los partidos políticos son los grandes financiadores de campañas,
así que el dinero de todos modos está en la cima. Los miembros del Congreso de
ambos partidos políticos han votado para financiar las guerras, en oposición a
los deseos de los constituyentes, porque la dirección de su partido les ha dicho
que lo hagan. Los partidos pueden prometer dinero, membresías a comités, puestos
de jefatura, votos en propuestas y enmiendas y fondos para proyectos en el
distrito, y eventos de prensa en que el representante aparece con miembros del
gabinete y presidentes. Los partidos pueden amenazar con retener dineros, apoyar
a un rival, bloquear medidas para que no lleguen a sesión plenaria, y retener
asientos de jefaturas. Es muy difícil y muy raro para los miembros del Congreso
oponerse a las fuertes demandas de sus partidos. Pero también es raro que los
ciudadanos los presionen, en parte porque muchos ciudadanos y los grupos a
través de los cuales practican su activismo, también toman sus órdenes de
partidos políticos.
Es instructiva la experiencia de oponerse a la propuesta de guerra
suplementaria más reciente, que estuvo combinada con la financiación del Fondo
Monetario Internacional, especialmente en vista de que el Congresista John
Murtha ha indicado que habrá otra propuesta de guerra suplementaria este año.
Debido a que todos los republicanos de la Cámara de Representantes se opusieron
a la propuesta porque incluía la medida del FMI (cinco de ellos cambiaron sus
votos a dar el “sí” una vez que la propuesta se aprobó), 39 Demócratas pudieron
haber parado la propuesta. Esto los habría obligado a votar por aparte sobre la
guerra y el FMI, y es posible que ambas medidas hubieran aprobarse. Ciertamente,
se habría aprobado la guerra. Pero eso hubiera creado un bloque importante de
votos por la paz en la Cámara de Representantes cuando importaba aprobar la
guerra y el Partido Democrático ordenó lo opuesto. Al final, persuadimos a 32
demócratas a votar No (dos de ellos solamente en oposición al IMF, 30 de ellos
en oposición al menos a la guerra). Así que actualmente establecimos un bloque
de votos por la paz. Contenía 30 personas en lugar de 39. Y de esas 30 personas,
tres, Dennis Kucinich, Jim McGovern, y Lynn Woolsey actualmente urgieron a sus
colegas a votar No. Esto nos da 30 votos con los cuales podemos contar si
trabajamos como locos para mantenerlos, y con tres líderes con los cuales
podemos trabajar para formar un grupo mayor. Y aunque perdimos este voto, le
pusimos un precio. Logramos que la Casa Blanca y la dirigencia del Partido
Democrático tuvieran que pasar una semana haciendo bribonadas y extorsionando a
los miembros del Congreso. Y tomará muchas semanas para realizar todas las
promesas hechas. El congresista de mi propio distrito, quien se opuso al FMI
pero votó por él, ha hecho eventos de prensa promoviéndose en su distrito junto
al líder mayoritario de la Cámara y los dos funcionarios más altos sobre
cuestiones del medio ambiente de la Casa Blanca. También tiene un evento
programado aquí este mes con dos miembros del gabinete.
Durante los últimos años, bastante a menudo, nos ha faltado la coordinación y
habilidad para empujar fuertemente contra este tipo de intenso cabildeo del otro
lado. Esta vez sorprendimos al Congreso y a nosotros mismos. La clave de este
esfuerzo fue la cuenta pública. No tuvimos ocho grupos de paz diferentes que
mantenían sus propias listas de quién les había prometido qué. Tuvimos 8,000
ciudadanos que hicieron cabildeo y entregaron sus reportes a un solo sitio web
en donde la cuenta se hizo pública, y en donde se prometió agradecer ó regañar a
la gente como corresponda una vez que hayan votado por la paz ó por la guerra.
En este esfuerzo fueron críticas todas las actividades usuales que se hacían
fuera del internet en los distritos de cada miembro del Congreso. Pero la cuenta
pública fue central. Organizó e impulsó el activismo. Inspiró a mucha gente a
escribir blogs. Infiltró a la prensa corporativa.
Aquí está la historia de esta campaña:
http://afterdowningstreet.org/node/43292
Aquí está la cuenta de congresistas:
http://action.firedoglake.com/page/s/Supplemental
Tristemente, le dimos escaso seguimiento a nuestras promesas de agradecer y
castigar, actividades por las cuales la Campaña Backbone ofrece herramientas y
asistencia. Debemos estar celebrando y denunciando a aquellos que cumplieron con
su palabra y a aquellos que nos defraudaron con al menos la misma energía con la
que amenazamos que haríamos nosotros. De otra forma perderíamos nuestra
credibilidad, y la próxima vez será más difícil en vez de más fácil. De manera
perturbadora, incluso algunos de los deseosos de amenazar con repercusiones
contra los demócratas por votar que sí, decidieron al final que sería
inapropiado hacerlo, especialmente porque otros demócratas, sin mencionar la
mayoría de los republicanos, eran peores y ni siquiera habían pretendido estar
con nosotros. Pero no estamos dando premios aquí. Estamos tratando de mover a
aquellos que pueden ser movidos.
Ahora, hay otra razón por la cual la próxima vez es casi garantizado que va a
ser más difícil. A menos que los demócratas escojan incluir algo al cual los
republicanos se oponen tan fuertemente como el FMI, se espera que la mayoría de
los republicanos voten sí. Hay tal vez nueve que se oponen al financiamiento de
la guerra. Combinándolos con los 30 demócratas, después de todo, nos da un
bloque de 39 de todos modos. (Estos serían los nueve que votaron No a la
financiación suplementaria de la guerra antes de que el FMI se añadiera. Pero
ese fue un voto fácil. Con esa medida tenemos 51 demócratas, así que estos nueve
no son votos asegurados). Esto significa que, en el peor de los casos,
necesitamos encontrar – además de esos nueve – no los 39 votos de NO, sino 209
votos de NO, y la mayoría de ellos demócratas. Estamos comenzando con 39, y si
podemos mantenerlos necesitaríamos 179 más. Esto no debe considerarse como
imposible, en particular si estamos teniendo éxito en la estrategia de
comunicaciones mencionada arriba y el contra-reclutamiento/resistencia (a
continuación). Si la mayoría de los miembros del Congreso que tenemos de nuestro
lado encuentran a cinco más que puedan votar con ellos, entonces tendríamos una
amplia mayoría. Necesitamos desarrollar un sistema para presionar a los miembros
del Congreso para que ellos presionen a otros miembros del Congreso. Además,
esta vez tenemos la ventaja de poder decirles que cuando nos dijeron que
votarían por la última financiación suplementaria, fue una mentira.
Esta estrategia de negar la financiación para la guerra, la cual puede y debe
ser usada contra las propuestas estándares del presupuesto militar/guerra como
también con las suplementarias, a ciertas personas siempre les ha parecido algo
más difícil de lograr que la aprobación de propuestas, enmiendas y resoluciones
con las que simpatizamos, pasos que de alguna manera nos mueven en la dirección
de la paz aunque la guerra sigue siendo financiada. Pero esta manera de pensar
ignora la existencia del Senado de los Estados Unidos. Podemos bloquear una
propuesta en la Cámara de Representantes, pero hay que aprobarla tanto en la
Cámara como en el Senado, y los chances de que una buena propuesta se apruebe en
el Senado son menores que los chances de que Dick Cheney pase a través del ojo
de una aguja. Hay medidas que queremos proponer en la Cámara por razones de
comunicaciones. Y pueden haber medidas que podamos persuadir a la Cámara a
incluir en otras propuestas que el Senado quiera pasar. Pero no debemos centrar
nuestros esfuerzos en eso.
Las propuestas que tal vez queramos apoyar en la Casa con propósitos de
comunicaciones pueden incluir la propuesta del Rep. McGovern que demanda una
estrategia de salida de Afganistán, ó alguna legislación que transforme el
slogan de "Asistencia médica en vez de asistencia social" en una realidad.
Podría ser útil retóricamente una propuesta que requiera que por cada dólar
gastado en guerras y fuerzas armadas, al menos 25 centavos deben destinarse a un
fondo a favor de un plan de cuidado médico “single-payer” [nota del traductor:
un plan público y universal]. Puedes imaginar la multitud de posibilidades, como
también el impacto, si tal discusión lograra meterse en el debate sobre el
sistema de salud.
Las propuestas de ley en las que podemos incluir algo muy útil y aún así
esperar que se aprueben son, por ejemplo, la propuesta del líder mayoritario de
la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, sobre el "paygo", la cual tiene 159
co-patrocinadores y el apoyo del liderazgo demócrata y la Casa Blanca. Esta
propuesta requiere que cualquier gasto sea pagado con un aumento de impuesto ó
un recorte de otro gasto. Pero la propuesta crea una excepción para la
legislación de "emergencia," y por supuesto se reclama que la financiación
suplementaria de la guerra es esa. Una enmienda que estipule que no es una
"emergencia” una guerra con ya más de cinco años de duración podría imponer un
requisito tipo “paygo” en la financiación suplementaria de la guerra. Y de
repente no podrías conseguir la aprobación de una financiación suplementaria sin
explicar de dónde viene y hacia dónde va el dinero. En tal situación, es
concebible que los “perros azules” [nota del traductor: demócratas que
generalmente votan con los republicanos] y los republicanos se nos unan más
rápido que los progresistas.
El Congreso también puede hacer otras cosas útiles que son más fáciles de
lograr. La Cámara puede aprobar una resolución que apoya el derecho de los
iraquíes a una elección verificable este mes para aceptar o no el tratado mal
titulado como el Acuerdo sobre el Estado de las Fuerzas. La Cámara puede llevar
a cabo audiencias sobre el tema. La promoción de esta cuestión, en el Congreso y
en otros lugares, debe ser nuestra prioridad inmediata. Y en el trasfondo
debemos estar pensando en planes para demandar un voto público para el pueblo de
Afganistán.
También debemos trabajar para hacer que los titulares que son candidatos para
las elecciones parlamentarias de 2010 y otros aspirantes firmen una plataforma
de comprometerse a votar NO a los fondos para continuar las guerras en Irak,
Afganistán o Pakistán. No podemos confiar en ellos para cumplir con su palabra.
Sólo una intensa presión inmediata puede controlarlos. El punto es comenzar a
moldear la elección en términos de cómo van a votar sobre financiar la guerra
entre hoy y la elección.
CONTRA RECLUTAMIENTO
Me he alargado demasiado para explicar en detalle la lucha contra el
reclutamiento y la resistencia cuando otros pueden aportar más conocimientos que
yo. La Red Nacional de Oposición a la militarización de la juventud en http://nnomy.org/ proporciona excelentes recursos
en la labor crucial de mantener a los reclutadores fuera de las escuelas. Esa
red va a sostener una conferencia nacional del 17 al 19 de julio en Chicago, y
Uds. están invitados.
Valor Para Resistir en http://www.couragetoresist.org/
proporciona información al día sobre los soldados estadounidenses que rechazan
órdenes ilegales
El nuevo libro de Marjorie Cohn y Kathleen Gilberd, Rules of
Disengagement: The Politics and Honor of Military Dissent (Reglas de
Descombate: La Política y Honor del disentimiento militar) es una buena
introducción, como también lo es Army of None: Strategies to Counter Military
Recruitment, End War and Build a Better World (Ejército de Ninguno:
Estrategias contra el reclutamiento militar, y para poner fin a la guerra y
construir un mundo mejor) de Aimee Allison y David Solnit.
Como dijo Rumsfeld, uno va a la guerra con el ejército que tiene, no el
ejército que desea tener. Debemos negarles el ejército que ellos quieren tener.
Si tenemos éxito más allá de nuestros sueños más fabulosos durante la próxima
década, en algún momento podría tener sentido pensar en las necesidades reales
de defensa de los Estados Unidos.
En este momento, lo mejor que podrían hacer nuestras fuerzas armadas para
defendernos es dejar de ponernos en peligro al hacer todo lo que están haciendo.
UNAMOSNOS AHORA
Se llevará a cabo en Pittsburg del 10 al 12 de julio una conferencia nacional
en la que se discutirán estrategias para poner fin a las guerras, y ustedes
deberían tratar de estar allí. El evento es organizado por la Asamblea Nacional
para Poner Fin a las Guerras y Ocupaciones de Irak y Afganistán, en la
dirección https://www.natassembly.org/
He
presentado la siguiente acción propuesta a la asamblea y espero verlos allí.
ACCIÓN PROPUESTA
Organizar una masiva marcha de protesta y resistencia civil contra la guerra
por el lado de la Cámara de Representantes en Capitol Hill con motivo del 8 º
aniversario de la invasión de Afganistán, el miércoles 7 de octubre. La Cámara
de Representantes es donde tenemos la mayor oportunidad de poner fin a estas
guerras. Si se niegan los fondos allí, no se necesitará nada más. Podemos
influir a los miembros de la Cámara con actividades en sus distritos, de manera
electrónica, en los medios de comunicación, y en Capitol Hill. Pero no en un fin
de semana cuando nadie está allí. Tenemos que estar presentes en un día de
semana y hacer cabildeo antes y después de la marcha. Hubo una acción a
principios de este año en el Capitolio apuntada al saneamiento de una planta
eléctrica local y con la demanda por acciones relacionadas con el clima.
Mientras esa lucha está lejos de terminar, la marcha y protesta sugirieron un
enfoque útil. Una gran cantidad de personas, incluyendo jóvenes, se organizó
para marchar y arriesgarse al arresto. Sin embargo, la gente fue invitada a
marchar sin correr ese riesgo, y así aumentaron la multitud y redujeron los
chances de arrestar a nadie.
Esta acción se celebró en un día de semana cuando el Congreso estaba en
sesiones, y marcharon al lado de las oficinas de los representantes. Hacer una
acción como esta en el octavo aniversario de la invasión de Afganistán, el
miércoles 7 de octubre, me parece la forma más obvia de enviar un mensaje
poderoso de oposición a las guerras. Por supuesto, la combinaríamos con
reuniones de cabildeo y acciones en los distritos locales. Si bien esta medida
estaría abierta a las personas dispuestas al riesgo de arresto y a aquellos que
no están dispuestos a hacerlo, es cierto que no incluiría a aquellos que no
pueden participar en un miércoles (salvo por hacer llamadas telefónicas y
convocar eventos en su distrito). Sin embargo, SÍ incluiría a las personas que
pensamos influenciar, y contaría con los medios corporativos que no estarían
allí para informar sobre nuestras obras en un fin de semana. Algunos miembros
del Congreso incluso se nos UNIRÍAN.
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