-02-2008
Entrevista con Michael Ratner, abogado de presos en Guantánamo y
defensor de los DDHH
Acabar con Guantánamo
Carlos Martín Tornero
Rebelión
Todos los círculos de poder -en general- tienen un lado oscuro. Estados
Unidos-en particular- no iba a ser una excepción. Erigirse en primera potencia
mundial no se consigue jugando limpio exclusivamente. Aunque de la nación
autoproclamada garante de la libertad planetaria, azote de terroristas y otros
enemigos públicos cabría esperar algo más que un simple liderazgo económico. En
lugar de esa inexistente supremacía moral, EEUU proyecta al exterior una imagen
cuya alargada sombra le acusa de violar los Derechos Humanos más elementales que
luego pretende imponer a sangre y fuego.
No hace falta recordar ahora las guerras “preventivas” contra
Afganistán o contra Irak, sustentada esta última en hechos nunca probados como
la existencia de armas de destrucción masiva. Sin ir demasiado lejos de sus
fronteras, en el extremo sudeste de Cuba tenemos uno de los peores ejemplos: la
prisión ubicada en la base naval de la Bahía de Guantánamo. Curiosamente este
pequeño enclave pertenece a EEUU desde su victoria militar en la Guerra de Cuba
de 1898 que también se fundó en un hecho no probado: la responsabilidad del
decrépito Imperio Español en el hundimiento del acorazado “Maine”. Hoy la
Administración Bush ya no necesita más excusas que la Seguridad Nacional y a su
nueva patente de corso la llama “Guerra Global contra el Terror”, a las
personas que secuestra en cualquier parte del mundo “combatientes enemigos
ilegales” y al campo de concentración donde los tortura “centro de
detenciones de Guantánamo”. En efecto, la elección de Guantánamo como
destino reservado para los reos de esta cruzada irracional no es fortuita. El
Gobierno de Washington argumenta de forma torticera que no tiene jurisdicción
sobre dicha base militar al estar en territorio cubano y por tanto suspende los
derechos procesales que su Constitución garantiza. Del mismo modo, niega a los
detenidos el status de “prisioneros de guerra” y se inventa la categoría
antes mencionada de “combatiente enemigo ilegal” para anular la
aplicación del Derecho Internacional Humanitario como el Tercer Convenio de
Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra. Desde cualquier
perspectiva, no hay base legal ni moral para defender lo que ocurre en
Guantánamo o en las cárceles secretas de la CIA. Nadie, ni el ser más abyecto,
puede ser privado de las garantías mínimas de un proceso justo: saber los
motivos de su detención, someter la legalidad de ésta a un juez, conocer su
acusación, tener derecho a una defensa, contar con la asistencia de un abogado,
ser juzgado sin dilaciones indebidas por un tribunal independiente e imparcial,
etc. Al Ejecutivo de Bush, todo esto le deben parecer excentricidades de
demócrata. Además hay que sumar la tortura como otra muesca del revólver con el
que Bush masacra los principios más básicos de un Estado de Derecho, es decir,
aquél en el que el Poder está sometido a la Ley y no al revés. Ya no es
descabellado afirmar que la tortura se ha institucionalizado. Este pasado mes de
diciembre, el director de la CIA admitió que habían destruido grabaciones de
interrogatorios a sospechosos de terrorismo. Poco después un ex miembro de la
misma agencia, John Kiriakou, reveló que el uso del “waterboarding”,
(método ya empleado por la Inquisición Española que consiste en la simulación de
la muerte por ahogamiento) tiene la bendición de la Casa Blanca. Esto viene a
corroborar el testimonio de muchos cautivos. Quizá valga por todos el del alemán
Murat Kurnaz que para más inri, estuvo en Guantánamo hasta 2006 a pesar de que
la inteligencia estadounidense ya sabía que era inocente desde septiembre de
2002.
Por otro lado, no sería justo olvidarse de la parte de responsabilidad que
les toca a muchos gobiernos de países europeos que bien por acción o bien por
omisión, permitieron que la CIA operase en su territorio vuelos secretos con
personas que irían a prisiones como Guantánamo. La investigación que llevó a
cabo el Parlamento Europeo, cuyas conclusiones se publicaron en febrero de 2007
en una resolución de la eurocámara, señala a España entre los estados miembros
de la UE implicados. De hecho, como se pudo saber el pasado noviembre, la base
de Morón de la Frontera (Sevilla) tiene el triste honor de haber sido la escala
del primer vuelo que trasportó presos a Guantánamo. Esto sucedió en enero de
2002 bajo el gobierno de Aznar pero continuó después con el de Zapatero.
A pesar de todo, aún quedan en medio de esta pesadilla, motivos para la
esperanza. Gracias a la encomiable batalla legal que libra el Centro para los
Derechos Constitucionales de Nueva York (el CCR, por sus siglas en inglés,
coordina la defensa de todos los detenidos), se enjuiciará por tercera vez ante
el Tribunal Supremo la situación de los presos de Guantánamo. En las dos
anteriores, los casos “Rasul v. Bush” y “Hamdan v. Rumsfeld”, el
Supremo ya había fallado a favor del habeas corpus de los detenidos y de su
acceso al sistema judicial norteamericano. Sin embargo, estos pronunciamientos
fueron bloqueados por legislación posterior hecha a la medida de la
Administración Bush. La importancia de este nuevo caso, según Michael Ratner,
abogado y presidente del CCR, radica en que la decisión que tome el Supremo
estará basada en la propia Constitución de los Estados Unidos. Esto debería
significar que el Ejecutivo de Bush no podrá anularlo a través de reformas
legislativas en el Congreso. La resolución del Tribunal Supremo se conocerá a
mediados de este año 2008. Quizá entonces los presos puedan despedirse de
Guantánamo.
------------------------------------------------------------------------------
Michael Ratner (Cleveland, Ohio, 1943) es uno de los más prestigiosos
abogados y un referente en el campo de los Derechos Humanos. Preside el Centro
para los Derechos Constitucionales (Center for Constitutional Rights, www.ccrjustice.org). En 2006 Ratner fue
considerado por el “National Law Journal” como uno de los cien abogados
más influyentes de Estados Unidos. Es profesor en las Facultades de Derecho de
Columbia y Yale y autor de numerosos libros y artículos entre los que figuran
“Contra la Guerra de Irak”, “Guantánamo: Lo que el mundo debe
saber” así como del manual “Litigación Internacional de Derechos Humanos
en los Tribunales de Estados Unidos”. Co-presenta el programa de radio
“Law and Disorder” (www.lawanddisorder.org) y escribe su
propio blog “Just Left” (www.justleft.org).
-Usted fue el primer abogado en representar a detenidos en Guantánamo.
¿Cómo cree que se percibió por sus colegas y por la opinión pública tras los
ataques terroristas del 11 de Septiembre? ¿Cree que la opinión de los ciudadanos
estadounidenses sobre Guantánamo ha evolucionado desde entonces?
No gustábamos a la gente. Recibí más de doscientos mensajes de odio durante
las primeras semanas de enero de 2002 cuando empecé a representar a detenidos de
Guantánamo. Nos decían tanto al Centro para los Derechos Constitucionales como a
mí que estábamos representando a terroristas y que los terroristas no tenían
derechos. Simplemente debían ser fusilados. Mis compañeros en el CCR, por
supuesto, estuvieron en su lugar, pero dentro del sector profesional, incluso en
la izquierda, no pude convencer a ningún colega para trabajar en el caso. La
situación ha evolucionado mucho. Ahora tenemos a seiscientos abogados trabajando
con nosotros en los casos de Guantánamo, somos héroes de la ley. La opinión
pública ha cambiado mucho, especialmente los consejos editoriales de los
periódicos, casi todos piensan que Guantánamo es una abominación y que los
detenidos deben tener derechos. En cuanto al público en su conjunto, la opinión
está dividida y mucha gente cree que el gobierno está haciendo lo correcto o por
lo menos eso es lo que quieren pensar.
- ¿Cuál ha sido la contribución del CCR en relación con los casos de
detenciones ilegales de Guantánamo? ¿A cuántos prisioneros representan y a
cuántos otros han conseguido asistencia legal?
El CCR desempeña un papel de máxima relevancia a la hora de representar a los
detenidos de Guantánamo. Empezamos proporcionado asistencia legal directamente y
ahora coordinamos todos los casos. Formamos a los abogados, gestionamos las
listas confidenciales, litigamos en los tribunales pero también viajamos a
Guantánamo. En total el CCR lleva cien casos aproximadamente actuando como
letrado principal en media docena. Encontramos abogados para todo el mundo en
Guantánamo. Llevar abogados a la base de Guantánamo frenó la peor tortura y ha
ayudado a liberar a más de cuatrocientos detenidos.
-¿Piensa que las leyes que dan cobertura a la “Guerra Global contra el
Terror” colisionan con la Constitución de EEUU? Digamos, por ejemplo, la Ley
Patriótica de 2001 o la Ley de Comisiones Militares de 2006? ¿Considera que la
Administración Bush ha ignorado el marco constitucional y que ha violado
Derechos Humamos básicos?
La Administración Bush ha acabado con derechos fundamentales protegidos tanto
por el Derecho Internacional como por la Constitución de EEUU. El derecho a no
ser detenido de forma arbitraria, a no sufrir tortura, desapariciones, a no ser
juzgado por tribunales especiales, están todos garantizados por la Constitución.
Además el Presidente ha afirmado que no hay límites a este poder y que puede
torturar en el nombre de la Seguridad Nacional, lo que yo llamo el “Argumento
Pinochet”. Él dice que puede ignorar al Congreso, a los tribunales y los
Tratados Internacionales. Sin duda, la Administración Bush ha destruido y
violado derechos fundamentales.
-Este mes, el director de la CIA, Michael Hayden, admitió que se habían
destruido grabaciones en las que aparecían interrogatorios a miembros de
Al-Qaeda. Más recientemente, un ex agente de la CIA, John Kiriakou, declaró que
el uso del ahogamiento simulado para torturar a los sospechosos de terrorismo
contaba con la aprobación de la Casa Blanca. ¿Es la tortura un secreto a voces?
¿Hay conciencia social al respecto?
La tortura es un secreto a voces. Peor que eso, en los informes de la
Administración Bush se justifica y se usan palabras que todo el mundo reconoce
como referidas al empleo de la tortura: “técnicas de interrogación
reforzadas”, “interrogatorios coercitivos”, etc. No hay duda de que
la tortura fue autorizada por el mismo Presidente. El “ahogamiento
simulado” es uno de los peores ejemplos. Mucha gente quiere ignorar el
programa de torturas, algunos lo justifican y dicen que nos hace estar más
seguros. Con todo, hay un movimiento en los Estados Unidos para pararlo y ese
movimiento está creciendo.
-¿Cuál sería la situación si el Tribunal Supremo de Estados Unidos concede
el habeas corpus a los prisioneros? ¿Es esto probable? ¿ Conduciría al cierre de
Guantánamo?
Hay una buena oportunidad de ganar en el Tribunal Supremo. La mayor victoria
sería el habeas corpus y las vistas que seguirían en un tribunal federal.
Llegados a ese punto la mayoría de los detenidos de Guantánamo serían liberados.
La recomendación de Bush sería incluso no pasar por un proceso. No poseen
pruebas y las que puedan tener son producto de la tortura. No estoy seguro de
que esto signifique el fin de Guantánamo. Está ahí por una razón y esa razón no
es obtener información. Está ahí como un símbolo para el mundo musulmán de lo
que le puede pasar a uno si se opone a EEUU. Guantánamo es la venganza de un
imperio herido y en decadencia.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|