Barack Obama y su juego geoestratégico
“Para los EE.UU. la derrota de la Union Sovietica en Afganistán fue más
importante que el surgimiento de talibanes y su consecuencia”. (Z. Brzezinski,
1996)
La decisión del gobierno de Barack Obama, de retirar las tropas
norteamericanas de Irak, y dar empuje a la guerra en Afganistán causó
frustración en todos los que creyeron en la retórica pacifista del carismático
líder.
En el libro “Obama, The Postmodern Coup, the Making of a Manchurian
Candidate” el famoso historiador norteamericano Webster Tarpley advierte que
detrás de Barack Obama están globalizadores como Zbigniew Brzezinski, George
Soros, Richard Holbrooke entre muchos, cuyos planes son más ambiciosos y
peligrosos que los de los neoconservadores.
Para ellos, Afganistán es el corazón de Asia que abre acceso a Rusia y China.
Al fracasar todo intento de conquistarlo, la Rusia zarista, el imperio británico
y los chinos, siempre lo utilizaron como ‘país valla’ para proteger sus
intereses, a base de sobornos y presiones militares. Durante la Guerra Fría, los
norteamericanos asesorados por el jefe del servicio secreto francés Alexandre de
Marenches crearon condiciones para que los soviéticos entren en Afganistán en
1979. Después, financiaron y armaron una cruzada musulmana gastando más de 10
mil millones de dólares para combatir a los soviéticos.
Mientras Nancy Reagan marchaba a la cruzada “Dile No a la Droga”, su marido
autorizaba a la CIA iniciar la Operación Mosquito para aumentar la producción de
opio en Afganistán, en zonas cercanas a las bases soviéticas, y de paso inducir
su uso a los habitantes de la URSS.
Así, con mujahidines, armas sofisticadas y drogas lograron derrotar a los
soviéticos, y tras la retirada de éstos, los norteamericanos se olvidaron de
Afganistán que se convirtió en el primer productor del opio, hachis y heroína en
el mundo. Tampoco les importó que los talibanes lleguen al poder, es más,
corporaciones estadounidenses, como Unocal, firmaron contratos de construcción
de gasoductos a través de su territorio.
Solamente se acordaron de su existencia, cuando decidieron poner fin a la
esfera de influencia rusa en Asia Central. Para muchos, éste fue el real
pretexto de la invasión a Afganistán en 2001. Las consignas de lucha contra el
nunca hallado Osama bin-Laden, talibanes, terrorismo, al-Qaeda, narcotráfico
etc., sólo fue cobertura.
Con Afganistán bajo su control, EE.UU. podría sacar el gas y el petróleo de
Asia Central, y de Irán al Mar Árabe sin acudir a los gasoductos y oleoductos
rusos, e instalar sus bases militares en los ex países socialistas para encerrar
a Rusia, no solamente en Europa sino en Asia. De paso también, controlarían el
suministro de recursos energéticos a China. Los analistas dicen que Afganistán
es también punto clave para controlar Pakistán, aliado cercano de China. Dicen
que para fortalecer su poder en la región, también necesitarán distanciar a Irán
de Rusia.
El Gran Patrón está siguiendo la premisa de Brzezinski, “el control del mundo
es imposible sin dominio de Rusia y China”, pero los indomables afganos son la
piedra en su camino.
Vicky.pelaez@eldiariony.com
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