23-01-2009
Obama, Gaza y la nueva coyuntura
Ángel Guerra
La Jornada
El imperio, justo cuando se despeñan al abismo su economía, sus aventuras
coloniales, su liderazgo, el consenso doméstico y las certezas en que sustentaba
la hegemonía, intenta empujarnos a la autocomplacencia ante la asunción de Barak
Hussein Obama en la presidencia. Es precisamente la catastrófica coyuntura lo
que forzó a los mandamases de la nueva Roma a aceptar que alguien relativamente
ajeno al círculo de los elegidos, surgido del activismo comunitario, con
inusitada simpatía popular y, para colmo, mitad negro y de padre musulmán,
llegara por primera vez al más alto cargo gubernamental. El enroque en la
Secretaría de Estado de la aspirante blanca, rubia y anglosajona a la
presidencia, que junto a un equipo de veteranos servidores del sistema garantice
la continuidad, no impide que el flamante mandatario tenga licencia para dar a
sus palabras un tono conciliador, crítico de algunas prácticas anteriores y una
dosis de realismo, siempre que, como se verifica en su discurso inaugural, no se
aparten del canon de nación elegida para regir el destino del planeta y ensalcen
su historia belicista. Pese al hecho notable de que alguien de su origen
ascienda tan alto, es más cuestión de imagen que de sustancia.
Como el Supermán de las tiras cómicas, al margen de la realidad social, y de
los límites que le imponen ser prisionero, y producto de las rígidas reglas del
capitalismo y de la estructura del poder estadunidense, según el patrón
mediático debemos cruzarnos de brazos a esperar por los milagros que hará el
nuevo inquilino de la Casa Blanca. Suplantadas en los televisores de un plumazo
las dantescas imágenes dejadas por años de férreo bloqueo, represión
inmisericorde y casi un mes de ametrallamiento de Gaza “en vivo y en directo”
por las del espectacular show de toma de posesión del nuevo mandatario,
la consigna es portarse bien.
Entre la absoluta impunidad que, con la incondicional aprobación y apoyo de
la elite estadunidense –republicana y demócrata– Israel ha ejercido su barbarie
inaudita, y la infundada idea de confiar nuestro destino a la ejecutoria de un
solo individuo, podemos discernir el mensaje del sistema dominante. En el campo
simbólico no puede ser más gráfico: no habrá clemencia con los que disientan. Y
dónde sentar mejor el precedente que en Gaza, corazón de la identidad, los
anhelos y el indoblegable espíritu de lucha palestinos; ejemplo, por su
insignificancia territorial, su insondable miseria material y carencia de armas
para defenderse, de la posibilidad de los pequeños e inermes de resistir frente
a las armas más modernas y los métodos más crueles.
La oportunidad escogida para dar una lección a Gaza no es fortuita. Quienes
se han enriquecido y apoyado su poder con el fraude electoral, financiero,
empresarial y guerras justificadas con burdas mentiras a expensas de hundir en
un agujero negro la economía mundial y hambrear a cientos de millones, ahora
temen la insubordinación generalizada. Irak, Afganistán, Líbano, Nepal, Grecia,
la emergencia en América Latina de novedosas alternativas y una voluntad de
integración que acoge a Cuba con todos los honores, anuncian la reacción, que
podría multiplicarse, contra un sistema de explotación y depredación sin
precedente, sustentado en el creciente terror de Estado.
Salpicada su investidura por la sangre Palestina, Obama no ha proferido una
frase que lo distancie de quienes la hicieron derramar y juegan festinadamente
con la paz mundial. Su perdón anticipado a los crímenes de Bush y compinches
refuerza la impunidad para los que detentan el poder, como ha escrito el premio
Nobel Paul Krugman, y mina la esperanza de quienes confiaban en que el nuevo
ocupante de la oficina oval honrara su juramento de defender la
Constitución.
La situación que enfrentará el nuevo gobernante, en casa y en el mundo, es
mucho más grave de lo que se reconoce por sus causantes y puede suponerse que lo
haga reajustar la magnitud de las ambiciones hegemónicas de su antecesor. Pero
por más que atempere sus modales, retórica y escala de acción, el imperio no
cambiará su naturaleza agresiva, depredadora y expansionista.
aguerra_123@yahoo.com.mx
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