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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Consejeros de Obama Dicen Será Poco Probable Enjuiciar a los que Autorizaron la Tortura

Lunes, 17 de noviembre de 2008.

por: Lara Jakes Jordan, The Associated Press

Washington – Es poco probable que el venidero gobierno de Barack Obama acuse formalmente a autoridades gubernamentales que autorizaron o formaron parte de interrogatorios crueles contra sospechosos de terrorismo durante la administración de Bush.

Dos consejeros de Obama dijeron que había poca – si alguna – chance de que el Departamento de Justicia de la nueva administración haga acusaciones contra los que autorizaron o perpetraron los interrogatorios que provocaron la furia mundial.

Ellos hablaron en condiciones anónimas porque los planes aún son tratativas. Un vocero del equipo de transición de Obama no respondió a pedidos de comentarios sobre el tema el lunes pasado.

Adicionalmente, el procesamiento o no de los mismos talvez nunca sea un tema, caso Bush emita perdones preventivos para proteger a los responsables.

Obama se ha comprometido a revistar los interrogatorios sobre Al-Qaeda y otros sospechosos de terrorismo. Después de asumir el poder en enero próximo, se espera que Obama cree un panel modelado en la Comisión del 11/9 para estudiar estos interrogatorios, incluyendo el uso del llamado “submarino” o ahogamiento y otras tácticas que los críticos llaman de tortura. Lo levantado por la comisión servirá para asegurar que futuros interrogatorios sean legales sin lugar a dudas.

“He dicho repetidamente que los EEUU no torturan, y me aseguraré que no torture”, dijo Obama el domingo en el programa 60 Minutos de la CBS. “Esa es una parte y parcela de un esfuerzo para volver a ganar la confianza moral del mundo”.

Los partidarios más ardientes de Obama están divididos cuanto a si debe o no procesar a las autoridades de Bush.

Le preguntaron este fin de semana durante una entrevista de la Radio Pública de Vermont al Jefe del Judiciario del Senado, Patrick Leahy, si deberían las autoridades del gobierno de Bush ser procesados por crímenes de guerra. Su respuesta fue categórica: “No en los Estados Unidos”.

“Esto no va a ocurrir”, dijo Leahy, D-Vt.

Robert Litt, un fiscal del Departamento de Justicia del gobierno de Clinton, dijo que Obama se debe enfocar en mirar hacia delante con políticas contra la tortura, y no mirar hacia atrás.

“Por razones tanto de directrices como de política, no sería beneficioso gastar un tiempo enorme tratando de arrastrar a la gente ante el Congreso o ante grupos de jurados, revisando lo que pasó”, dijo Litt durante un debate en la Institución Brookings sobre la política legal de Obama. “En gran medida podemos decir que los últimos ocho años han terminado – ahora podemos mirar hacia adelante – eso sería benéfico tanto para el país como para el presidente, políticamente hablando”.

Pero Michael Ratner, un profesor de la Escuela de Leyes de Columbia, y presidente del Centro de Derechos Constitucionales, afirmó que es necesario procesar a las autoridades de Bush para fijar futuras políticas contra la tortura.

“La única forma de evitar que esto pase nuevamente es asegurarnos que los responsables por el programa de tortura paguen el precio por hacerlo”, dijo Ratner. “No veo como podremos reconquistar nuestro padrón moral si permitimos que los responsables directos de los programas de tortura caminen libres y lleven vidas normales donde no se les haga responsables por sus actos”.

En los años después de los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001, la Casa Blanca autorizó a los interrogadores de los EEUU a usar tácticas severas contra los sospechosos capturados de Al-Qaeda y del Talibán. Las autoridades de Bush confiaron en un memorando legal del Departamento de Justicia del 2002 para asegurar que estos interrogatorios no se conformaban como tortura – y consecuentemente no violaban las leyes de los EEUU o internacionales. Ese memorando fue después rescindido.

Por lo menos tres importantes operativos de Al-Qaeda – incluyendo el idealizador del 11/9 Khalid Sheik Mohammed – fueron torturados por ahogamiento en 2002 y 2003 porque los oficiales de inteligencia creían que más ataques eran inminentes. Este tipo de tortura crea la sensación de ahogamiento, y ha sido usado desde tiempos inmemoriales y es condenado por las naciones alrededor del mundo.

Bush podría sacar los procesos criminales de circulación con un solo movimiento de su lapicera del perdón.

Si Bush protegerá a sus principales auxiliares e interrogadores con un perdón preventivo – antes que sean acusados – se ha transformado en un tópico de discusión en todas las esferas legales y políticas durante estos últimos días del gobierno actual. El sub secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Fratto, se rehusó a comentar el asunto.

Bajo la Constitución, el poder del presidente de formular perdones es absoluto y no puede ser derogado.

El perdón preventivo sería altamente controvertido, pero el antiguo consejero de la Casa Blanca, Arthur B. Culvahouse Jr., expresó que eso protegería a los que obedecían órdenes o estaban tratando de proteger a la nación.

“No conozco a nadie que haya actuado temerariamente en detrimento de las leyes nacionales o internacionales”, dijo Culvahouse, quien trabajó bajo el Presidente Ronald Reagan. “Simplemente no es bueno para la comunidad de la inteligencia y de la defensa tener gente en el campo de trabajo, bajo circunstancias muy exigentes, a los cuales se les dice estas son las reglas, ser expuestos meses o años después del hecho, para enfrentar procesos criminales”.

Los Papeles Federalistas desalientan a los presidentes de perdonarse a sí mismos. Fue el Presidente Gerald Ford el responsable por limpiar la ficha por delitos referentes a Watergate, de su antecesor, el Presidente Richard Nixon.


 

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