‘Aquí estamos’
Millones inundan las calles de EU en reclamo de una amplia reforma
migratoria
Eileen Truax Martes, 02 de mayo de 2006
Fueron miles, cientos de miles los que salieron otra vez a marchar en Los
Ángeles y otras ciudades del sur de California, atravesando las calles bordeadas
por centenares de negocios cerrados en apoyo al paro del 1 de mayo.
Cerca de 500 mil personas marcharon por la calle Broadway hasta el
Ayuntamiento de Los Ángeles, de acuerdo con cifras del Departamento de Policía
de Los Ángeles (LAPD), aunque los organizadores estiman la asistencia por encima
del millón de personas. Una segunda marcha partió del parque MacArthur en
dirección al cruce de Wilshire y La Brea; hasta las 5:00 de la tarde, la policía
estimaba la cifra en cerca de 100 mil personas, pero por la noche los
organizadores estimaron un número cercano a un millón.
Ciudades como Huntington Park, Long Beach, Santa Ana, Fullerton, Riverside,
San Diego, Oxnard, San Bernardino, Palm Springs, San Francisco y San José
también fueron testigos del ondear de las banderas y del coreo del unánime "¡Sí
se puede!" de quienes demandan una reforma migratoria justa e incluyente.
En Los Ángeles, el Departamento de Policía declaró una alerta táctica para
preservar la seguridad de los manifestantes; sin embargo, la jornada transcurrió
sin incidentes. William Bratton, jefe del LAPD, y el alcalde de la ciudad,
Antonio Villaraigosa, realizaron un recorrido en un helicóptero cerca del
mediodía para monitorear las manifestaciones, tras lo cual el alcalde enfatizó
la manifestación pacífica y ordenada de los participantes.
Por la mañana, en una conferencia de prensa en la Placita Olvera, convocada
por la Coalición 25 de Marzo y en la que participaron también integrantes de la
Coalición Somos América, el presidente de la Asamblea estatal, Fabián Núñez,
aseguró que "este es un día que demuestra la fuerza, la contribución económica y
social. Nosotros apoyamos cualquier decisión que hayan tomando las personas, si
fueron a trabajar o no".
Y así fue; mientras algunos hicieron los arreglos necesarios para no asistir
a su trabajo y para que sus hijos pudieran faltar a la escuela, y se dirigieron
a las marchas celebradas por la mañana, otros decidieron participar de la
jornada evitando comprar cualquier tipo de productos y sumándose a las
manifestaciones realizadas por la tarde.
PARO TOTAL
A lo largo de varias millas se podían ver calles completas con negocios
cerrados, muchos de ellos con letreros que explicaban el cierre en apoyo al
boicot. Ciudades como Huntington Park o Maywood se convirtieron prácticamente en
pueblos fantasma, con una que otra persona circulando por las calles.
Las principales autopistas mostraron una notoria baja en la circulación de
autos; trayectos que típicamente se realizan en 40 minutos, tomaron menos de 20
minutos a los sorprendidos habitantes del condado.
El Distrito de la Moda, conocido como "los callejones", del centro de Los
Ángeles, estuvieron con las cortinas metálicas abajo y sin actividad durante
todo el día; e incluso sobre la calle Broadway, ruta principal de la marcha
hacia el Ayuntamiento, más del 90% de los comercios permanecieron cerrados. En
el Puerto de Los Ángeles prácticamente todos los camioneros y transportistas
pararon actividades.
Giev Kashkoole, representante de la Unión de Campesinos de la Costa Central,
señaló que "usualmente hay 20 mil trabajadores del campo en los cultivos de
fresa, uva para vino y verduras. Hoy no hay ni un campesino. Todos acordaron que
no trabajarían ahora para apoyar la lucha por una legalización".
El economista en jefe de la Corporación de Desarrollo Económico del Condado
de Los Ángeles (LAEDC), Jack Kyser, opinó que el boicot económico
"definitivamente" impactó la economía del sur de California, aunque dijo que
habrá que ver en qué medida los negocios podrán rehacer sus pérdidas al
reanudarse hoy las actividades normales.
"Este es el principio de un movimiento que continuará trabajando y se
mantendrá fuerte en su mensaje de apoyar a tantas personas que viven en las
sombras", señaló Mike García, de la Coalición Somos América. "Es tiempo de que
estas personas que viven en las sombras de forma humilde salgan de la
oscuridad".
Por lo que respecta a las escuelas, 1 de cada 4 estudiantes de Los Ángeles
entre los grados 6 y 12 decidió no acudir ayer a sus clases para apoyar las
marchas que se realizaron por la mañana, pese a que en días pasados múltiples
sectores se pronunciaron por la permanencia de los estudiantes en las escuelas.
"Nuestra voz se escucha en todos los rincones del país", comentó Angélica
Salas, directora de la Coalición de Los Ángeles para los Derechos de los
Inmigrantes (CHIRLA). "Este es un día de orgullo, es un gran día en el que el
mensaje de unidad se está escuchando y en el que los inmigrantes han expresado
sus voces, ya sea no asistiendo al trabajo o yendo a las marchas después del
trabajo".
‘¡SÍ SE PUEDE!’
El ambiente festivo inundó nuevamente, al igual que el 25 de marzo pasado, la
calle Broadway. Mariachis, música andina y danzas aztecas se mezclaban al paso
de los manifestantes que portaban camisetas blancas y banderas en dirección al
Ayuntamiento. Predominaba la bandera estadounidense, aunque aquí y allá
aparecieron las de tantos países como orígenes de migrantes hay en la ciudad.
Cerca de las 3:00 de la tarde, un improvisado contingente decidió iniciar su
propia marcha para dirigirse a la concentración del parque MacArthur de Los
Ángeles. Regresando por la calle Broadway, el grupo de varios cientos de
personas ocupó la calle séptima y enfiló hacia el oeste de la ciudad, hasta el
lugar de la cita, de donde partió la segunda marcha hacia el cruce de las
avenidas Wilshire y La Brea. Por la noche, algunos otros grupos regresaron a la
Placita Olvera para continuar la manifestación.
En Huntington Park, los representantes de siete ciudades del sureste de Los
Ángeles se dieron cita para unir su voz a las demandas de otros puntos del
condado. Con el apoyo de los concejos locales, Maywood, Huntington Park, Bell,
Bell Gardens, Cudahy, South Gate y Lynwood unieron sus esfuerzos e integraron un
contingente común.
Marchando sobre la avenida Atlantic hacia el sur, un grupo de habitantes de
Maywood y Huntington Park salió desde la iglesia de Santa Rosa de Lima. Sobre la
misma avenida, pero en dirección opuesta, residentes de las otras cinco ciudades
marchaban hacia el norte. En la avenida Florence ambos contingentes se
encontraron y marcharon en dirección al parque Salt Lake.
En el Inland Empire, miles de residentes se manifestaron en varias ciudades
de los condados de Riverside y San Bernardino. Cerca de cinco mil personas,
entre ellos estudiantes que no asistieron a las escuelas, se congregaron en las
instalaciones del ayuntamiento de Riverside, donde Armando Navarro, coordinador
de la Alianza Nacional para Derechos Humanos, exhortó a la comunidad a "no
detenerse" en su lucha por conseguir la amnistía general.
Otros seis mil residentes se dieron cita para orar en las puertas del
ayuntamiento de San Bernardino, mientras que miles de estudiantes universitarios
levantaron sus voces en los planteles educativos de la Universidad del Estado de
California Pomona (CPP) y los Colegios de Claremont, exigiendo respeto a los
derechos humanos y legalización general.
En Sacramento, miles de inmigrantes del norte del California inundaron los
alrededores del Capitolio, dando la imagen de un enorme mar humano cuyo
horizonte era difícil de alcanzar. Adentro del Capitolio estatal, los
republicanos llevaban a cabo una conferencia de prensa para criticar a los
senadores y asambleístas demócratas que no asistieron a laborar por apoyar el
paro económico.
En San Francisco, estudiantes de diferentes instituciones en la Bahía también
realizaron protestas en favor de los inmigrantes indocumentados. De acuerdo con
las estimaciones de los organizadores, entre 1,500 y dos mil personas marcharon
al mediodía por las calles Telegraph y Shattuck, para concluir en la avenida
Universidad de Berkeley. Algunos de los manifestantes se unieron más tarde a la
gran marcha de San Francisco.
*Con información de los reporteros Yurina Rico, Rubén Moreno, Araceli
Martínez-Ortega, Alejandro Cano y Róger Lindo.
Nota de La Opinión
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