worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

¡NO MAS!
¡Ningún ser humano es ilegal!

EL Mundo no Puede Esperar exhorta a cada persona a protestar contra las leyes racistas como Arizona SB1070, a desacatarlas y a DESOBEDECERLAS



"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


FIRME ESTE LLAMADO. DONE PARA SU PUBLICACIÓN INTERNACIONAL. WORLDCANTWAIT.NET

ÚNETE CON: John Cusack • Wallace Shawn • Junot Diaz • Noam Chomsky • Daniel Ellsberg Eve Ensler Dave Eggers • Glenn Greenwald • Paul Haggis • Bianca Jagger • Ariel Dorfman Erica Jong • Michael Moore • Ron Kovic • Moby • Tom Morello • Mark Ruffalo • James Schamus Carl Dix • Oliver Stone • Cindy Sheehan • Cornel West con los abogados de los prisioneros en Guantánamo y muchos otros

Firmar esta declarción

La deportación es un calvario sin final para indocumentados mexicanos
Por  Julie Watson (x)

Segunda Parte

Unos 700 mexicanos son deportados diariamente desde los Estados Unidos (de América), muchos de ellos por el paso de frontera entre San Diego y Tijuana.

La mayoría regresa con las manos vacías y la vestimenta que lleva puesta.

Reporteros de AP que pasaron una semana narran el drama de estos deportados.

Jueves por la mañana

Néstor Ortiz lucha con las muletas mientras trata de incorporarse a la fila frente a la puerta a las 11:30 de la mañana, para ser devuelto a México por tercera vez en 10 días.

Ortiz trabajó como carpintero en Estados Unidos 10 años, hasta que un policía lo detuvo y comprobó que no tenía licencia de conducir. No la había sacado porque era indocumentado. La vida que había creado súbitamente se desmoronó.

Desesperado por reunirse con su familia, le pagó tres mil dólares (estadounidenses) a un coyote (cruzador de frontera para ilegales) para que lo hiciese cruzar a pie el desierto de Arizona la primera vez que ingresó ilegalmente a Estados Unidos. La vez siguiente, hizo el cruce en un auto conducido por un residente de Estados Unidos. En otra ocasión escaló un muro de metal corrugado de casi 20 pies que separa Tijuana de San Ysidro y saltó desde esa altura, partiéndose en varios sectores una pierna.

Hace gestos de dolor al moverse. Los funcionarios mexicanos lo ayudan.

Todavía luce la cinta que le pusieron en el brazo en el Scripps Mercy Hospital de San Diego, donde se despertó esta mañana, tres días después de que los médicos le colocaron una placa de metal que va desde la cadera hasta el tobillo.

"¿Qué puedo hacer? No tengo a nadie aquí", dice Ortiz, quien tiene 39 años.

Una ambulancia lo lleva al Instituto Nacional de Migración. Un paramédico le dice que si no controla la hinchazón, puede perder el pie. "No te debieron haber deportado tan pronto después de la operación", dice el paramédico.

Ortiz, quien está separado de su esposa, llama por teléfono a sus dos hijos en California desde el refugio del Ejército de Salvación.

"Ya no voy a regresar. No puedo caminar. Tengo los dos pies mal", le explica a Juan, un hijo de 17 años.

Le pide que considere la posibilidad de irse con él a Tlalnepantla, el sitio donde nació, en las afueras de la Ciudad de México.

La conversación se pone tensa. Juan vive en Estados Unidos desde que tiene 7 años y no quiere dejar a sus amigos.

"No puedes estar solo allá", le dice el padre. "Terminas high school (la escuela secundaria) y después puedes venir a vivir aquí. Por lo menos aquí tienes tus abuelos, tus primos. ¿Allá qué tienes?".

Ortiz respira hondo y trata de disimular su dolor.

Le dice a su otro hijo, Néstor, de 23 años, que suspenda su asociación a un gimnasio, ponga su Chevrolet Suburban bajo su nombre y se lleve a Juan a vivir con él.

"Pórtate bien hijo. Sigue trabajando, cuídate y échale ganas", afirma.
A las 9:30 de la noche del jueves, llegan a la puerta seis mujeres y una niña de 7 años. Las agrupaciones que velan por los derechos de los indocumentados le han pedido a Estados Unidos que no deporte mujeres y niños de noche, en vista de la violencia que impera del lado mexicano de la frontera.

Dominga Bejar, de 37 años y a quien se le encontró un pasaporte falso, cruza iluminada por reflectores. No está muy convencida de tomar un taxi sola.

"Es muy peligroso aquí. Me da mucho miedo de salir afuera", comenta.

Blanca Villaseñor, quien dirige un refugio, dice que con frecuencia los estadounidenses deportan mujeres después de las nueve de la noche.

"Las deportan a cualquier hora, a las 10, a medianoche, y en algunos casos terminan en la calle o duermen en las oficinas de Migración", señala.

Julius Alatorre, empleado del puesto de control fronterizo de San Diego, dice que "hacemos lo posible por no deportar mujeres o juveniles cuando oscurece", pero que a veces las mujeres quieren regresar de inmediato.

Bejar relata que no ve a su hijo de 15 años ni a su hija de 11, ambos nacidos en Estados Unidos, desde que los dejó con su esposo en Montclair, California, en enero, para asistir al entierro de su padre en Colima. Ahora quiere regresar a Montclair, donde vivió 16 años.

"Voy a pasar. No sé cómo, pero voy a regresar", aseguró.

Un voluntario de la Casa de Migrantes le ofrece a ella y varias otras personas llevarlos al refugio de Tijuana.

Viernes por la mañana

Edgar, un michoacano de 10 años, se detiene en la puerta y mira a su alrededor con sus ojazos marrones, llenos de pánico. Lleva consigo una revista de historietas que le dio un empleado consular y trata de contener las lágrimas. Quiere saber dónde está su madre.

No la ve desde que lo dejó el día previo en la casa de una coyote en Tijuana. Durante la noche practicó cómo dar un nombre falso y responder a otras preguntas en inglés.

Se pusieron en la cola del puesto fronterizo a las ocho de la mañana. La coyote le dijo a los empleados de inmigración estadounidenses que era su madre y lo llevaba a la escuela de San Ysidro. Mostró una visa verdadera, con la foto de Édgar.

Edgar dio bien su nombre falso, Manuel Flores. Pero cuando le preguntaron el nombre de su maestra y el de su abuela, no supo qué decir. Los hicieron a un costado y los detuvieron.

María Guadalupe Ríos, coordinadora del Servicio de Protección del Menor de Baja California, dice que los padres no se animan a regresar a México a visitar a sus hijos y que en cambio los hacen ir a vivir con ellos a Estados Unidos, sin papeles.

Si un menor es devuelto a México varias veces, el Servicio de Protección del Menor se hace cargo de él temporalmente y habla con su familia.

"Es una experiencia humillante", dice Ríos. "Hay una parte noble por parte de las familias, lo que quieren es unirse. Pero los están exponiendo a una situación de peligro".

Edgar cuenta que sus hermanas menores lograron cruzar y están con su padre en California. Su madre espera que él cruce para irse ella también. Pero tiene miedo de volver a intentarlo.

"Quiero irme con mi mamá" a Michoacán, afirma.

Detrás suyo, se cierra la puerta una vez más, poniendo fin a un capítulo en las vidas de un grupo de deportados, mientras se espera el siguiente.
 

(x) Editada por la agencia The Asociated Press (A) y reproducido por el diario "La Opinión", de Los Angeles, California, Estados Unidos de América.

 

Publicado el ( Lunes, 08 de Septiembre de 2008 )

 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net