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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

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Revolución #92, 17 de junio de 2007

El proyecto de ley de inmigración:

El choque en la cúpula del poder… y los auténticos intereses del pueblo

El 7 de junio, el proyecto de ley de inmigración del Senado tropezó con un gran obstáculo y es posible que esté muerto. Sus partidarios no lograron terminar el debate y el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, lo retiró. No está del todo claro lo que va a pasar.

Un grupo de "sabios" de la clase dominante (varios senadores demócratas y republicanos, y el presidente Bush) trazó el proyecto de ley, y los medios lo pintaron como un "gran acuerdo mutuo" que "equilibra" un "control fronterizo más estricto" y un "camino a la ciudadanía" para los indocumentados. Pero esa es una tergiversación.

Esto no es un choque de fuerzas antimigrantes contra fuerzas "moderadas", "pragmáticas" y "pro migrantes". Los elementos esenciales del plan del Senado son: (1) una escalada grande de la militarización de la frontera y de los campos de detención; (2) un programa de "trabajadores huéspedes" que los trata como esclavos; (3) un plan de "legalización" que ordena a los indocumentados inscribirse a cambio de un permiso de trabajo de prueba, con la posibilidad de obtener la residencia permanente tras muchos años y cumplir muchas condiciones; y (4) grandes cambios del sistema de entrada de familiares de ciudadanos y residentes permanentes que dividirán familias. Antes de que Reid lo retirara, varios senadores le agregaron enmiendas más represivas… como entregar las solicitudes de visas rechazadas a las dependencias policiales para que deporten inmediatamente a los que no cumplen los requisitos.

El proyecto de ley no representa nada bueno para los migrantes. (El artículo "El proyecto de ley de inmigración: Un programa de más represión y esclavitud legalizada" de Travis Morales, en el #90 y en revcom.us, tiene más información sobre el proyecto de ley).

Los partidarios del proyecto de ley esperaban un voto a favor rápido y sin mucho debate, pero tropezaron con mucha oposición de fuerzas del Partido Republicano y de candidatos presidenciales republicanos como John McCain, que dijeron que no es lo suficientemente duro con los "extranjeros ilegales" y en materia de "seguridad fronteriza".

El afán de votar a la carrera sobre el proyecto de ley (tras prepararlo entre bastidores) se debe a las urgentes necesidades que impelen a la clase dominante capitalista-imperialista a cambiar drásticamente la situación con respecto a la inmigración. El estancamiento del plan muestra las divisiones internas de la clase dominante sobre cómo defender los intereses de su sistema. Nada de esto concuerda con los intereses del pueblo.

El "problema de la inmigración" de los capitalistas

En el Senado, ambos lados del debate coinciden en que el sistema de inmigración "no funciona". Pero NO por la intolerable situación de mucha gente de los países dominados y arruinados por Estados Unidos y los demás imperialistas, que tiene que cruzar fronteras para subsistir… NO por los centenares de migrantes que mueren cada año porque tienen que cruzar la frontera en zonas remotas desérticas y montañosas por los muros, tropas y equipo militar… NO por el infierno que viven millones de indocumentados en Estados Unidos, que tienen que trabajar como esclavos en trabajos peligrosos por un salario de miseria y con el constante terror de las redadas de la Migra, que los agarra y los separa de familiares y amigos.

Lo que quiere decir la clase dominante cuando dice que el sistema de inmigración "no funciona" es que la situación actual representa un peligro para las metas estratégicas de su imperio (por todo el mundo y aquí) y su control y explotación de la mano de obra migrante.

Es cierto que la situación ilegal y la represión de los indocumentados le ha dado a la clase dominante enorme poder para superexplotar a ese sector del proletariado. Los migrantes son la columna vertebral de varias industrias, como la carne y la construcción, y son esenciales en la agricultura, los servicios y otras partes de la economía.

Además, le echan la culpa a los indocumentados por las inseguridades y problemas que este sistema le ha causado a la mayoría de la población. Los medios reaccionarios bombardean a los nacidos aquí (proletarios y de la clase media) con el mensaje de que los "ilegales" causan los bajos salarios, los problemas de las escuelas, los recortes de servicios sociales, y más. Es un juego asqueroso cuya meta es impedir que se unan contra el opresor común… y que hay que desenmascarar y combatir.

Pero la presencia de 12 a 20 millones de indocumentados ha entrado en conflicto con otros intereses estratégicos de los imperialistas. Primero, para la clase dominante es un gran problema que haya millones de personas en su "patria" expertas en vivir "fuera de la ley" y esquivar a las autoridades. En esta categoría también figuran los que ayudan a los migrantes: los médicos y enfermeros que los tratan sin pedir identificación, las iglesias que dan santuario a los amenazados con deportación, y más. Esto entra en conflicto directo con el programa represivo, que está concentrado en la Ley Patriota, las intervenciones telefónicas y la destrucción de los derechos básicos.

Segundo, la presencia de una población migrante grande y en crecimiento lleva una diversidad de experiencias políticas y culturales a la sociedad estadounidense. Los intereses estratégicos del proletariado radican en romper las divisiones nacionales de las masas, y desde ese punto de vista la creciente diversidad es sumamente positiva. Pero para la clase dominante, hay que fundir la cultura y política de este país con una base de chovinismo blanco estadounidense, especialmente en un período cuando está llevando a cabo guerras y agresiones por todo el mundo. Para ellos, la llegada de tantos migrantes sacude la uniformidad y "cohesión" de la cultura y política estadounidense. Por eso demonizan a los migrantes, fomentan hostilidad hacia ellos y proponen medidas sumamente represivas.

Tercero, hay la situación en México. El año pasado México pasó por una gran crisis de legitimidad en torno a las elecciones, y la sociedad mexicana sigue muy volátil y polarizada. Los imperialistas yanquis temen que la situación se zafe del control… y hasta que fuerzas que se oponen al imperialismo (quizás fuerzas auténticamente revolucionarias) tomen el poder. Temen la posibilidad del caos social y del contagio político en ambos lados de la frontera en caso de que haya una situación revolucionaria, y quieren impedirlos. En parte eso explica la militarización de la frontera.

Por otro lado, necesitan apretar las clavijas en la frontera pero también que "marche sobre ruedas": la militarización de la frontera y la represión de los migrantes causan problemas en el Suroeste y amenazan con hacer trizas la economía y el pueblo de ambos lados de la frontera, que tienen fuertes vínculos. Los capitalistas de los sectores económicos más dependientes de la mano de obra migrante temen que el programa de "trabajadores huéspedes" sea muy restrictivo y perturbador, especialmente en vista de la enmienda que cortó la cantidad de trabajadores a la mitad, a 200,000.

A fin de cuentas, los capitalistas necesitan a los migrantes, para la rentabilidad de su economía y porque las divisas que mandan a los familiares contribuye a la estabilidad de México. Pero están tratando de tramar una manera de mantener a los migrantes bajo la bota, por un lado, y contener las contradicciones que esto ocasiona, por el otro. (El artículo "La 'crisis de la frontera' y la revolución: Dimensiones estratégicas" en el #48 tiene más análisis de esto).

La "solución" fascista y la necesidad de resistencia

Por el momento, el gobierno y las fuerzas armadas no están arrestando y deportando en masa a millones de indocumentados. Hasta los extremistas antimigrantes, como el representante Tom Tancredo, saben que eso podría causar enorme agitación social y hasta rebelión, en Estados Unidos y México.

Unas fuerzas de la clase dominante quieren crear los medios para "regular" a los migrantes, y eso es lo que representa el proyecto de ley del Senado. En realidad la "legalización" que proponen es una medida para atraer a millones de indocumentados a inscribirse a fin de de que el gobierno los identifique y les siga la pista. A los migrantes que el gobierno considera "indeseables" los podrá deportar enseguida y a los demás los mantendrá en una situación vulnerable donde los podrá explotar (tras pagar miles de dólares de "multas"). Básicamente estarán en libertad condicional, con antecedentes penales instantáneos (por cruzar la frontera "ilegalmente" y usar tarjetas de identificación falsas) y la amenaza constante de revocarles la visa si no obedecen las reglas del programa (que podría ser cometer algún delito, no tener un trabajo estable o no aprender inglés rápidamente). Además, el programa de "trabajadores huéspedes" creará una casta de trabajadores contratados que explotan varios años bajo un control estricto y luego devuelven a su país.

Todo esto ocurrirá en el contexto de más militarización de la frontera, con tropas, agentes, muros y equipo de alta tecnología, y de otras medidas como la expansión de los centros de detención para acomodar a 27,500 personas diarias.

Además, realizan ataques fascistas y siembran terror en los barrios de migrantes, con redadas, arrestos y la separación de familiares. (Ver, por ejemplo, "Chicago: Redada armada en el corazón del barrio mexicano", "San Diego: Redadas fascistas y paramilitares siembran terror en comunidades de migrantes", "Resistencia a las redadas de la Migra en San Rafael, California" y otros artículos de Revolución en revcom.us).

La represión ha provocado mucha indignación y protesta de los migrantes y los nacidos aquí. En la primavera, millones de personas concientizadas se echaron a la calle en muy poco tiempo en oposición a la ley Sensenbrenner, una medida fascista aprobada por la Cámara de Representantes que entre otras cosas proponía criminalizar a todos los indocumentados. Ante las redadas y arrestos de la primavera, centenares de miles de personas participaron en las protestas del 1º de Mayo por todo el país, como en Los Ángeles, donde los atacó salvajemente la policía.

La ofensiva contra los migrantes plantea una pregunta: ¿en qué clase de sociedad vivimos, donde a los que no tienen documentos oficiales los cazan, los separan de sus hijos y los deportan? Ha surgido un movimiento religioso para dar santuario a los migrantes cuando el gobierno los ataca. Algunas ciudades y pueblos se han declarado santuarios. Hace poco la alcaldía de New Haven, Connecticut, anunció una medida "pro migrante" que les dará tarjetas de identificación municipales a todos los que las pidan. (Dos días después, la Migra se vengó: llevó a cabo redadas en un barrio latino y arrestó a 31 personas). Todo esto señala el potencial de una mayor resistencia que crece y se difunde rápidamente, y que podría tener un enorme impacto en Estados Unidos, México y otros países.

En pocas palabras, los imperialistas tienen grandes contradicciones y les podría salir el tiro por la culata. Pero se ven obligados a transformar la situación actual y eso está provocando fuertes divisiones.

Por su cuenta, la actual trayectoria no llevará a nada bueno para los migrantes y las masas en general. La situación ya es intolerable para millones, y las redadas de lugares de trabajo y barrios han sembrado terror. La creciente represión fascista es parte de los esfuerzos de la clase dominante de mantener a todos bajo la bota y callar una situación política volátil, incluso si Bush y el Congreso no logran llegar a un acuerdo mutuo en este momento. Unas fuerzas reaccionarias quieren plasmar en realidad una situación de pesadilla: eliminar a todos los “ilegales” con tácticas de terror y una frontera militarizada. Cualquier "solución" o "acuerdo mutuo" de los representantes políticos del sistema capitalista-imperialista solo llevará a más horrores.

Todo esto destaca lo urgente que es que los migrantes y sus partidarios opongan resistencia a esta ofensiva fascista. La demonización de los migrantes y los ataques son parte de una dinámica reaccionaria que en la historia ha llevado a los campos de exterminio. Pero la situación no es estática ni unilateral. Cuando la cúpula se ve impelida por necesidades urgentes a solucionar un problema grande, pero tiene fuertes divisiones sobre cómo hacerlo, esas divisiones y luchas pueden crear fisuras por entre las cuales se desborden la protesta y la resistencia populares, y cambiar toda la ecuación política.

Alcanzamos ver ese potencial después del ataque de la policía de Los Ángeles contra la marcha del 1º de Mayo. Las imágenes de las balas de caucho y las golpizas a los periodistas y demás provocaron amplia indignación. Ante esa brutalidad, un núcleo resuelto de personas defendió las justas demandas de los migrantes, movilizó a nuevos aliados y puso a la alcaldía a la defensiva política. Eso demuestra el potencial de forjar unidad más allá de las comunidades de migrantes y basarnos en nuestros propios esfuerzos para combatir y derrotar los ataques contra los migrantes y toda la ofensiva fascista.


 

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