El desafuero de George W. Bush
Me sigue pareciendo increíble que no se haya tomado acción para realizar un
proceso de desafuero contra el presidente George W. Bush.
Los padres de la patria incluyeron el desafuero en la constitución,
específicamente para proteger a nuestra democracia de un presidente que con
alevosía abuse del poder de su posición. Con un rey recientemente derrocado, a
los padres de la patria les preocupaba que un presidente pudiera “subvertir la
constitución”, a pesar de todas las herramientas de balance que habían
implantado. Para eso le dieron al Congreso el poder de desafuero como un arma de
último recurso.
El proceso de desafuero contra el presidente Richard Nixon en 1974, conducido
de una manera justa y bipartita, impuso un estándar claro. Un presidente no
puede imponerse sobre la ley. Esto se debe una serie de razones, la más
importante a que la propia constitución requiere que el presidente “se encargue”
que las leyes se “ejecuten debidamente”. En otras palabras, un presidente tiene
que implantar, no violar las leyes.
Sin embargo, el presidente Bush ha violado las leyes de la nación una y otra
vez. Por ejemplo, el Acta de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de 1978 —FISA
por sus siglas en inglés, requiere que un presidente obtenga permiso de un
juzgado especial para realizar intervenciones de líneas telefónicas. A pesar de
esto, por años Bush a propósito se rehusó solicitar ese permiso. Lo hizo
alegando que como comandante en jefe, la ley no podía limitar sus acciones.
Lo que le importaba a Bush era el principio de que él pudiera comportarse sin
tener que rendirle cuentas a ningún otro ramo del gobierno. Irónicamente una de
las razones clave de la ley FISA fue la intercepción ilícita de Nixon de los
teléfonos de periodistas y de miembros del equipo de la Casa Blanca. Esta fue
una de las razones por las que la Comisión Judicial de la Cámara Baja votó por
el desafuero de Nixon.
Además del precedente del lenguaje de la constitución y del desafuero de
Nixon, también hay un caso de la Suprema Corte de Justicia que trata
directamente con este tema. Durante la Guerra de Corea, el presidente Harry
Truman, aludiendo derecho como comandante en jefe, quiso utilizar a las fuerzas
armadas para que se tomaran las fábricas metalúrgicas que estaban a punto de ir
a la huelga; pero el Tribunal Supremo de Justicia le negó el permiso. El
presidente no estaba por encima de la ley.
Asimismo, Bush también ha hecho caso omiso del trato que se le da a los
detenidos. Al negarle a los detenidos las protecciones de la Convención de
Ginebra y al autorizar el cruel maltrato y tortura de los detenidos y
prisioneros, el presidente violó leyes estadounidenses y tratados
internacionales.
Bush también se ha exentado él mismo de tener que obedecer más de 700 leyes
que él mismo firmó y puso en efecto en las llamadas “declaraciones firmadas”
emitidas al momento de su firma.
Los argumentos que dicen que el desafuero es una distracción y que divide al
país, son unos equivocados. Durante Watergate, la Comisión Judicial trabajó en
el proceso de desafuero de Nixon mientras que el resto del Congreso siguió
adelante con su rutina.
Otro argumento es que el Congreso no cuenta con los votos suficientes para
realizarlo ahora. Esto, probablemente sea cierto, pero no debe ser un
impedimento. Antes de comenzar el proceso contra Nixon, no se realizó ningún
conteo de votos.
Dejar de procesar al presidente Bush le causará un serio daño a nuestra
democracia. Otros presidentes podrán negarse a obedecer nuestras leyes,
unilateralmente conducir a la nació a guerra y de una forma u otra menoscabar la
constitución. Lo que está en juego es la sobrevivencia de nuestro sistema
constitucional —y las libertades que protege.
(Elizabeth Holtzman sirvió en la Comisión Judicial de la Cámara Baja durante
el proceso de desafuero contra Nixon.)
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