Revolución #47, 21
de Mayo 2006
El Gran hermano y las compañías telefónicas
El gobierno de Bush espía a millones
El 11 de mayo USA Today sacó en primera plana que el gobierno de
Bush ha estado espiando a la ciudadanía. Informó que la Agencia de Seguridad
Nacional (National Security Agency, NSA) ha recibido información sobre todas las
llamadas nacionales de tres de las principales compañías de telecomunicaciones
del país: Verizon, AT&T y BellSouth. (La cuarta compañía, Qwest, no quiso
entregarle la información).
Unos 200 millones de usuarios. Miles de millones de llamadas. Todo en las
manos de una poderosa agencia de espionaje controlada por un presidente y un
gobierno que están desmantelando derechos fundamentales a una velocidad
vertiginosa.
Una fuente no identificada de USA Today describió así este programa
de la NSA: “Es la mayor base de datos que se ha recabado en el mundo. Para los
clientes de esas compañías, implica que el gobierno tiene registros detallados
de todas las llamadas que han hecho, cerca o al otro extremo del país, a
familiares, compañeros de trabajo, contactos de negocios y otros”.
Dicen que el programa de espionaje “mina datos” de números telefónicos, pero
que no interviene las llamadas ni registra el nombre del cliente, su dirección
ni otros datos. Sin embargo, la NSA puede obtener esa información de otras bases
de datos.
Bruce Schneier, experto en tecnología de seguridad y autor de Applied
Cryptography (que la revista Economist llamó “un gurú de la
seguridad”), le dijo a la revista Wired en marzo de 2005: “Minar datos
es útil para rastrear fraude de tarjetas de crédito, pero no para descubrir
complots ‘terroristas’”. Cuando Revolución le preguntó para qué sirve
el minado de datos que está haciendo la NSA, Schneier contestó: “Para un estado
policial”.
El escritor del Washington Post William Arkin señaló: “Los registros
de llamadas pasan por una red alucinante de software y de herramientas de minado
de datos para extraer información… Su magnitud, la cantidad de ‘transacciones’
que rastrean, hace preguntarse si no están estableciendo lentamente un sistema
omnipresente de espionaje nacional, que en unos pocos años podrá revelar las
interacciones de un individuo dado en tiempo casi real”.
En realidad, esto se está haciendo muy rápidamente y no tenemos “unos pocos
años”. Es el Gran hermano en marcha, hoy.
Las mentiras de Bush, Gonzales y Hayden
Este nuevo exposé de espionaje nacional pone de manifiesto la velocidad y la
intensidad de la ola de represión y espionaje que ha desatado el gobierno de
Bush dentro del país. Pone de manifiesto más mentiras de Bush y
más declaraciones de que tiene poderes presidenciales sin límite.
En diciembre del año pasado, el New York Times dio a conocer (tras
saberlo por muchos meses) que la NSA estaba interviniendo conversaciones
telefónicas, bajo órdenes de Bush, sin autorización del tribunal de FISA
(Foreign Intelligence Surveillance Act—Ley de Vigilancia de Inteligencia
Extranjera), como dicta la ley. FISA se estableció en 1978 con el fin de
supervisar el espionaje nacional y ha aprobado prácticamente todas las
solicitudes de intervención de comunicaciones que le ha mandado la rama
ejecutiva. Pero el gobierno de Bush no quería que nada le atara las manos para
espiar a quien quisiera y cuando quisiera.
Bush, Alberto Gonzales (el secretario de Justicia) y Michael Hayden (que era
director de la NSA y ahora ha sido nominado a dirigir la CIA) dijeron que solo
se han rastreado llamadas a otros países o de otros países y que todo era
perfectamente legal.
Gonzales le dijo a la prensa: “Andan diciendo que el gobierno está espiando
las llamadas de los ciudadanos a sus vecinos. Es muy, muy importante entender
que un lado de la comunicación tiene que estar fuera de Estados Unidos”.
Cuando le preguntaron si la NSA estaba haciendo espionaje dentro del país,
Hayden contestó: “La NSA es una agencia de inteligencia exterior… de lo que
estamos hablando hoy es de inteligencia exterior”. Añadió que si consideraran
necesario monitorear comunicaciones nacionales, “le pediríamos autorización al
tribunal de FISA”.
Por su parte, Bush le dijo a los medios en diciembre: “Yo autoricé a la NSA a
intervenir las comunicaciones internacionales de individuos que tienen lazos
conocidos con Al Qaeda y organizaciones terroristas relacionadas. Mejor dicho,
si Al Qaeda o sus socios están haciendo llamadas telefónicas a Estados Unidos o
desde aquí, queremos saber lo que dicen”.
Como vemos hoy, todas esas declaraciones eran mentiras deliberadas. Cuando
Bush, Gonzales y Hayden decían esas palabras, la NSA recababa registros de
llamadas nacionales de docenas de millones de personas y los “minaba” sin pedir
autorización a los tribunales.
En diciembre del año pasado se entrevió la existencia y la magnitud del
programa de espionaje de llamadas nacionales de la NSA, cuando un artículo del
LA Times (25 de diciembre de 2005) informó que desde el 11 de
septiembre del 2001, “NSA tiene acceso directo a la base de datos” de AT&T,
cuyo nombre en clave es Daytona, “que mantiene una lista de todos los números de
teléfono (de ambos lados de una conversación) y de la duración de las llamadas
no celulares”.
En enero, la Electronic Frontier Foundation entabló una demanda federal
contra AT&T porque “AT&T Inc. le ha dado a la NSA acceso directo a los
registros de más de 300 millones de llamadas nacionales e internacionales y a
las enormes cantidades de tráfico de internet que maneja cada día laboral”. (AP,
11 de mayo de 2006)
En abril, en una audiencia del Comité Judicial de la Cámara, Gonzales
contradijo sus propias afirmaciones de que solo estaban monitoreando las
llamadas internacionales. El New York Times informó: “El secretario de
Justicia Gonzales indicó… por primera vez que el presidente podría tener
autoridad legal para ordenar, sin orden judicial, la intervención de
comunicaciones entre americanos que ocurren exclusivamente dentro de Estados
Unidos. ‘No lo voy a descartar’, contestó Gonzales cuando le preguntaron sobre
esa posibilidad...”.
Ahora, un mes después, todo el mundo sabe del vasto programa del gobierno de
Bush para rastrear “comunicaciones entre americanos que ocurren exclusivamente
dentro de Estados Unidos”.
Atacan a los críticos
Después de las revelaciones de USA Today, Bush salió por TV a
repetir (sin mencionar directamente el programa de espionaje interno) que todo
el espionaje que ha ordenado ha sido perfectamente legal y que ha apuntado
estrictamente contra “terroristas y sus socios” con el propósito de prevenir
“otro ataque”. Declaró que “la privacidad de los americanos comunes y corrientes
se protege celosamente en todas nuestras actividades”, como si alguien fuera a
creer que darle a la NSA montañas de registros telefónicos es respetar la
“privacidad”.
Unos paniaguados de Bush dijeron que el espionaje de la NSA no es
estrictamente ilegal porque no se están grabando las conversaciones, porque la
cuarta enmienda de la Constitución no protege los registros de negocios, etc.,
etc. Pero el profesor de la facultad de Derecho de la Universidad Georgetown
David Cole le dijo a USA Today: “Este podría ser otro ejemplo de que el
gobierno de Bush decidió en secreto pasar por encima de los tribunales y
contravenir la ley federal”
La principal respuesta de Bush y sus allegados ha sido criticar agresivamente
a los críticos, tildarlos de traidores y decir que le están haciendo el juego a
los “terroristas” por dudar del presidente. En diciembre, cuando el New York
Times dio a conocer que la NSA estaba interviniendo conversaciones
telefónicas, el gobierno ordenó investigaciones de dicho periódico. Ahora,
cuando Bush salió por TV tras la publicación del articulo de USA Today,
advirtió: “Cada vez que se divulga inteligencia secreta, perjudica nuestra
capacidad de derrotar a este enemigo”.
Otros republicanos repitieron lo mismo. “Cada vez que se filtra información
clasificada como esta, perdemos protección”, dijo el senador Kit Bond en el
programa de noticias Lehrer News Hour. Trent Lott dijo: “¿Qué le preocupa al
público? ¿Cuál es el problema? ¿Están haciendo algo malo?”.
Esto equivale a decir que como presidente y “comandante en jefe”, Bush tiene
el poder de hacer lo que le dé la regalada gana y de pasar por alto las leyes y
los tribunales. Es la misma “teoría” del “ejecutivo unitario” con que Bush y sus
allegados han justificado la tortura y otros crímenes que están cometiendo
contra los pueblos del mundo.
La lógica de Bush y la conducta de su gobierno están desmantelando derechos
fundamentales, que supuestamente ampara la sociedad burguesa, e imponiendo
nuevas normas jurídicas fascistas. Espiar las llamadas y los emails de docenas
de millones de personas pisotea conceptos jurídicos como no investigar a una
persona si no hay un motivo fundado. Por nuestra parte, esperar a que “pase la
marea”, con la esperanza de que “la situación pendule por su cuenta”, en vez de
oponernos con fuerza, es aceptar un futuro muy sombrío en que todo mundo puede
ser “sospechoso” y en que todo el que cuestione al gobierno instantáneamente es
un “traidor”.
La oposición leal… y la necesidad de una resistencia real
Los demócratas y unos cuantos republicanos han dicho que la intervención de
comunicaciones sin orden judicial y las nuevas revelaciones de rastreo de
llamadas dentro del país son inquietantes. Una de sus quejas es que no les
informan, pero no han hecho casi nada para parar a Bush. La demócrata Nancy
Pelosi se reunió con Hayden cuando era director de la NSA en el 2001 y escribió
“una carta de preocupación” sobre los programas de intervención de llamadas.
Punto. Los programas siguieron.
Después de las últimas revelaciones de USA Today, la senadora
demócrata Diane Feinstein, quien ha apoyado a Hayden para el puesto de director
de la CIA, dijo que este nuevo escándalo podría llevar a una “confrontación
constitucional seria”. Otros demócratas y unos republicanos están pidiendo
investigaciones.
Pero por fuerte que a veces sea la lucha dentro de la estructura de poder, no
rebasa límites muy definidos. Para empezar, agencias como la NSA existen para
espiar a los rivales extranjeros de los imperialistas y a los movimientos
políticos del pueblo. Los críticos de Bush de la clase dominante limitan sus
objeciones a que Bush no siguió las reglas para espiar, pero NO les choca que
haya espiado a millones. Lo que les preocupa es que se adjudique el derecho de
violar las reglas que rigen el espionaje Y que podría espiar a sus rivales de la
clase dominante, lo que seguramente ha hecho.
Esto ilustra que la democracia burguesa realmente es una dictadura burguesa.
En medio de la guerra contra Irak, las amenazas nucleares contra Irán y la meta
general de reestructurar grandes partes del planeta, el gobierno de Bush
necesita apretar las clavijas dentro del país. Un aspecto de eso es desmantelar
ciertas garantías y derechos prometidos en “tiempos normales”.
Esto representa grandes peligros para el pueblo y especialmente para sus
organizaciones de resistencia. Pero también es cierto que muchos millones están
furiosos y preocupados por el curso que ha tomado el gobierno de Bush y por la
dirección de la sociedad en general. Todo esto tiene que traducirse en una gran
resistencia política y en acción histórica independiente. Esto es crucial desde
el punto de vista de parar este monstruo de guerra y represión, y también desde
el punto de vista de forjar un movimiento revolucionario y de repolarizar la
sociedad para la revolución. Movilizar a millones en la calle y por toda la
sociedad contra esta represión y asestarle golpes políticos al gobierno de Bush
abrirá nuevos horizontes de un mundo mejor y de cómo hacerlo realidad.
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