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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

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Revolución #47, 21 de Mayo 2006

El Gran hermano y las compañías telefónicas

El gobierno de Bush espía a millones

El 11 de mayo USA Today sacó en primera plana que el gobierno de Bush ha estado espiando a la ciudadanía. Informó que la Agencia de Seguridad Nacional (National Security Agency, NSA) ha recibido información sobre todas las llamadas nacionales de tres de las principales compañías de telecomunicaciones del país: Verizon, AT&T y BellSouth. (La cuarta compañía, Qwest, no quiso entregarle la información).

Unos 200 millones de usuarios. Miles de millones de llamadas. Todo en las manos de una poderosa agencia de espionaje controlada por un presidente y un gobierno que están desmantelando derechos fundamentales a una velocidad vertiginosa.

Una fuente no identificada de USA Today describió así este programa de la NSA: “Es la mayor base de datos que se ha recabado en el mundo. Para los clientes de esas compañías, implica que el gobierno tiene registros detallados de todas las llamadas que han hecho, cerca o al otro extremo del país, a familiares, compañeros de trabajo, contactos de negocios y otros”.

Dicen que el programa de espionaje “mina datos” de números telefónicos, pero que no interviene las llamadas ni registra el nombre del cliente, su dirección ni otros datos. Sin embargo, la NSA puede obtener esa información de otras bases de datos.

Bruce Schneier, experto en tecnología de seguridad y autor de Applied Cryptography (que la revista Economist llamó “un gurú de la seguridad”), le dijo a la revista Wired en marzo de 2005: “Minar datos es útil para rastrear fraude de tarjetas de crédito, pero no para descubrir complots ‘terroristas’”. Cuando Revolución le preguntó para qué sirve el minado de datos que está haciendo la NSA, Schneier contestó: “Para un estado policial”.

El escritor del Washington Post William Arkin señaló: “Los registros de llamadas pasan por una red alucinante de software y de herramientas de minado de datos para extraer información… Su magnitud, la cantidad de ‘transacciones’ que rastrean, hace preguntarse si no están estableciendo lentamente un sistema omnipresente de espionaje nacional, que en unos pocos años podrá revelar las interacciones de un individuo dado en tiempo casi real”.

En realidad, esto se está haciendo muy rápidamente y no tenemos “unos pocos años”. Es el Gran hermano en marcha, hoy.

Las mentiras de Bush, Gonzales y Hayden

Este nuevo exposé de espionaje nacional pone de manifiesto la velocidad y la intensidad de la ola de represión y espionaje que ha desatado el gobierno de Bush dentro del país. Pone de manifiesto más mentiras de Bush y más declaraciones de que tiene poderes presidenciales sin límite.

En diciembre del año pasado, el New York Times dio a conocer (tras saberlo por muchos meses) que la NSA estaba interviniendo conversaciones telefónicas, bajo órdenes de Bush, sin autorización del tribunal de FISA (Foreign Intelligence Surveillance Act—Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera), como dicta la ley. FISA se estableció en 1978 con el fin de supervisar el espionaje nacional y ha aprobado prácticamente todas las solicitudes de intervención de comunicaciones que le ha mandado la rama ejecutiva. Pero el gobierno de Bush no quería que nada le atara las manos para espiar a quien quisiera y cuando quisiera.

Bush, Alberto Gonzales (el secretario de Justicia) y Michael Hayden (que era director de la NSA y ahora ha sido nominado a dirigir la CIA) dijeron que solo se han rastreado llamadas a otros países o de otros países y que todo era perfectamente legal.

Gonzales le dijo a la prensa: “Andan diciendo que el gobierno está espiando las llamadas de los ciudadanos a sus vecinos. Es muy, muy importante entender que un lado de la comunicación tiene que estar fuera de Estados Unidos”.

Cuando le preguntaron si la NSA estaba haciendo espionaje dentro del país,

Hayden contestó: “La NSA es una agencia de inteligencia exterior… de lo que estamos hablando hoy es de inteligencia exterior”. Añadió que si consideraran necesario monitorear comunicaciones nacionales, “le pediríamos autorización al tribunal de FISA”.

Por su parte, Bush le dijo a los medios en diciembre: “Yo autoricé a la NSA a intervenir las comunicaciones internacionales de individuos que tienen lazos conocidos con Al Qaeda y organizaciones terroristas relacionadas. Mejor dicho, si Al Qaeda o sus socios están haciendo llamadas telefónicas a Estados Unidos o desde aquí, queremos saber lo que dicen”.

Como vemos hoy, todas esas declaraciones eran mentiras deliberadas. Cuando Bush, Gonzales y Hayden decían esas palabras, la NSA recababa registros de llamadas nacionales de docenas de millones de personas y los “minaba” sin pedir autorización a los tribunales.

En diciembre del año pasado se entrevió la existencia y la magnitud del programa de espionaje de llamadas nacionales de la NSA, cuando un artículo del LA Times (25 de diciembre de 2005) informó que desde el 11 de septiembre del 2001, “NSA tiene acceso directo a la base de datos” de AT&T, cuyo nombre en clave es Daytona, “que mantiene una lista de todos los números de teléfono (de ambos lados de una conversación) y de la duración de las llamadas no celulares”.

En enero, la Electronic Frontier Foundation entabló una demanda federal contra AT&T porque “AT&T Inc. le ha dado a la NSA acceso directo a los registros de más de 300 millones de llamadas nacionales e internacionales y a las enormes cantidades de tráfico de internet que maneja cada día laboral”. (AP, 11 de mayo de 2006)

En abril, en una audiencia del Comité Judicial de la Cámara, Gonzales contradijo sus propias afirmaciones de que solo estaban monitoreando las llamadas internacionales. El New York Times informó: “El secretario de Justicia Gonzales indicó… por primera vez que el presidente podría tener autoridad legal para ordenar, sin orden judicial, la intervención de comunicaciones entre americanos que ocurren exclusivamente dentro de Estados Unidos. ‘No lo voy a descartar’, contestó Gonzales cuando le preguntaron sobre esa posibilidad...”.

Ahora, un mes después, todo el mundo sabe del vasto programa del gobierno de Bush para rastrear “comunicaciones entre americanos que ocurren exclusivamente dentro de Estados Unidos”.

Atacan a los críticos

Después de las revelaciones de USA Today, Bush salió por TV a repetir (sin mencionar directamente el programa de espionaje interno) que todo el espionaje que ha ordenado ha sido perfectamente legal y que ha apuntado estrictamente contra “terroristas y sus socios” con el propósito de prevenir “otro ataque”. Declaró que “la privacidad de los americanos comunes y corrientes se protege celosamente en todas nuestras actividades”, como si alguien fuera a creer que darle a la NSA montañas de registros telefónicos es respetar la “privacidad”.

Unos paniaguados de Bush dijeron que el espionaje de la NSA no es estrictamente ilegal porque no se están grabando las conversaciones, porque la cuarta enmienda de la Constitución no protege los registros de negocios, etc., etc. Pero el profesor de la facultad de Derecho de la Universidad Georgetown David Cole le dijo a USA Today: “Este podría ser otro ejemplo de que el gobierno de Bush decidió en secreto pasar por encima de los tribunales y contravenir la ley federal”

La principal respuesta de Bush y sus allegados ha sido criticar agresivamente a los críticos, tildarlos de traidores y decir que le están haciendo el juego a los “terroristas” por dudar del presidente. En diciembre, cuando el New York Times dio a conocer que la NSA estaba interviniendo conversaciones telefónicas, el gobierno ordenó investigaciones de dicho periódico. Ahora, cuando Bush salió por TV tras la publicación del articulo de USA Today, advirtió: “Cada vez que se divulga inteligencia secreta, perjudica nuestra capacidad de derrotar a este enemigo”.

Otros republicanos repitieron lo mismo. “Cada vez que se filtra información clasificada como esta, perdemos protección”, dijo el senador Kit Bond en el programa de noticias Lehrer News Hour. Trent Lott dijo: “¿Qué le preocupa al público? ¿Cuál es el problema? ¿Están haciendo algo malo?”.

Esto equivale a decir que como presidente y “comandante en jefe”, Bush tiene el poder de hacer lo que le dé la regalada gana y de pasar por alto las leyes y los tribunales. Es la misma “teoría” del “ejecutivo unitario” con que Bush y sus allegados han justificado la tortura y otros crímenes que están cometiendo contra los pueblos del mundo.

La lógica de Bush y la conducta de su gobierno están desmantelando derechos fundamentales, que supuestamente ampara la sociedad burguesa, e imponiendo nuevas normas jurídicas fascistas. Espiar las llamadas y los emails de docenas de millones de personas pisotea conceptos jurídicos como no investigar a una persona si no hay un motivo fundado. Por nuestra parte, esperar a que “pase la marea”, con la esperanza de que “la situación pendule por su cuenta”, en vez de oponernos con fuerza, es aceptar un futuro muy sombrío en que todo mundo puede ser “sospechoso” y en que todo el que cuestione al gobierno instantáneamente es un “traidor”.

La oposición leal… y la necesidad de una resistencia real

Los demócratas y unos cuantos republicanos han dicho que la intervención de comunicaciones sin orden judicial y las nuevas revelaciones de rastreo de llamadas dentro del país son inquietantes. Una de sus quejas es que no les informan, pero no han hecho casi nada para parar a Bush. La demócrata Nancy Pelosi se reunió con Hayden cuando era director de la NSA en el 2001 y escribió “una carta de preocupación” sobre los programas de intervención de llamadas. Punto. Los programas siguieron.

Después de las últimas revelaciones de USA Today, la senadora demócrata Diane Feinstein, quien ha apoyado a Hayden para el puesto de director de la CIA, dijo que este nuevo escándalo podría llevar a una “confrontación constitucional seria”. Otros demócratas y unos republicanos están pidiendo investigaciones.

Pero por fuerte que a veces sea la lucha dentro de la estructura de poder, no rebasa límites muy definidos. Para empezar, agencias como la NSA existen para espiar a los rivales extranjeros de los imperialistas y a los movimientos políticos del pueblo. Los críticos de Bush de la clase dominante limitan sus objeciones a que Bush no siguió las reglas para espiar, pero NO les choca que haya espiado a millones. Lo que les preocupa es que se adjudique el derecho de violar las reglas que rigen el espionaje Y que podría espiar a sus rivales de la clase dominante, lo que seguramente ha hecho.

Esto ilustra que la democracia burguesa realmente es una dictadura burguesa. En medio de la guerra contra Irak, las amenazas nucleares contra Irán y la meta general de reestructurar grandes partes del planeta, el gobierno de Bush necesita apretar las clavijas dentro del país. Un aspecto de eso es desmantelar ciertas garantías y derechos prometidos en “tiempos normales”.

Esto representa grandes peligros para el pueblo y especialmente para sus organizaciones de resistencia. Pero también es cierto que muchos millones están furiosos y preocupados por el curso que ha tomado el gobierno de Bush y por la dirección de la sociedad en general. Todo esto tiene que traducirse en una gran resistencia política y en acción histórica independiente. Esto es crucial desde el punto de vista de parar este monstruo de guerra y represión, y también desde el punto de vista de forjar un movimiento revolucionario y de repolarizar la sociedad para la revolución. Movilizar a millones en la calle y por toda la sociedad contra esta represión y asestarle golpes políticos al gobierno de Bush abrirá nuevos horizontes de un mundo mejor y de cómo hacerlo realidad.


 

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