Frontera: Modelo para desarmar
Alberto Ampuero
Hace 14 años, cuando Estados Unidos empezó a incrementar la vigilancia en la
frontera, los flujos migratorios tuvieron que alejarse de las zonas urbanas
hacia áreas cada vez más peligrosas.
Desde entonces han muerto en la franja fronteriza más de cinco mil
inmigrantes mexicanos, según los datos oficiales. De acuerdo con las cifras de
diversas organizaciones, la cantidad es superior a 10 mil.
Las causas que se asientan en los certificados médicos son deshidratación,
congelamiento, golpe de calor, ahogamiento, asfixia y homicidio.
Esas son causas reconocidas, pero otras son las causas primeras,
estructurales, sostuvo el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
de México, José Luis Soberanes. "Por un lado, la incapacidad de los estados
nacionales para brindar oportunidades de desarrollo a sus habitantes". Por otro
lado, "una política migratoria basada en la contención, que contrasta con la
necesidad de mano de obra y en las amplias y reales expectativas que ofrece
Estados Unidos en materia de empleo".
Desde 2006, el gobierno de Washington ha informado que se desplomó el número
de detenciones en las zonas fronterizas.
Solamente hace unas semanas, el secretario de Seguridad Interna, Michael
Chertoff, repitió con triunfalismo que el número de personas que intentó entrar
sin documentos a Estados Unidos cayó vertiginosamente gracias al muro en la
frontera con México, "pues por primera vez en una década el flujo de inmigrantes
indocumentados cayó a 500 mil entre 2005 y 2008 en lugar de los 800 mil que
ingresaban."
El investigador de la Universidad de California en San Diego, Wayne
Cornelius, señaló que a Bush "le gustaría que creamos que es resultado de sus
políticas", pero explicó que la evidencia señala que son otras las razones de
este cambio en el número de detenciones, que tiene que ver con cambios en las
formas de migración y las condiciones económicas.
Cornelius dice que el principal factor para elevar o reducir los flujos
migratorios no tiene nada que ver con muros y la migra, sino con las condiciones
del mercado laboral estadounidense. "Estos flujos responden a los cambios en las
condiciones económicas en Estados Unidos y no a las decisiones políticas de este
país", subrayó el experto.
El muro que en su mayor parte bordea el río Bravo, que divide la frontera
México-Estados Unidos, que tiene más de cinco metros de alto, no ha detenido,
entonces, el flujo migrante en estos años, sino más bien Estados Unidos es hoy
menos atractivo para migrantes, pues la posibilidad de acceder a los trabajos es
mucho menor debido a que ese país se encuentra en recesión, lo que supone
pérdida de empleos en aquellos sectores en los que estos trabajadores han sido
altamente demandados, señaló la periodista Ana María Aragonés.
Pero las medidas fronterizas sí han tenido impacto en las dinámicas y formas
de esta migración. Por ejemplo, al crear condiciones más difíciles para los
cruces clandestinos, hoy se calcula que cuatro de cada cinco indocumentados
utilizan los servicios de coyotes para ingresar a Estados Unidos, lo cual eleva
la tasa de éxitos.
Pero al incrementarse la demanda de esos servicios, también lo hacen los
precios. La cuota promedio para los servicios de un coyote en 1995 era de $978;
en el período de 2005 a 2007 subió a $2,100, como resultado directo de una mayor
seguridad fronteriza —o sea, las políticas de Washington han beneficiado
directamente a redes dedicadas al transporte ilícito de personas.
Además, las nuevas medidas han tenido impacto en la mortalidad de migrantes
que buscan cruzar clandestinamente, sobre todo al ser forzados a pasar por
terrenos inhóspitos. En promedio, unas 500 personas mueren cada año en el
intento de cruzar.
Por otro lado, las nuevas medidas han convertido lo que era un flujo
tradicional de idas y vueltas (circular) en una sola vía; las dificultades para
cruzar tienen el efecto de "embotellar" a más de este lado, y ahora permanecen
aquí durante períodos mucho más extensos o deciden establecerse y traen a sus
familias.
Con ello, dejan abandonados a sus pueblos y con el paso de tiempo envían
menos apoyo ya que "mientras más tiempo un inmigrante permanece en Estados
Unidos, menos remesas envía".
Todo esto, dice Cornelius, lleva a la conclusión que "sólo una reforma
migratoria integral" que incluya componentes de una eficaz aplicación de las
leyes migratorias en sitios de trabajo, mayores oportunidades de ingreso legal
como programas de trabajadores huésped, legalización de la población
indocumentada y mayor apoyo a México para desarrollar sus zonas expulsoras de
migrantes podría lograr una reducción y un control real de la inmigración
clandestina.
Alberto Ampuero es periodista radicado en Riverside.
ampueroalberto@yahoo.com.
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