El atentado dinamitero de Samarra y los horrores de la
ocupación estadounidense
Revolución #037, 5 de marzo de 2006, se
encuentra en revcom.us
En la madrugada del 22 de febrero, el pueblo iraquí descendió a un
círculo más profundo del infierno que es la ocupación estadounidense. Un grupo
de hombres vestidos de policías detonaron bombas y destruyeron la cúpula de la
mezquita Askariya (de la ciudad de Samarra), una de las mezquitas más
importantes del islamismo chiíta. Ese ataque reaccionario desató más violencia
reaccionaria contra las mezquitas, los partidos políticos y la gente común y
corriente del islamismo sunita, la principal tendencia rival.
Bagdad, donde al cierre de esta edición han muerto unas 200 personas (la
mayoría sunitas), está bajo toque de queda. La prensa mundial informa que el
país está "al borde" de la guerra civil y que los esfuerzos de Estados Unidos
para crear un gobierno títere están "en ruinas".
El gobierno de Estados Unidos inmediatamente le echó la culpa a Al Qaeda.
Hipócrita consumado, se las dio de moderado y tolerante y se lavó las manos.
Pero no se sabe con precisión quiénes llevaron a cabo el atentado; lo han podido
realizar varias fuerzas con distintos motivos. Además, este incidente y el
derramamiento de sangre que ha causado son el resultado de la guerra ilegal,
inmoral e injusta que está librando Estados Unidos contra Irak, al igual que las
torturas en el penal Abu Ghraib, los escuadrones de la muerte, el uso de bombas
de fósforo blanco contra la población civil y todos los demás horrores de la
ocupación. Son crímenes de guerra y, mientras siga la ocupación, esas
pesadillas y el sufrimiento del pueblo iraquí seguirán y empeorarán.
Examinemos esto más a fondo en el contexto de las metas de Estados Unidos en
Irak y la región.
Irak y la guerra por la dominación mundial sin rival
Antes de la invasión, el gobierno de Saddam Hussein imponía una estructura
opresiva con la ayuda de una base social: el partido Baath, un partido laico,
que operaba principalmente en las zonas sunitas. El gobierno reprimía
violentamente a una amplia gama de fuerzas de oposición: de los comunistas, a
los nacionalistas curdos y los chiítas. Hussein no trató de romper su posición
subordinada en el sistema imperialista mundial, y ni siquiera de cambiarla, pero
puso a pelear entre sí a las potencias imperialistas rivales para sacar
provecho. En diferentes momentos y en diferentes grados, Estados Unidos, Rusia,
Francia y otras potencias explotaron a Irak y lo utilizaron como instrumento en
la contienda por controlar la región. En la década pasada, con el colapso de la
Unión Soviética, los imperialistas estadounidenses decidieron "liberar" a Irak,
o sea, sacar a Hussein e imponerse como única potencia dominante del país, como
parte de una estrategia de dominación regional más firme.
El gobierno de Bush aprovechó los sucesos del 11 de septiembre de 2001 para
iniciar una guerra totalmente unilateral contra Irak. A pesar de la falta de
conexiones entre el 11 de septiembre e Irak y de que la ONU no encontró "armas
de destrucción masiva", en marzo de 2003 Estados Unidos invadió. Además de tomar
el control de un importante país productor de petróleo, la meta era crear una
base de operaciones militares en la región y un "modelo" para llevar a cabo una
reconfiguración de los gobiernos de toda la región y reforzar la dominación
imperialista.Los estrategas de Bush pensaban que sería fácil desmantelar el
gobierno baathista y crear e imponer una nueva estructura reaccionaria de
fuerzas de la oposición (posiblemente con unos cuantos baathistas), bajo la
dominación y protección del ejército yanqui y sus bases más o menos
permanentes.
Primero desataron un reino de terror en las zonas donde el gobierno de
Hussein contaba con cierto apoyo y en otros lugares como Bagdad, la capital.
Botaron a centenares de miles de empleados del gobierno, las fuerzas armadas y
policiales y las empresas paraestatales (la base social de los baathistas). Pero
les salió el tiro por la culata: muchos que permanecieron neutrales (o que no se
opusieron directamente) durante el ataque contra Hussein, ahora odian las
fuerzas de ocupación y se han metido a la resistencia. Además, las fuerzas de
ocupación desencadenaron y apoyaron a varias fuerzas sumamente reaccionarias;
también han manipulado las enemistades religiosas para consolidar un nuevo
gobierno títere. A veces azuzan la "limpieza étnica" contra los sunitas y apoyan
directamente a los escuadrones de la muerte del actual gobierno; a veces
apuntalan a clérigos sunitas y ordenan que los acepten en el gobierno; a veces
cierran los ojos ante las actividades de las milicias chiítas y otras veces les
caen encima; a veces apoyan a las fuerzas laicas; y a veces hacen todo esto
simultáneamente.
A pesar de la presencia de más de 140,000 soldados y de esfuerzos febriles
para apuntalar un títere tras otro y manipular las divisiones éticas y
religiosas, los imperialistas han tropezado con muchas más dificultades de lo
que esperaban. No han logrado establecer una nueva estructura represiva estable;
la intensidad de la resistencia los ha dejado anonadados y les ha desbaratado
muchos planes.
La situación es compleja e incierta. Por una parte, está la justa resistencia
contra la ocupación. ¡Estados Unidos no tiene ningún derecho de ocupar a Irak!
La "estabilidad" que busca imponer entraña más penetración y dominación
imperialistas, con enormes crímenes de guerra. Nadie debe aceptar eso. Por otra
parte, hay una amplia gama de fuerzas políticas reaccionarias iraquíes (ninguna
de las cuales representa a las masas oprimidas) que están compitiendo para
colocarse en el poder en el marco de un aparato estatal neocolonial
dominado por los imperialistas. Como dentro de la resistencia no hay una
fuerza alternativa revolucionaria y antiimperialista, esas fuerzas reaccionarias
manipulan la resistencia al servicio de sus propias metas mezquinas. Pero vale
la pena repetir que la situación es incierta; el aspecto positivo es que, por
una variedad de razones, Estados Unidos NO ha logrado imponer un gobierno servil
estable. Por eso existe la posibilidad de que surja algo mejor.
Hervidero de contradicciones
En su obra "Los grandes
retos de la nueva situación" (publicada por primera vez en 2002, y de nuevo
la semana pasada en Revolución y en el portal revcom.us), Bob Avakian
analiza la brutal guerra que está librando Estados Unidos para "reconfigurar la
situación mundial" y señala: "Todo esto produce un gran hervidero de
contradicciones, con un desenvolvimiento impredecible y el potencial de
desembocar en una situación que se les salga de las manos… Pero hay que recalcar
que los imperialistas han puesto en marcha cosas que no retrocederán, y será
difícil controlarlas".
En Irak los imperialistas han tropezado con una forma especialmente aguda del
"potencial de desembocar en una situación que se les salga de las manos".
El 24 de febrero el New York Times informó: "En Irak la violencia
que siguió al atentado contra una mezquita chiíta esta semana ha puesto al
gobierno de Bush a la defensiva… El proyecto estadounidense en Irak pasa por
momentos difíciles en dos frentes, político y militar… ‘La situación es muy, muy
mala’, dijo Reuel Marc Gerecht, un investigador del American Enterprise
Institute que apoya los esfuerzos estadounidenses en Irak. ‘El atentado ha
destruido completamente lo que [el embajador] Zalmay estaba tratando de
hacer…".
El Wall Street Journal comentó en un editorial del 24 que los nuevos
sucesos "podrían ser la última gota y no se sabe si las fuerzas estadounidenses
ni iraquíes volverán a establecer el control".
Esto tiene el potencial de trastornar toda la región. Un funcionario de la
ONU le dijo al New York Times el 26 de febrero: "Una guerra civil en
Irak recorrerá todo el Medio Oriente como un terremoto. Agravará las grietas que
ya existen y creará nuevas grietas en una región que ya es muy frágil y
peligrosa".
En vista de estos sucesos y de las metas del gobierno de Bush, ¿qué significa
el apoyo fuera de Irak (y especialmente en Estados Unidos) a los planes
imperialistas de imponer "estabilidad"? Sin importar las intenciones ni las
excusas, tal apoyo no representa nada bueno para el pueblo iraquí ni para los
pueblos del mundo; ayudará a Estados Unidos a realizar su "misión" en Irak, como
parte de su proyecto imperial mundial; garantizará que continúen el asesinato,
la tortura y las demás barbaridades cometidas por Estados Unidos y sus títeres
iraquíes; dará apoyo a las fuerzas reaccionarias (especialmente los teócratas);
y agravará las divisiones opresivas de la sociedad iraquí y su manipulación de
varias formas por décadas.
Por otro lado, si Estados Unidos tiene que retirarse de Irak, esto sí
corresponderá a los intereses de la nación iraquí, incluso si a corto plazo
lleva a más caos y conflictos. Además, corresponderá a los intereses de los
pueblos de todo el mundo, a los cuales no beneficiará en absoluto que se
consolide una "base militar de avanzada" yanqui ni un gobierno "modelo"
imperialista en Irak. Lo que se necesita hoy es que surja una fuerza
revolucionaria laica que se proponga romper el yugo imperialista… y sacar al
imperialismo yanqui podría contribuir a que surja tal fuerza. Además, una
derrota en Irak le asestaría un duro golpe a toda la campaña de dominación
global de Estados Unidos y dificultaría que se lance a más guerras de agresión.
Eso a su vez alegraría a los pueblos de todo el mundo y podría atizar nuevas
oleadas de luchas antiimperialistas y revolucionarias.
En todo esto, es muy importante que el pueblo iraquí, y los pueblos de la
región y de todo el mundo, vean que aquí en Estados Unidos hay una fuerza que se
opone a su propio gobierno y a sus metas en Irak y el mundo. Este movimiento
tiene que rechazar la posición de "cómo defender mejor los intereses nacionales"
y, por el contrario, oponerse a los crímenes de este gobierno, en Irak,
el mundo y en este mismo país.
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