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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

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Destierro de pequeños ciudadanos

Niños nacidos en EEUU no pueden obtener pasaporte tras ir a país de los padres

BOUND BROOK, NUEVA JERSEY

— Son menores de edad, ciudadanos estadounidenses y sin embargo no pueden obtener el pasaporte que los traiga de nuevo a los Estados Unidos por el solo hecho que sus padres, indocumentados, no pueden salir hacia sus países de origen para acompañarlos allá a concretar el trámite.

“Resulta inaudito pero así es”, afirma Martha Salazar, una madre ecuatoriana que desde hace dos meses está luchando por regresar de Ecuador, su país de origen, a su pequeño de 8 años.

El menor viajó allí para visitar a sus abuelos. El verano pasado, después de terminadas las clases, Salazar mandó a pequeño a Quito. Entonces ella no se dio cuenta que el pasaporte estadounidense del niño expiraba mientras estaba de vacaciones en Ecuador. A mediados de agosto, cuando intentó emprender el regreso hacia su patria, las autoridades de aquel país le impidieron salir por no tener vigente el mencionado documento.

“Ahí básicamente empezó nuestro calvario”, relata en tono desesperado Salazar, que llegó a los Estados Unidos hace 14 años y quien todavía no ha podido legalizar su situación inmigratoria. “Mi mamá se presentó con el niño para renovar el pasaporte, pero para nuestra sorpresa, el cónsul que la atendió le dijo que no le harían el trámite porque uno de los dos padres del menor tenía que estar presente”, sostuvo.

Resultó infructuosa la explicación que la señora le dio al cónsul en el sentido que los padres no podían viajar a Ecuador, porque estaban trabajando, pero que ella llevaba un poder, que como lo dictan las regulaciones norteamericanas, la habilitaba para representarlos.

Según Salazar, el trato que recibió su madre fue “grosero, desconsiderado y descortés”. El empleado consular le dijo, en las tres oportunidades que se presentó, que se exigía “la presencia de uno de los padres del niño, de lo contrario que se olvidara, que no obtendría el documento”.

No hay cifras de cuántos menores se encuentran en la misma situación, pero según Carmen Salavatierra, miembro del Centro Hispanoamericano de Plainfield, “parece más común de lo que se piensa, concretamente en el caso en que los padres son indocumentados y por ende no pueden viajar a sus países a realizar el trámite”.

Salavarrieta apuntó también que, en el caso del hijo de la señora Salazar, la cosa era un poco irónica porque habían sido las autoridades de Ecuador las que negaron la salida del niño de ese país por tener el pasaporte estadounidense vencido recientemente, circunstancia que no viola ninguna ley y no impide que un ciudadano ingrese a los Estados Unidos si llegara con ese documento con fecha vencida mientras estaba en el exterior.

María González, residente de Fairview y madre de dos niños de 13 y 12 años, ciudadanos estadounidenses, también está pasando por una situación parecida. Desde hace 10 meses está tratando infructuosamente de traer a sus pequeños desde México, a donde voluntariamente los llevó hace 10 años debido a una difícil situación económica por la que estaba atravesando.

Nuevamente casada y con más estabilidad económica, González quiere volver a traer a sus niños que a pesar de ser ciudadanos estadounidenses siguen en México porque en la embajada ya le han negado una vez el pasaporte por no reunir las condiciones que exigen para tramitar dicho documento.

Según la página de Internet de la embajada de los Estados Unidos en México, “al momento de tramitar un pasaporte para menores de 14 años, se requiere que ambos padres estén presentes. Si uno de ellos no puede presentarse, se deberá entregar una declaración reciente de consentimiento notariada del padre ausente al momento del proceso”. Se especifica que con formulario se puede delegar a una tercera persona para autorizarla a tramitar el pasaporte.

El abogado especialista en inmigración Alfred Placeres dijo que ninguno de estos dos casos “son un problema de inmigración, porque los menores son ciudadanos americanos; puede catalogarse como un problema administrativo con el Departamento de Estado que administran los consulados de los Estados Unidos en el exterior”.

El experto dijo que se puede pedir la intervención de un congresista o de un senador y recurrir como última instancia a someter una demanda federal como puede ser un recurso de habeas corpus, que forzaría a un juez federal a regular sobre la legalidad de una medida por la cual a un ciudadano norteamericano se le niega la posibilidad de reentrar a su país. También se puede llenar una acción de mandamiento federal, algo efectivo pero costoso, según el experto.

Para Telma Garzón, de Plainfield, la experiencia de haber tenido a su hijo de seis años durante casi un año sin poder sacarlo de República Dominicana, la dejó traumatizada. “Llené todos los papeles que me pedían una y otra vez, pero siempre decían que yo debía presentarme y como no tengo papeles no lo podía hacer. Una persona caritativa, que es ciudadana americana, escuchó sobre mi caso y se ofreció a viajar y traer al niño, se llevó todos los papeles y a la semana finalmente pudo traer a mi niño de nuevo”, recuerda angustiada Garzón.

Las tres familias entrevistadas coincidieron en que el trato que les dan a sus familiares en los respectivos consulados es “deplorable” y no se está respetando que el menor, por ser ciudadano de los Estados Unidos, tiene el derecho de tener un documento para poder ingresar a su país de nacimiento.

No se pudo obtener una respuesta de las embajadas de los Estados Unidos de México y Ecuador, ni del Departamento de Estado en Washington.

Maria.loboguerrero@eldiariony.com


 

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