Revolución #90, 27
de mayo de 2007
La lógica mortífera (y patriarcal) del fallo de la Suprema Corte
El 18 de abril la Suprema Corte confirmó una ley federal que prohibe un
método de aborto que se llama "dilatación y evacuación". Como explicamos en el
recuadro "Los hechos", es un método que se usa rara vez y en general solo cuando
hay un problema grave con el embarazo o un médico piensa que es el método más
seguro para la mujer. Para las 2,200 mujeres al año que lo necesitan, ese método
podría salvarles la vida. Quitarles esa opción es muy malo. Pero lo que es más,
la Suprema Corte cambió la interpretación de esa ley de una manera
peligrosa.
Lo que sigue es del artículo, “Los fascistas
cristianos ganan terreno: El fallo de la Suprema Corte: Amplio ataque contra la
mujer”, Revolución #86, 29 de abril de 2007 (el artículo completo
está en revcom.us).
Previamente, la Suprema Corte subrayó el derecho de la mujer de tomar
decisiones sobre su vida y salud. Ahora hace hincapié en la protección de la
vida del feto. Tachó las partes de la ley que protegen la salud de la mujer y
solo permite excepciones en casos muy extremos para salvarle la vida.
(Por supuesto, los fiscales anti-aborto también rechazarán esas
excepciones).
Además de atacar la salud de la mujer, la Corte implica que el aborto en sí
le causa daño emocional. Aunque admitió que faltan "datos fidedignos", el
magistrado Anthony Kennedy escribió en la opinión de la mayoría que es
"manifiesto" y "normal" concluir que "algunas mujeres" que deciden terminar un
embarazo sufren "pesar, depresión severa y pérdida de autoestima". Por
consiguiente, continuó, el gobierno tiene un interés legítimo en la prohibición
de este método para impedir que una mujer tome "una decisión tan grave" sin
pensar y sin razón. Es decir, ¡ahora el gobierno tiene el derecho de impedir que
una mujer haga lo que el gobierno piensa que le podría hacer daño emocional!
Kennedy hasta escribió que si el fallo "estimula a unas mujeres a dar a luz",
eso protegerá "el interés del estado en respetar la vida".
Primero, esa ley no "estimulará" a la mujer a hacer nada: la
obligará, so pena de castigo, a dar a luz cuando no quiere. Segundo,
Kennedy rechaza sin pensarlo dos veces las pruebas concretas de que este es un
método esencial para proteger la salud de la mujer y acepta las crueles
afirmaciones pseudocientíficas de que una mujer que decide abortar podría (y
según Kennedy debería) "lamentar la decisión de abortar la vida de la
criatura que ha creado y nutrido ".
¿De dónde sacó la mayoría de la Suprema Corte esas "pruebas"? De un puñado de
declaraciones juradas de la Fundación Justicia, un grupo derechista cristiano
que tiene una línea telefónica de "ayuda" para aconsejar a las mujeres que sus
problemas emocionales se deben al "pecado del aborto". La fundación recibe apoyo
y financiamiento de varias organizaciones fascistas cristianas, como Enfoque en
la Familia, que dice descaradamente que la mujer debe subordinarse al hombre y
debe sentir culpa y vergüenza por el "pecado" de querer controlar su propio
destino.
El fallo y la lógica subyacente son un salto radical, que suscitó fuerte
disentimiento de la minoría de la Corte. La magistrada Ruth Bader Ginsburg dijo
que demuestra una hostilidad "no disimulada" e "inquietante" al derecho de la
mujer al aborto. Señaló que siguiendo esa lógica el Congreso podría legislar que
el aborto es "infanticidio" (asesinato de un niño) y que la Corte lo
confirmaría.
Los cimientos patriarcales de esa lógica se ven claramente en lo que escribió
Kennedy: "Respetar la vida humana encuentra su máxima expresión en el
vínculo de la madre con su hijo" (nuestro énfasis). Dejando a un lado por el
momento el hecho de que un feto NO es un niño, hay que captar que esto es
radicalmente nuevo. La opinión de Ginsburg afirma que antes la Corte "reconocía
el derecho de la mujer a escoger un aborto antes del momento de viabilidad sin
que se involucrara innecesariamente el estado… La Corte describió lo central que
es la decisión de una mujer de tener un hijo para su dignidad y autonomía, para
su persona y destino, y para su concepción de su lugar en la sociedad". Ahora,
Ginsburg continuó, la Corte ha adoptado "una manera de pensar que refleja
nociones antiguas del lugar de la mujer en la familia y bajo la Constitución,
que se han desacreditado hace mucho tiempo".
En realidad, los fallos previos de la Corte (incluso los que Ginsburg
menciona) no defendieron enteramente (y no podían defender) la centralidad de
"la dignidad y autonomía de una mujer". Pero el nuevo fallo es algo mucho peor y
es una respuesta cualitativamente más represiva a las contradicciones
relacionadas con la opresión de la mujer en el capitalismo.
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