12-09-2008
El retorno de los escuadrones de la muerte
de EE.UU.
De Afganistán a África
Conn Hallinan
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Funcionarios de Naciones Unidos acusan que “servicios internacionales de
inteligencia” secretos están realizando incursiones para asesinar a civiles
afganos, ocultando luego a los perpetradores tras un muro “impenetrable” de
burocracia.
Philip Alston del Consejo de Derechos Humanos de la ONU dijo que
“internacionales fuertemente armados” que dirigen a milicias locales han
asesinado a numerosos civiles afganos. Fuerzas de la coalición han matado a más
de 200 civiles afganos desde enero.
Calificó las incursiones, que operan independientemente de los comandos
militares de EE.UU. y de la OTAN, de “inaceptables.” Alston apuntó a un
incidente específico en enero pasado en el que dos hermanos fueron muertos
durante una incursión en la ciudad sureña de Kandahar, un área en la que los
talibanes mantienen una fuerte presencia.
“Se acepta ampliamente, incluso por parte de responsables gubernamentales
bien informados, que las [dos] víctimas no tienen conexión con los talibanes, y
las circunstancias de sus muertes son sospechosas,” dijo.
Cuando Alston trató de investigar los asesinatos, sin embargo, sólo le
respondieron con evasivas. “No sólo no pude conseguir a ningún comandante
militar internacional que suministrara su versión de lo sucedido, sino que no
pude conseguir a algún comandante militar que siquiera admitiera que sus
soldados hayan tenido algo que ver,” dijo el responsable de la ONU al Financial
Times.
La sospecha ha recaído sobre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de
EE.UU., que llevó equipos semejantes a Afganistán durante los años noventa en un
intento de capturar o matar a Osama bin Laden, y de nuevo durante la invasión de
2001.
Según Alston, las unidades clandestinas trabajan desde dos bases: el Campo
Ghecko de EE.UU. cerca de Kandahar, y una base en la provincia de Nangarhar. “Es
absolutamente inaceptable que internacionales fuertemente armados, acompañados
por fuerzas afganas fuertemente armadas, anden por ahí realizando peligrosas
incursiones que demasiado a menudo resultan en asesinatos sin que nadie acepte
la responsabilidad por ellos,” escribió en un reciente informe de la ONU.
Algo muy similar podría estar sucediendo en Irak. En su último libro: “The
War Within,” Bob Woodward escribe que los militares de EE.UU. tienen un programa
para “ubicar, atacar y matar a individuos clave en grupos extremistas.” El mes
pasado, las Fuerzas Especiales de EE.UU. mataron al hijo y al sobrino del
gobernador de la provincia Salaheddin al norte de Bagdad. A diferencia de los
tiroteos en los bloques de ruta por soldados de EE.UU., algo común, los
investigadores iraquíes dicen que los dos hombres fueron prácticamente
ejecutados.
Un portavoz de EE.UU. dijo que la incursión fue realizada para capturar a un
“presunto agente de al-Qaeda en Irak,” y que el hombre fue herido cuando “cargó
contra” los soldados estadounidenses. El otro “presunto terrorista” fue herido y
arrestado. “Ambos hombres estaban armados y mostraban intenciones hostiles,”
dijo el portavoz.
Pero según un vocero del gobernador Hamed al-Qaisi, soldados de EE.UU.
irrumpieron en la casa a las 3 de la mañana y mataron a tiros mientras dormía al
hijo de 17 años del gobernador. El sobrino, al oír la conmoción, trató de entrar
a la habitación y fue igualmente abatido a tiros.
Los asesinatos son similares a uno ocurrido cerca de Karbala en junio, cuando
fue muerto un primo del actual primer ministro iraquí Nuri Kamal al-Maliki. En
ambos casos, las autoridades iraquíes fueron mantenidas en secreto sobre las
inminentes incursiones.
La cuestión es: ¿Realizan ataques clandestinos las Fuerzas Especiales en Irak
y unidades de la CIA en Afganistán? En la mayor parte del mundo, esos grupos son
llamados “escuadrones de la muerte.”
***
Los mercenarios están de buena racha. La información de Associated Press del
pasado mes de que la infame firma de mercenarios Blackwater Worldwide se iba a
salir del negocio de los ejércitos privados, fue un error. Un portavoz de la
compañía dijo que el periodista lo había comprendido mal. Por cierto, a medida
que la guerra de Irak disminuye su intensidad, firmas como Blackwater, Triple
Canopy y DynCorp encuentran nuevos mercados que explotar, muchos de ellos en
África.
Un analista militar conservador, David Isenberg, señala en su columna: “Dogs
of War,” que los mercenarios están, de cierto modo, volviendo a sus raíces
modernas. “El progenitor de muchas de las actuales firmas de seguridad privada
fue Executive Outcomes, basada en Sudáfrica, que combatió en Angola y Sierra
Leone,” dice Isenberg.
Executive Outcomes y el ejército sudafricano fueron derrotados por tropas
angoleñas y cubanas durante la larga y sangrienta guerra civil de Angola, un
conflicto que fue alimentado en gran parte por la Pretoria del apartheid y
EE.UU., con ayuda de Zaire y la República Popular China.
Pero la derrota fue difícilmente un revés importante para la industria de los
mercenarios. Es difícil contener a los chacales.
Los conflictos de la Guerra Fría crearon un mercado en crecimiento y, junto
con la pasión del gobierno de Reagan por la privatización, organizaciones
mercenarias como. Military Professional Resources Inc. (MPRI) y DynCorp de
EE.UU. se convirtieron en protagonistas en Latinoamérica y en el conflicto de
los Balcanes.
Aunque los gobiernos de Ronald Reagan y de George W. Bush reciben en general
crédito por este impulso a la privatización, fue Bill Clinton quien realmente
introdujo a empresas privadas al negocio de la recolección de inteligencia y de
la guerra, como señala Tim Shorrock en su libro “Spies for Hire: The Secret
World of Intelligence Outsourcing,” [Espías de alquiler: el mundo secreto de la
subcontratación de la inteligencia],
Según Shorrock, Clinton “recogió el garrota donde lo dejó el conservador
Reagan,” y al final de su último período, había reducido 360.000 empleos
federales, mientras el gasto en contratistas privados había aumentado en un 44%
por sobre 1993.
La derechista Heritage Foundation, una importante fuerza en el actual
gobierno de Bush, llamó el presupuesto de Clinton de 1996, “la más atrevida
agenda de privatización propuesta por cualquier presidente hasta la fecha.”
Una ventaja evidente de la contratación de Blackwater, DynCorp, MPRI, y
Triple Canopy fue que evita la supervisión del Congreso, soslaya molestos
obstáculos como el Código Uniforme de Justicia Militar, y oculta el coste de las
guerras.
Ahora los mercenarios vuelven a sus antiguos lugares predilectos en África
para entrenar a “mantenedores de la paz.” El problema es que los “mantenedores
de la paz” de hoy pueden convertirse en los asesinos de mañana. Un examen de los
programas de entrenamiento del Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército
de EE.UU. estableció que “Cada grupo armado que saqueó Liberia durante los
últimos 25 años tuvo un núcleo de soldados entrenados por EE.UU.”
Al hablar del actual entrenamiento de soldados liberianos por DynCorp, el
estudio advierte que existe un obvio lado negativo de la “creación de una elite
armada.” Si EE.UU. retira sus fondos de entrenamiento, “Liberia quedará sentada
sobre una bomba de tiempo; una fuerza bien armada y entrenada de soldados de
elite acostumbrados a una buena paga y condiciones de servicio, que posiblemente
el gobierno de Liberia no podrá sostener solo.”
MPRI entrena militares en Benin, Etiopia, Ghana, Kenia, Malí, Malawi,
Nigeria, Ruanda y Senegal. DynCorp hace lo mismo en Darfur y Somalia. Aunque la
fachada es el combate contra el terrorismo y la garantía de la estabilidad, la
intervención militar de EE.UU. – directa y mediante mercenarios y su Estado
cliente, Etiopia – ha desestabilizado totalmente Somalia, creando una crisis que
rivaliza con Darfur.
Mientras la tasa de desnutrición en Darfur es de un 13%, en algunas áreas de
Somalia es de 19%. La ONU considera que un 15% es el “umbral de emergencia.”
“La situación en Somalia es la peor del continente,” dice el máximo
responsable de la ONU en Somalia, Ahmedou Ould-Abdallah.
Según Eric Laroche, jefe de los servicios humanitarios de la ONU en Somalia,
las condiciones eran mucho mejores bajo la Unión de Cortes Islámicas que fue
derrocada por la invasión patrocinada por EE.UU. “Era mucho más pacífico y mucho
más fácil para nuestro trabajo. Los islamistas no nos causaban ningún problema,”
dijo.
A pesar de la reputación de Blackwater como vaqueros de gatillo fácil que
abatieron a tiros a 17 civiles iraquíes desarmados el año pasado, la compañía
podría próximamente entrar en acción en Sudán. La actriz y activista por Darfur
Mia Farrow se reunió recientemente con el propietario de la corporación, Erik
Prince, para discutir el uso de la compañía en un rol militar en Sudán
occidental.
Según un estudio de 2007 del Colegio Industrial de las Fuerzas Armadas de
EE.UU.: “África podría hacer por la industria [mercenaria] en los próximos 20
años lo que Irak ha hecho en los últimos cuatro: suministrar una importante
máquina de crecimiento.”
Ese crecimiento, dice Nicole Lee de TransAfrica, “no es nada menos que un
atraco contra la soberanía y los recursos.” El Grupo de Desarrollo de Política
Nacional de Energía estima que hasta 2015, un cuarto de las importaciones de
petróleo de EE.UU. provendrá de África. La mayor parte vendrá del Golfo de
Guinea y de las regiones occidentales del Norte de África, pero Sudán posee las
segundas reservas por su tamaño del continente.
EE.UU. ha establecido un comando militar para la región – Africom – pero
hasta ahora ninguna nación ha aceptado ser el país anfitrión. Aunque las
sospechas sobre los objetivos de EE.UU. en África son fuertes, esas dudas no
parecen extenderse a las organizaciones de mercenarios basadas en EE.UU.
Mientras los países mantienen a distancia a Africom, esos mismos países abrazan
a Blackwater, DynCorp. Triple Canopy, y MPRI.
Los mercenarios no son sólo un fenómeno estadounidense. Israel ha comenzado a
privatizar sus puntos de control de seguridad utilizando a la compañía de
mercenarios israelí Modiin Ezrahi. Según un vocero del Ministerio de Defensa:
“Para fines de año todas las personas [guardias] en los puntos de control serán
civiles.”
Israel afirma que está reemplazando al ejército con mercenarios porque quiere
desmilitarizar los puntos de control, pero activistas por la paz dicen que el
argumento es absurdo. Hanna Barag de la organización de derechos humanos Machsom
Watch dice que los guardias de seguridad civiles son “Rambos” que no se
comportan de modo diferente que los soldados israelíes.
La ONU informa sobre un aumento de “dificultades importantes” desde que los
mercenarios se han hecho cargo.
Daniel Levy, antiguo asesor del actual Ministro de Defensa de Israel, Ehud
Barak, dice que la verdadera razón para la privatización es que aísla a la
población israelí del peso de tratar de controlar a 2,5 millones de palestinos.
“Separa [la ocupación] de la sociedad israelí,” dijo al Financial Times: estos
tipos [los mercenarios] no se van a casa y cuentan a sus madres lo que están
haciendo.”
A fin de cuentas, lo esencial es el balance final. Los contratistas privados
en Irak – 190.000 – costarán al contribuyente estadounidenses unos 100.000
millones de dólares a fines de 2008.
http://www.counterpunch.org/hallinan09102008.html
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