EEUU: Cunde el temor entre indocumentados
Por MICHAEL RUBINKAM
The Associated Press
HAZLETON, PENSILVANIA, EE.UU.
Tuesday, October 31, 2006
La tienda de saldos de Elvis Soto, en la calle Wyoming, solía
redituar dinero. Pero en los últimos tiempos, escasos clientes cruzan su puerta,
y su mercancía, tarjetas de llamadas, teléfonos celulares, equipos
estereofónicos para automóviles, ropas, están acumulando polvo en los
estantes.
Ahora que suben las deudas, tal vez Soto deba buscar otro
trabajo para mantenerse a flote. Incluso, podría verse obligado a cerrar el
negocio.
En esta pequeña ciudad situada en la ladera de una región
montañosa del noreste de Pensilvania, todavía no se había puesto en vigor una
dura ley, la primera de su tipo en Estados Unidos, para combatir a los
indocumentados, pero la norma ya se hacía sentir y muchos hispanos --legales e
ilegales-- se han ido. Eso ha afectado el distrito comercial hispano, donde han
cerrado negocios que florecían hasta hace seis meses o sus dueños luchan para
mantenerlos abiertos.
"Antes, (Hazleton) era un sitio agradable", dijo Soto, de 27
años, quien vino a Estados Unidos desde la República Dominicana hace una década.
"Ahora se libra una guerra contra nosotros. Yo soy un residente legal, pero
también siento la presión".
En el comercio Isabel Gifts, las cosas andan tan mal que su
dueña, Isabel Rubio, y su esposo, han puesto la casa en venta y se mudaron a un
apartamento encima del negocio pues ya no pueden pagar la hipoteca.
"Tuvimos que apelar a nuestros ahorros y eso no es bueno", dijo
Rubio, de 50 años, un colombiano que se mudó a Hazleton hace 24 años. "En estos
momentos sufro muchas tensiones. Cada día esperamos tener una buena
jornada".
El alcalde Lou Barletta, que ha encabezado la lucha por la
aprobación de la ley, dice que los inmigrantes ilegales han traído drogas,
delincuencia y pandillas a la ciudad, afectando los prespuestos de la policía y
de la municipalidad. Barletta anunció la campaña en junio, un mes después que
dos indocumentados de la República Dominicana fueron acusados de asesinar a
balazos a un hombre de 29 años.
La ordenanza impone multas a caseros que alquilen sus viviendas
a inmigrantes ilegales. También niega permisos a empresas que les ofrecen
empleos. La ley permite a la Oficina de Cumplimiento de Códigos de la ciudad
investigar denuncias escritas acerca del status de un inmigrante, con la ayuda
de un banco de datos operado por el gobierno federal.
Grupos partidarios de los inmigrantes han prometido librar una
batalla legal para anular la ley, que consideran causante de divisiones,
innecesaria e ilegal. Esos grupos dicen que las autoridades de la ciudad deben
concentrarse en cambio en evitar el crimen y en capturar a los delincuentes.
Pero Barletta dijo estar convencido de que la medida será
confirmada en los tribunales. "Lucharemos a brazo partido para que la ordenanza
sea acatada", señaló.
Una versión previa de la ordenanza debió ser desechada por el
Consejo Municipal luego que el grupo de defensa de los derechos humanos American
Civil Liberties Union, así como activistas hispanos, entablaron una demanda,
diciendo que era discriminatoria y que los temas de inmigración son un asunto
federal.
Desde que el Concejo Municipal de Hazleton aprobó la ley
original en julio, muchos municipios en diferentes partes de Estados Unidos han
aprobado medidas similares, o las han sometido a estudio, con el propósito de
implementar normas enérgicas contra inmigrantes ilegales.
Los hispanos comenzaron a llegar en gran cantidad a Hazleton
hace varios años, desde Nueva York, Filadelfia y otras ciudades, atraídos por
viviendas baratas, escasa delincuencia y buenas oportunidades de obtener empleo
en fábricas y granjas. De acuerdo a las autoridades, la población ha aumentado
de 23.000 a 31.000 en los últimos seis años, y los hispanos representan ahora un
30% de sus habitantes.
Nadie sabe a ciencia cierta cuantas personas llegan a Estados
Unidos de manera ilegal, pero asimilar en un corto período de tiempo gran
cantidad de personas, muchas de las cuales prácticamente no hablan inglés, ha
sido difícil.
El alcalde parece contar con amplio respaldo entre los
residentes blancos de Hazleton. Muchos se sienten molestos por los recién
llegados, y se quejan de que con ellos se ha acrecentado la delincuencia, y el
congestionamiento en las escuelas. Las tensiones han estallado por problemas
relativamente menores, como música puesta a todo volumen, cruzar una calle con
la luz roja, o estacionar el vehículo en doble fila.
"No queremos que venga aquí todo ese barullo de la gran ciudad",
dijo el agente de seguros Vincent Santopoli, de 49 años, un residente de larga
data. "No estamos acostumbrados a eso".
Entre tanto el alcalde Barletta dice que si bien simpatiza con
los hispanos dueños de comercios, también señala que el hecho de que éstos hayan
visto una merma en los ingresos demuestra que la ciudad tiene un problema con la
inmigración ilegal.
"He dicho desde el comienzo que mi objetivo era convertir a
Hazleton en una de las ciudades de Estados Unidos más inhóspitas para los
inmigrantes ilegales", señaló. "Hoy en día, si yo fuese un inmigrante ilegal,
ciertamente no elegiría Hazleton para vivir".
Rudy Espinal, presidente de la Asociación de Comerciantes
Hispanos de Hazleton, admitió que muchos hispanos han abandonado la ciudad en
meses recientes. Pero no todos son indocumentados, dijo. Al parecer, incluso
inmigrantes legales consideran a Hazleton una ciudad hostil, y han decidido irse
a otra parte.
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En la internet:
Puerto Rican Legal Defense and Education Fund: http://www.prldef.org/
City of Hazleton: http://www.hazletoncity.org/
Hazleton legal defense site: http://www.smalltowndefenders.com/
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