Reclutamiento: ‘Joven latino, el ejército le llama’
Protestas como ésta de diciembre pasado, frente a un arsenal de la Guardia
Nacional en Encino, critican el supuesto énfasis en el reclutamiento de latinos
en escuelas por parte de las Fuerzas Armadas. Emilio Flores/La
Opinión]
| Los reclutadores de las Fuerzas
Armadas ofrecen a los jóvenes hispanos becas, estudios y
capacitación Eileen Truax eileen.truax@laopinion.com 20
de marzo de 2008
Todas las tardes al salir de la secundaria Roosevelt en el Este de Los
Ángeles, decenas de jóvenes llegan al café Arctic Hotspot, un sitio en donde
leen, estudian o revisan la información en internet. En las paredes hay
pizarrones con anuncios y volantes anunciando eventos. Y sobre el mostrador, una
pila de folletos invitándolos a enrolarse con los Marines.
"Mira, están por todas partes", dice indignado, pero sin sorprenderse, Carlos
Montes, director del grupo Latinos Contra la Guerra (LAW). Esta agrupación
conformada por activistas, profesores y estudiantes de la ciudad de Los Ángeles
busca contrarrestar la actividad de los reclutadores entre estudiantes de los
barrios hispanos que, dice, se han vuelto el objetivo favorito de las Fuerzas
Armadas.
"Si te fijas en las estadísticas, más del 10% de los soldados que han muerto
en Irak son latinos, pero ese porcentaje no es el que tenemos en universidades",
señala David Cid, maestro de la escuela secundaria de El Sereno y organizador de
Latinos Contra la Guerra.
"Si en Harvard hubiera también un 10% de latinos estaríamos hablando de
igualdad, pero en este caso hay una clara discriminación: a los jóvenes latinos
los reclutan para ir al Ejército en lugar de la universidad", apunta Cid.
Los jóvenes ven esta situación día a día. Los reclutadores se encuentran
afuera de las escuelas y les hacen llamadas telefónicas, les hablan de
oportunidades para ir a la universidad o para conseguir sumas de dinero que en
otras circunstancias tal vez no obtendrían.
Ese fue el caso de Arturo Cambrón, de 24 años, quien tras ingresar al
Ejército fue enviado a servir en Irak durante 13 meses. "Un reclutador habló con
él y le dijo que el Ejército le daría educación, entrenamiento para que pudiera
trabajar después, y que le iban a dar 20 mil dólares en bonos", relata su padre,
don Arturo. "Él trabajaba en una bodega, no ganaba bien, y acababa de tener una
hija, así que vio en esto la solución de su situación".
A raíz del ingreso de su hijo a la vida militar, don Arturo forma parte del
grupo Military Families Speak Out, familias de militares en Irak que se oponen a
la guerra. Su hijo, asegura, ha sido afectado emocional y físicamente por la
guerra, pero aun así podría ser enviado nuevamente a Irak.
"Los latinos somos un blanco fácil. Ellos tienen una campaña que se enfoca
exclusivamente en la comunidad latina porque saben que nuestros jóvenes tienen
pocas oportunidades de educación y empleo", dice. "Saben qué botones tocar con
su publicidad, pero nosotros sentimos que eso no es justo; los que están
peleando son la gente más pobre, la clase obrera de nuestro país. No decimos que
no recluten, pero pedimos que sean balanceados, que no presenten la vida en el
Ejército como si todo fuera bonito y nunca pasara nada".
Nelson Hernández, joven de 17 años, vive una situación parecida. Después de
dos períodos de servicio en Irak, su hermano Sergio, de 25 años, se encuentra
por seis meses en una base en Kentucky para después salir a un tercera ronda.
Nelson trabaja con LAW y habla con jóvenes para que tengan información completa
sobre las prácticas de reclutamiento.
"Cuando llegó de Irak ya no era el mismo hermano que yo tenía", dice Nelson,
quien duda que Sergio vaya a tener energía para ir a la universidad cuando deje
el ejército.
En una ocasión, el propio Nelson fue contactado por un reclutador de la
Marina mientras caminaba por un centro comercial de Montebello. "No se visten
como militares, sino con ropa civil y tratan de hablar como uno de nosotros",
explica el joven, reunido con otras personas de LAW en la cafetería donde los
Marines dejan su propaganda.
Al ser cuestionado por este diario, Miguel Carrasco, portavoz del área de
reclutamiento en Los Ángeles para los Marines, rechazó que este grupo tenga por
objetivo a la comunidad hispana.
"Nosotros no nos centramos en áreas con base en criterios étnicos o de
ingreso. Trabajamos por sectores y nuestros reclutadores visitan los sectores
donde hay colegios comunitarios, obedeciendo a un criterio demográfico. Nuestro
objetivo son los jóvenes, hombres y mujeres, entre los 17 y los 28 años de edad.
Es posible que en ciertas áreas haya más prospectos que en otras,pero nunca lo
hacemos con un criterio étnico", aseguró.
LAW busca que se reduzca en la medida de lo posible el trabajo militar con
los jóvenes hispanos, con el fin de que éstos primero cuenten con una gama de
opciones para su futuro y después decidan que quieren hacers.
Por lo pronto ya se han anotado una pequeña victoria: el año pasado ésta y
otras organizaciones lograron que el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles
(LAUSD) restringiera el acceso de los reclutadores miliares a los exámenes de
aptitud de los jóvenes, para evitar que los militares busquen a quienes tienen
habilidades en los campos de ingeniería o mecánica.
"Están gastando más en reclutamiento que en libros, y eso es injusto",
asegura David Cid. "Hacen redadas para deportar a los padres, pero están
reclutando a los hijos. Los padres y los maestros se han dado cuenta y están
alertas; por eso tienen que entrar por la puerta de atrás".
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