La sátira de Comedy Central se ceba con la Casa
Blanca
A. ROBINSON - 18/05/2006
NUEVA YORK
Los medios satíricos en Estados Unidos siguen ganando terreno a
los convencionales. El éxito del diario de humor The onion fue la primera señal
de que una desconfianza generalizada respecto a los medios convencionales creaba
espacio para medios satíricos y críticos. Luego el programa Daily show de Jon
Stewart en el canal Comedy Central -un telediario que ridiculiza con un agudo
humor mordaz a la administración Bush y a los medios de comunicación
convencionales- sorprendió a todos al captar una amplia audiencia juvenil
mientras los canales históricos caían en picado. Un 21% de los estadounidenses
con edades comprendidas entre 18 y 19 años tiene a Daily show como su única
fuente de noticias. Las cadenas ABC, CBS y NBC atraen a un 23% del mismo
segmento demográfico. Steward presentó los Oscar el pasado mes de marzo.
El poder subversivo de la sátira alcanzó cumbres jamás escaladas
a finales de abril con la comparecenia de Stephen Colbert, compañero de Stewart
en el Daily Show,en la cena anual de los corresponsales de la Casa Blanca en
Washington en presencia del mismísimo presidente Bush.
En un monólogo corrosivo y demoledor pronunciado a escasos
metros de donde estaba sentado el presidente, Colbert, de 42 años, oriundo de
Carolina del Sur, que ahora tiene su propio programa de comentario satírico en
Comedy Central, The Colbert report,dejó atónitos a los 2.500 invitados, la crema
y la nata de los poderes políticos y jurídicos en Washington, y cientos de
periodistas de medios convencionales.
Interpretando a su álter ego - el periodista allegado a la
Administración cuyos gestos fanfarrones y opiniones de color primario recuerdan
a Bill O´Reilly, presentador del conservador Fox News-, Colbert hizo las
siguientes reflexiones, entre otras, en un discurso que duró unos veinte
minutos. El presidente empezó riéndose, pero en la segunda mitad puso cara de
póquer:
"Es mi privilegio homenajear a este presidente. No somos tan
diferentes, en realidad, él y yo. No somos sesudos. Decimos las cosas
directamente desde donde las sentimos, en las tripas, allí donde se encuentra la
verdad", dijo Colbert. "¿Sabían ustedes que se encuentran más puntos neurálgicos
en las tripas que en el cerebro? Ya sé que alguno de vosotros me va a decir que
esto no es verdad; que nada más hace falta ver un libro para ver que no. Pero yo
digo: ¡no trate de comprobarlo en un libro! Compruébelo en las tripas".
El presidente se reía un poco. Colbert prosiguió mirando a Bush
como si le elogiara de verdad: "Lo más grande de este hombre es su constancia.
Cree lo mismo el miércoles que lo que creía el lunes, y da exactamente lo mismo
lo que pasó el martes (...). Ya sé que algunos sondeos por ahí dicen que sólo
cuenta con el apoyo del 32% de los cuidadanos, pero tipos como él y yo no
hacemos caso a las estadísticas; sólo reflejan lo que piensa la gente en
realidad. Y sabemos muy bien que la realidad tiene un fuerte sesgo
progresista".
Continuó: "Dicen que la reestructuración del Gobierno es como
cambiar de sitio las tumbonas en la cubierta del Titanic, y yo digo: pero ¡qué
metáfora más mala! Esta Administración no se hunde. Vuela. ¡Vuela como el
zeppelin Hindenburg!". Después Colbert giró su crítica hacia la prensa.
La consolidación de la sátira - un género crítico que subvierte
las ideas aceptadas al ridiculizarlas muchas veces utilizando su propio
lenguaje- está tan avanzada que hasta el mismo presidente hace comentarios
mordaces sobre sus propios fallos, aunque, eso sí, solamente los más
justificables.
"La prensa me humilla porque no edita lo que digo", dijo Bush en
referencia a sus constantes tropiezos verbales, que se conococen como
"bushismos".
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