Clamor internacional Juicio a Bush como criminal de guerra
Por: Irma Barreto 01/01/09
En los próximos días culmina en Estados Unidos el mandato de un genocida y
autor del primer gran mnemocidio del siglo XXI.
George W. Bush entregará el mando después de haber desatado una guerra
absurda, en la cual su país sigue empantanado, con un costo humano abrumador y
costes materiales imposibles de calcular. Buena parte de estos costos han sido y
seguirán siendo cubiertos por otros países, instados a contribuir a la
reconstrucción de Irak por la Organización de las Naciones Unidas, organismo
obsoleto, varias veces pisoteado por EEUU para llevar a cabo sus decisiones
unilaterales.
Desde el momento en que George W. Bush decidió unilateralmente derrocar el
gobierno de Irak (marzo 2003), el número de muertos civiles durante el conflicto
pasa de 1.200.000 personas.
Hasta abril de 2007 se estimaba en 1,9 millones el número de iraquíes
desplazados dentro del país y en 2,2 millones los refugiados en el exterior.
Incontables los heridos y lesionados graves por el uso de armas incendiarias
tipo napalm, bombas de racimo y municiones de fósforo blanco en áreas densamente
pobladas. Los sufrimientos humanos han sido indecibles. Torturas y humillaciones
continúan sufriendo los prisioneros de guerra. Guantánamo es un terrible
ejemplo.
Conocer estadísticas completas hasta hoy resultaría prácticamente imposible
dada la manipulación aplicada por la gigantesca maquinaria de desinformación
estadounidense.
El mnemocidio
Si los daños materiales son incalculables, la destrucción cultural ha sido
calificada de mnemocidio: estamos siendo testigos de la destrucción de gran
parte de la memoria de la humanidad.
Fue en Sumer, en el sur de lo que hoy es Irak -tierra situada entre los
legendarios ríos Tigres y Eufrates- donde surgió la primera civilización del
mundo. Diversos sistemas de escritura quedaron grabados sobre tablillas de
arcilla conservadas junto con muchas otras reliquias históricas en el Museo
Arqueológico de Bagdad, hoy reducidas a escombros, al igual que la Biblioteca
Nacional de Irak, por las tropas estadounidenses y sus aliados.
Restos de aquella civilización salvados de la invasión tártara en el siglo
XIII han desaparecido por obra de Bush en el siglo XXI.
Estos actos de barbarie no pueden ubicarse en otro plano que no sea el de
crímenes de guerra.
¿Pesan más los 148 muertos de Hussein que los millones de muertos de
Bush? En noviembre de 2006 Hussein fue llevado a la horca, luego de ser
condenado por un tribunal especial constituido por los colaboradores de la
potencia ocupante. Se le acusó de la muerte de 148 personas en Dujail, en
1982.
“Este es un tribunal montado por Paul Bremen (encargado provisional de Irak,
designado por EEUU), constituido por personas desconocidas, quienes recibieron
170 millones de dólares para financiar su funcionamiento”, dijo Sabah
al-Makhatar, presidente de la Asociación de Abogados Arabes en Inglaterra.
De nada valió comprobar la inexistencia de armas de destrucción masiva en
Irak ni la imposibilidad de demostrar los supuestos vínculos Hussein-Al Qaeda.
Ya Saddam Hussein estaba condenado a muerte desde el Pentágono.
Veinticinco millones de dólares había sido la recompensa ofrecida por EEUU
por la captura de Hussein, y quince millones por cada uno de sus dos hijos, Udai
y Qusai, quienes fueron asados vivos en la casa que les servía de refugio. La
noticia de sus cadáveres calcinados recorrió el mundo, como un trofeo de George
W. Bush.
Con el imán de la recompensa fue hallada la cueva donde se cobijaba Hussein.
Su pueblo no le protegió porque el esplendor de sus palacios y riquezas le había
impedido ver las miserias del hombre común.
¿Es acaso mayor el peso de la muerte de 148 personas, invocado para ahorcar
a Hussein, que los millones de muertos en las guerras de Afganistán e Irak?
Impunidad ampara nuevos crímenes
La administración de Obama no garantiza el cese de estas acciones criminales,
pues su Secretario de Defensa, Robert Gates -el mismo de G.W.Bush, ratificado
por el nuevo mandatario- se apresuró a buscar un Acuerdo sobre el Status de las
Tropas extranjeras en Irak antes de que expirara el 31 de diciembre el mandato
de la ONU sobre la presencia militar extranjera en el país oriental. Tal status
no es otra cosa que un contrato de permanencia que garantice el control y la
impunidad militar de Estados Unidos sobre territorio iraquí.
La camarilla títere de Irak accedió complaciente a tales requerimientos, en
medio de fuertes protestas populares, pues la resistencia se niega a aceptar
acuerdos espurios impuestos por el invasor.
Dennis Loo, profesor de sociología en California State Polytechnic
University, de Pomona, miembro del comité directivo de “El Mundo no Puede
esperar”, señaló en un artículo en
noviembre de 2008:
“Dejar de juzgar y responsabilizar a los criminales de guerra significa que
las acciones del Gobierno de Bush se pueden repetir en el futuro, ya sea durante
la administración de Obama o por cualquier otro futuro presidente. En otras
palabras, cualquier tirano puede hacer aquello que desee porque Bush lo hizo y
se salió con la suya.”
Bush y Estados Unidos enemigos de la humanidad
Actuar al margen de las leyes internacionales es convertirse en hostis
humani generis (enemigo de la humanidad), precisó el jurista estadounidense
Michael Ratner, presidente del Centro de Derechos Constitucionales de Nueva
York, y defensor de los prisioneros de Guantánamo, quien se avergüenza de los
crímenes cometidos por su país. Respecto a las argucias de EEUU para evadir las
leyes, Ratner ha señalado:
“Aunque ha incurrido en violación de la Convención de Ginebra, por lo que
entraría en los crímenes de guerra que atiende la nueva Corte Penal
Internacional, EEUU no ratificó el tratado de Roma que dio origen a este
tribunal y está haciendo todo lo posible para socavar su peso. Tampoco hay mucho
que se pueda hacer dentro de la ONU porque EEUU domina en el Consejo de
Seguridad”.
Sin embargo, existe la posibilidad de crear tribunales ad hoc o tribunales
penales alternativos, de los cuales hay precedentes. En este sentido se viene
trabajando a nivel internacional para poner fin a la impunidad de EEUU, de sus
gobernantes y de sus aliados. Dejar de juzgarles como criminales de guerra
significa dar luz verde para que prosigan sus descabelladas acciones en
cualquier lugar del mundo.
George W. Bush debe saber desde ya que, de uno a otro lado del universo, va
in crescendo el murmullo de voces que le condenan como criminal de guerra. Ya
hay un amplio movimiento en escala internacional, respaldado por juristas de
trayectoria, quienes están dando aliento y soporte jurídico a la resistencia
iraquí y al derecho de todos los países a hacer respetar las normas del Derecho
Internacional y los acuerdos de la Convención de Ginebra.
¡JUICIO A BUSH EN EL 2009! es el grito de los pueblos a nivel
internacional.
irbami@cantv.net
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