Simpatizantes e inmigrantes marcharon por varias ciudades estadounidensese el
lunes, donde solicitaron el derecho de poder vivir y trabajar libremente en
Estados Unidos para los trabajadores ilegales.
Las manifestaciones se hicieron con banderas al viento y cánticos por la
igualdad y la justicia, aunque en esta ocasión atrajeron a bastante menos
participantes que las marchas masivas que fueron convocadas a principios de este
año.
Los manifestantes, que portaban banderas estadounidenses y mexicanas en un
pacífico Día del Trabajo, se llevaron a cabo en diversas ciudades de los estados
de California, Arizona y Texas.
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(Foto AP/Tony Avelar) |
María Hernádez, izquierda, de San Carlos,
California, ayuda a cargar una serie de banderas de diferentes países durante
una marcha por los derechos de los inmigrantes a través del centro de San
Francisco, el lunes 4 de septiembre de 2006.
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Varios miles de manifestantes gritaban "Sí se Puede", así como "Somos Estados
Unidos" en San Francisco.
Los participantes se comprometieron a luchar por una reforma que permita a
millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos regularizar su situación, tal
como lo hicieron a principios de año.
Los organizadores dijeron que no preveían una afluencia de miles como sucedió
meses atrás en Houston y otras ciudades, pero que esperaban recordarles a los
legisladores en Washington que sigue la lucha por la reforma global de las leyes
inmigratorias.
"Trátennos como la fuerza laboral que mueve la riqueza en este país. Queremos
la legalización para todos", señaló en español Haydée Martínez, una de las
organizadoras de las marchas en San Francisco, a los participantes.
"Este es el comienzo de una nueva ronda de marchas y actos", dijo Lorenzo
Cano, del Movimiento Nueva Raza, con sede en Houston. Cano habló ante medio
millar de personas congregadas frente a la alcaldía.
Los proyectos de reformas a las leyes de inmigración se han estancado en
Congreso, pues la Cámara de Representantes y el Senado no han podido resolver
las diferencias entre los proyectos de ley aprobados por cada cámara.
El Senado aprobó un programa de visas de trabajo y un posible camino a la
ciudadanía para muchos de los aproximadamente 12 millones de inmigrantes
ilegales en el país. En cambio, el proyecto aprobado por la cámara baja se
concentra en la represión, declara la inmigración ilegal un delito grave y no
contempla la creación de visas de trabajo.
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(Foto AP/LM Otero) |
Subida en una barrera de concreto y bajo
una lluvia ligera, Gerlinda Barriga sostiene una bandera estadounidense durante
una manifestación por los derechos de los inmigrantes, el lunes 4 de septiembre
de 2006, en el centro de Dallas, Texas.
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En la marcha, por las calles calurosas y húmedas del centro de Houston, los
manifestantes portaban carteles con las leyendas "Ningún ser humano es ilegal" y
"Somos trabajadores, no criminales ni terroristas", y reclamaban salarios
justos.
En tanto, grupos organizados de trabajadores y de personas opuestas al
gobierno del presidente George W. Bush se unieron a los inmigrantes legales e
ilegales en una marcha ruidosa de más de 2.000 personas por el centro de San
Francisco, quienes golpeaban tambores y cantaban por las calles.
"Somos el pueblo. Somos humanos. Vinimos a trabajar, no a robar nada", señaló
Carlos Rosales de 35 años, oriundo de San Leandro, un residente legal
estadounidense que llegó de la Ciudad de México en 1990 y que conduce una
empresa de transportes de carga.
Los organizadores y participantes culparon al fin de semana largo y a una
campaña menos coordinada de movilización para lo que describieron como una
participación modesta de manifestantes si se le compara con las que organizaron
previamente en el año.
En el Sur de California, donde unos 400.000 manifestantes inundaron una
avenida principal de Los Angeles en mayo, unas 400 personas participaron el
lunes en una marcha de solidaridad laborada organizada por los sindicatos en
Wilmington.
Los manifestantes en ese lugar exigieron la amnistía para todos los
inmigrantes ilegales así como una moratoria a las deportaciones.
"Uno no puede hablar de reformas a la inmigración sin que se aborde el tema
laboral, ni se puede hablar del movimiento laboral sin hablar de la inmigración,
son lo mismo", señaló el presidente de la Asociación Política
México-Estadounidense, Nativo López.
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(Foto AP/LM Otero) |
Salomé Gómez carga a su hija Adriana
Gómez, de 2 años, durante una manifestación por los derechos de los inmigrantes,
el lunes 4 de septiembre de 2006, en el centro de Dallas, Texas.
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En tanto, en Texas, unos cinco contramanifestantes alzaron un cartel que
decía "Definición: Indocumentado & No autorizado significa ilegal".
En Dallas, unas 500 personas que marcharon bajo la lluvia reclamaron planes
para legalizar a millones de indocumentados. Coreaban en español , "Bush,
escucha, estamos en la lucha", y "Aquí estamos y no nos vamos".
En California, el cardenal Roger Mahony dijo a los feligreses que asistieron
a la Catedral de Nuestra Señora de Los Angeles en el centro de Los Angeles que
había enviado cartas por fax al presidente Bush y a los dirigentes del Congreso,
instándolos a adoptar una amplia reforma de inmigración.
"Nuestro Congreso tiene exactamente dos semanas para abordar uno de los temas
más importantes en lo moral y lo social que haya enfrentado el país en varias
décadas", dijo Mahony.
El cardenal alabó las contribuciones de los trabajadores inmigrantes al país
y al estado de California, en particular.
"Sin nuestra población inmigrante, este estado estaría en bancarrota", dijo
el cardenal, quien fue ovacionado.
Otros 900 activistas de los derechos de los inmigrantes se reunieron al
mediodía del lunes frente al Capitolio de Arizona en Phoenix, donde en una
manifestación pacífica denunciaron la falta de actuación del gobierno para
reparar el fracasado sistema de inmigración.
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(Foto AP/Tony Avelar) |
Manifestantes marchan por Market Street en
San Francisco en apoyo de una amnistía a los inmigrantes ilegales que viven en
Estados Unidos, el lunes 4 de septiembre de 2006.
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La manifestación de Phoenix también atrajo a 100 simpatizantes del movimiento
que busca limitar la inmigración.
Michelle Dallacroce, fundadora y presidenta del grupo Madres Contra los
Inmigrantes Ilegales, afirmó que el gobierno vendió a su propio pueblo al no
confrontar de manera adecuada la inmigración ilegal.
"Esta gente está violando nuestras leyes, y se están llevando lo que nos
pertenece a los estadounidenses. Ellos vienen en nuestro Día del Trabajo y
marchan hasta nuestro Capitolio. Me repugnan", señaló Dallacroce.
Sin embargo, un empleado de la construcción, José López, señaló que había
asistido a la manifestación para protestar contra el trato injusto que reciben
los inmigrantes.
"Ellos (los contramanifestantes) pueden pensar lo que quieran, pero ellos son
más ilegales que nosotros. Ellos vienen de Europa, y nosotros de las Américas",
agregó López.
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Los periodistas de la Associated Press Anabelle Garay, en Dallas; Amanda Lee
Myers, en Phoenix; Alex Veiga en Los Angeles; Juan A. Lozano en Houston y Joseph
B. Frazier en Portland, Oregón, contribuyeron con esta información.
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