Cientos de personas formaron un círculo gigantesco en las puertas del palacio
municipal de San Bernardino, como un símbolo de solidaridad. (Alejandro Cano/La
Opinión)
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Enlazados a favor de la paz
Cientos de manifestantes marchan en San Bernardino para exigir el cese de
conflictos bélicos en el mundo Alejandro Cano alejandro.cano@laopinion.com 18
de marzo de 2007
SAN BERNARDINO.— Cientos de personas de todas las edades, razas, religiones y
estatus económicos arribaron ayer a la ciudad de San Bernardino desde muy lejos
para unirse a la lucha en contra de la guerra en Irak, prevenir un posible
conflicto con Irán, exigir una reforma migratoria inclusiva y respeto hacia los
derechos del inmigrante.
Alrededor de 1,200 personas respondieron al llamado de la Alianza Nacional
pro Derechos Humanos (NAHR), el Comité Latino del Valle de Coachella y la Mesa
Redonda Latina del Valle de Pomona, entre otros, para congregarse desde muy
temprano en el parque La Placita.
Ante la concurrencia, Mary Ana Gonzales, coordinadora de NAHR, exigió el cese
al conflicto bélico y el regreso de las tropas a casa.
"Ningún soldado más debería perder la vida por una guerra sin razón. Debemos
evitar que más civiles continúen muriendo, por eso, exigimos el final de la
guerra y que nuestros soldados regresen de una vez por todas a sus hogares, con
sus familias", indicó Gonzales, lo que provocó algarabía.
Desafiando las elevadas temperaturas y portando carteles y pancartas que
leían "No más guerra", "Paz en el mundo" y "Amnistía ahora", los manifestantes,
entre ellos residentes del estado vecino de Nevada, marcharon por casi dos
millas sobre la avenida Quinta hasta llegar al palacio municipal de la ciudad de
San Bernardino.
Allí fueron recibidos por alrededor de 80 miembros del Proyecto Minuteman,
quienes se congregaron en las puertas del consulado mexicano, ubicado en las
intersecciones de las avenidas Tercera y D.
Los minutemen, liderados por Joseph Turner, vociferaron palabras en contra de
los inmigrantes, especialmente de los indocumentados. En varias ocasiones,
algunos miembros pisotearon la bandera mexicana como simbolismo de repudio hacia
los ciudadanos de dicha nación.
Utilizando la agresión, algunos miembros intentaron evitar que La Opinión
fotografiara sus acciones y cuando fueron confrontados se negaron a
identificarse.
"Nosotros no hablamos con la prensa en español, fuera de aquí, indocumentado,
regrésate a tu país", gritó una mujer no identificada a este reportero.
Mientras tanto, líderes cívicos exhortaban a la multitud a ignorar los
insultos y provocaciones, y enfocarse al objetivo principal que fue detener la
guerra que ha matado a más de tres mil soldados estadounidenses desde que inició
en marzo de 2003.
El congresista Joe Baca, quien también recibió insultos, se dirigió a la
multitud con palabras serias y precisas. Baca comentó que en ningún momento
apoyó la guerra y que ya es hora de "que se detenga".
"Que quede muy claro: no apoyo la guerra, no apoyo las muertes injustificadas
de miles de connacionales, ni las muertes de miles de civiles", expresó
Baca.
Enrique Morones, director de la Coalición Gente Unida, exigió la legalización
para más de 12 millones de indocumentados y "detener las muertes en las
fronteras".
"Nuestros paisanos están muriendo en el intento, no queremos una muerte más,
queremos legalización ahora; no mañana, ahora", indicó Morones.
La manifestación estuvo a punto de salirse de control cuando Armando Navarro,
coordinador de NAHR, exigió a la policía local a que obligara a los minutemen a
respetar las leyes viales y a que dejaran de pisotear el símbolo patrio de
México.
Sin embargo, según Ernie Lemos, teniente del Departamento de Policía de San
Bernardino (SBPD), pisotear una bandera no constituye una violación y es parte
de "la libertad de expresión".
Gracias a la intervención de por lo menos 40 agentes, el orden fue restaurado
y la protesta continuó.
Antes de finalizar, los manifestantes hicieron un círculo y corearon la
famosa canción De colores, como en épocas pasadas lo hiciera César Chávez como
símbolo de unión entre las etnias.
"Que se escuche hasta Washington, para que Bush se dé cuenta de que no
apoyamos la guerra y que lo único que buscamos es la unión entre las razas de
todo el mundo… queremos paz", concluyó José Calderón, catedrático de la
Universidad Pitzer, en Claremont.
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