Cientos de miles de personas marchan en Chicago
Chicago (EFE).-
Por lo menos 300 mil personas, según cálculos de la policía, marcharon hoy por
el centro de Chicago hasta concentrarse en el Parque Grant, para demandar una
reforma migratoria integral.
Los organizadores, por su parte, estimaron
en 700 mil los concurrentes al acto que ocupó el lado sur del parque, escenario
habitual de grandes concentraciones en el verano y que fue acondicionado con
puestos de primeros auxilios y baños químicos.
“Hoy hicimos historia”,
dijo Artemio Arreola, integrante del comité organizador.
Antes de los
discursos, a cargo de una decena de personas, actuó un grupo de danzantes
aztecas y el sacerdote Marco Mercado pronunció una oración.
El
congresista demócrata Luis Gutiérrez arrancó los mayores aplausos al afirmar que
“ya es tiempo que este país reconozca a quienes lo han fortalecido”.
“Esta es una lucha imparable, y el gobierno no puede cerrar los ojos”,
dijo.
“Ustedes se merecen la posibilidad de salir de las sombras,
levantar la cabeza e iniciar el camino hacia la residencia permanente en este
país”, dijo por su parte Linda Chávez-Thompson, vicepresidenta de la AFL-CIO.
Antes, en el Union Park, el senador afroamericano Barack Obama dijo
estar “orgulloso” de participar en las manifestaciones.
“Lo que empezó
con miedo hoy es motivo de esperanza para todos los que estamos aquí, y una
esperanza muy real, porque nosotros también tenemos un sueño”, afirmó.
Los manifestantes se concentraron desde temprano en varios puntos de la
ciudad, para partir al mediodía rumbo al parque que se encuentra junto al lago
Michigan.
“Sí, se puede” y “Hoy marchamos, mañana votamos”, “No somos
criminales”, eran algunas de las consignas coreadas.
En la cartelería
desplegada se leía “Legalizar, no criminalizar”, “Tenemos dignidad”,
“Trabajamos, pagamos impuestos y no somos delincuentes”.
La marea humana
marchó haciendo ondear banderas estadounidenses como estandarte principal,
aunque también las hubo de México y varios países de centro y Sudamérica.
El ecuatoriano Luis Quiñones vendía dos banderas por cinco dólares y la
oferta incluía desde el estandarte de EEUU a otros de México, Colombia, Perú,
Ecuador, Guatemala e inclusive las Naciones Unidas.
“Esto es
maravilloso”, exclamó el argentino Alejandro Horbatenko, quien desplegó un
cartel donde se leía “Libertad o Muerte”, frente a su café Buenos Aires Forever
instalado en la avenida Ashland.
Esa avenida, que fue una de las
principales vías recorridas por parte de la multitud, se convirtió en un mar de
camisetas blancas y banderas americanas.
“Tenemos que ayudar a esta
gente”, dijo el comerciante, quien admitió haber llegado en 1964 a Chicago como
inmigrante indocumentado.
Al frente de una delegación del Centro sin
Fronteras iban 26 trabajadores mexicanos que fueron detenidos recientemente y
pueden ser deportados, tras una redada realizada por inmigración en la planta de
IFCO de Chicago, hace dos semanas.
“Tratamos de ser positivos y
confiamos en la justicia”, dijo Flor Crisóstomo, de 27 años, quien ha vivido sin
documentos durante seis años en este país.
Aunque los latinos son
mayoría entre los inmigrantes indocumentados de Illinois, la marcha también
incluyó representantes de la comunidad irlandesa, con gaitas escocesas, árabes,
africanos y asiáticos.
Unos treinta coreanos desfilaron al son del
“Kwenggari”, un tambor tradicional usado por los granjeros para celebrar la
cosecha.
Susannah Kim, de 25 años, dijo que el tambor fue llevado a la
marcha porque “representa a la gente de abajo”.
“Esta es una marcha de
gente trabajadora, que sale a dar la cara y a tomar riesgos”, declaró.
Un grupo de árabes, vestidos de blanco y negro, lucía camisetas con la
inscripción “No soy un terrorista”.
Según informó la policía, no hubo
incidentes graves.
El llamado a boicotear la actividad comercial y
escolar fue visible en los barrios mexicanos de La Villita y Pilsen, donde las
calles lucían desiertas al mediodía.
Numerosos comercios dejaron en
libertad a sus empleados, y en el caso de la Asociación de Restaurantes de
Illinois que emplea a 350 mil personas, en su mayoría latinos, repartió agua
embotellada en varios puntos de la marcha.
Los centros educativos de los
barrios latinos también lucían vacíos, aunque las Escuelas Públicas de Chicago
habían exhortado a los padres a enviar a sus hijos a clase con la promesa de que
los maestros dedicarían el día a discutir el problema de la inmigración. EFE
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