Por ARTHUR H. ROTSTEIN
Luego de abrirse paso por una maraña de árboles mezquites, Kathryn Ferguson
divisó las piernas de un hombre que sobresalían de entre las ramas bajas.
"¡Oh, Dios mío!", exclamó, paralizada por un instante al creer que el hombre
estaba muerto. Pero era uno de tres inmigrantes ilegales que dormían descansando
de su trayecto por este tramo del desierto.
Ferguson, voluntaria de un grupo humanitario que trata de prevenir muertes
entre los ilegales, espera recibir ayuda pronto. Su organización y otras dicen
que el debate nacional sobre inmigración ha renovado interés en sus esfuerzos,
lo que les ha brindado muchas ofertas de asistencia y donaciones.
"Es así: si un avión comercial grande se estrellara en el desierto de Arizona
todos los años, la gente estaría muy contrariada por ello", dijo Ferguson. "Pero
recién ahora la gente se ha dado cuenta de que 300 personas mueren todos los
años, como los pasajeros de un avión".
El creciente interés coincide con el comienzo del verano, el momento más
fatal para el cruce de los inmigrantes.
Las muertes en la frontera han aumentado en los últimos años a medida que los
inmigrantes se internan en terreno cada vez más hostil para evitar los refuerzos
de la Patrulla Fronteriza en otras zonas.
Un récord de 473 inmigrantes ilegales murieron tratando de cruzar la frontera
durante el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre, según la Patrulla
Fronteriza. Muchas de las víctimas sucumbieron al calor del desierto.
Grupos como los Samaritanos (Samaritans), con sede en Houston, envían
patrullas con alimentos y agua. Si encuentran a alguien que necesite asistencia
médica, los voluntarios llaman a la Patrulla Fronteriza.
Durante una patrulla reciente, Ferguson avanzaba por entre la maleza a unos
40 kilómetros al norte de Tucson diciendo en español "¡Buenos días! Venimos a
ayudar... Tenemos alimentos y agua, atención médica".
Ella y un colega ofrecieron ayuda a los tres hombres que encontraron
durmiendo la siesta, pero éstos la rechazaron. Durante el resto del día hallaron
botellas de agua vacías y mochilas con sus contenidos esparcido en el suelo del
desierto: dentífrico, desodorante, zapatos, zoquetes, pero no otros
inmigrantes.
El religioso Robin Hoover, de Patrullas Humanas (Humane Borders), un grupo
que mantiene 81 tanques de agua en el desierto, dijo que grupos juveniles de la
Iglesia católica y otros voluntarios de Massachusetts, Nuevo México, Minnesota,
Virginia y Kansas se encuentran entre el par de centenares de personas que
vendrán a Arizona este verano a colaborar.
El interés ha aumentado cada año desde que el grupo comenzó en marzo del 2001
con dos puestos de agua, dijo Hoover.
"Es como una bola de nieve", dijo. "Mientras más gente abre nuestra página en
la red, recibimos más mensajes de odio pero también más cheques".
En San Diego, Enrique Morones dijo haber visto un aumento similar en el
número de voluntarios de los Angeles Fronterizos (Border Angels), un grupo que
distribuye agua a los inmigrantes en unos 300 puestos en el Valle Imperial, al
este de San Diego, y en Baja California.
Morones dijo que el grupo tiene más de mil voluntarios, de los cuales cientos
se incorporaron en los últimos meses. Anticipa recibir otros mil durante el
próximo año. Los voluntarios suelen aparecer después de enterarse de las muertes
de inmigrantes en la frontera.
Agregó que se horrorizan al recibir la noticia, "mientras que antes moría
gente y nadie se enteraba".
Maryada Vallet, una organizadora de No Más Muertes (No More Deaths), una
coalición de grupos religiosos y defensores de los derechos humanos que se
organizaron en Arizona en el 2004, dijo que su organización espera entrenar a
otros 500 voluntarios este verano.
Pero junto con el aumento en el número de voluntarios se han presentado
obstáculos.
Dos miembros de No Más Muertes enfrentan juicio en octubre acusados de
transportar a un extranjero indocumentado. Los dos dicen que fueron arrestados
cuando llevaban a inmigrantes a recibir tratamiento médico.
No Más Muertes está revisando sus instrucciones para asegurarse de que los
voluntarios no violen ninguna ley. Los trabajadores de asistencia deben llamar
ahora al número de emergencia 911 y a la Patrulla Fronteriza antes de llevar a
los inmigrantes a recibir atención médica.
Un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes en diciembre
tipifica delito ayudar a alguien a tratar de entrar o permanecer ilegalmente en
el país.
Susan Wysoki, una portavoz de la Federación Estadounidense de Reforma
Inmigratoria (Federation for American Immigration Reform), que promueve mayor
seguridad en la frontera, admitió el papel humanitario de dichos grupos por
considerar que "no hay superposición de jurisdicciones cuando se trata de salvar
vidas humanas".
Pero agregó que "en definitiva, no queremos estimular el comportamiento
ilegal estimulando a esa gente a entrar".
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En la Internet:
No More Deaths: http://www.nomoredeaths.org
Samaritans: http://www.samaritanpatrol.org
Humane Borders: http://www.humaneborders.org/
Border Angels: http://www.borderangels.org/portal/
Published: Wednesday, May 31, 2006
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