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Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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(Nuevo)
03-15-11

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Día de protestas

Latinos exigen una reforma migratoria en más de cien ciudades de Estados Unidos

Eileen Truax
Enviada Especial
eileen.truax@laopinion.com
11 de abril de 2006

PHOENIX, Arizona/WASHINGTON, D.C.— Millares de inmigrantes latinos participaron ayer en más de un centenar de marchas en distintas ciudades del país como Atlanta, Washington, Carolina del Norte y Los Ángeles para exigir una reforma migratoria integral y pedir que cesen los intentos de criminalizar a los indocumentados.

En Phoenix, Arizona, donde tuvo lugar una de las mayores manifestaciones de la nación, no hubo banderas mexicanas, ni un enfrentamiento, ni un incidente que lamentar. Tal como lo pidieron las 70 organizaciones que convocaron a la marcha de ayer en esta ciudad, las más de 200 mil personas que salieron a marchar para pedir la legalización de los inmigrantes indocumentados lo hicieron de manera pacífica, ordenada y ondeando la bandera estadounidense con una consigna: “Somos América”.

La gente estaba convocada a las 11:00 a.m. en la sede de la Feria Estatal de Arizona para empezar a marchar a la 1:00 p.m. Pero desde las 9:00 a.m. empezaron a llegar, llenaron el sitio y las calles aledañas. Antes de que dieran las 11:00 no cabía un alma más, así que tras la celebración de un ritual preshispánico, los organizadores decidieron que en ese momento arrancaba la marcha.

Tuvo que pasar una hora para que quienes estaban dentro de los terrenos de la Feria Estatal pudieran salir. Los primeros en marchar fueron los últimos en llegar a las inmediaciones del lugar que ya cubrían varias cuadras alrededor. En ese punto, las estimaciones de asistencia eran cercanas a las 200 mil personas.

Siguiendo la ruta planeada, la marcha se desplazó durante casi cinco horas por las avenidas Grand, Tercera, Central y Washington, para finalizar en el Capitolio estatal. Ahí, la invitación de los asistentes fue para que quienes ya son ciudadanos se registren para votar, “para que hablen por nosotros”, dijo una joven estudiante.

Un grupo de jóvenes activistas en contra de la guerra de Irak marchó con una manta con la leyenda: “Libertad para todos, con y sin papeles”. “Nosotros buscamos que se resuelva pronto este debate sobre migración, porque creemos que sólo está sirviendo al gobierno de Bush como un elemento de distracción política sobre los verdaderos problemas del país”, comentó Mark Abrahamson. “La inmigración no es un problema, es un síntoma.

Diversas agrupaciones, como Inmigrantes sin Fronteras, distribuyeron a lo largo de la ruta agua, fruta y botanas de manera gratuita. El gobierno de la ciudad de Phoenix donó 25 mil botellas de agua, y desde hace un par de días puso a la disposición del público la información de las desviaciones de tráfico y de transporte público, así como una línea telefónica de asistencia.

Durante el evento frente al Capitolio legisladores y dirigentes hicieron un llamado a los congresistas en Washington para que los inmigrantes puedan educar a sus hijos en los valores americanos. “Y no olvidemos votar para sacar a esos ridículos de su oficina”, dijo el senador Jorge García. “¡Viva la raza!”.

El legislador Ed Pastor y otros organizadores estimaron que cerca de 250 mil personas participaron en el evento. “Es mucho más de lo que esperábamos; ha sido un orgullo marchar esta mañana”, dijo.

Algunas de las agrupaciones que participaron en la organización de la marcha fueron Indígenas sin Fronteras, MEChA, SEIU, la Organización Maya Chapín, la Asociación por Palestina, la Cámara de Comercio Hispana Nacional, CADENA y agrupaciones religiosas de diversas denominaciones.

En Washington, miles de personas se congregaron también para presionar por la legalización de indocumentados de cara al Capitolio, donde el pasado viernes se estancó la medida migratoria que, precisamente, legalizaría a millones y que muchos esperan resucite cuando el Senado retorne de su receso en dos semanas.

La explanada entre el Capitolio y el monumento a George Washington, escenario de históricos eventos y protestas, recibió a miles de personas en camisetas blancas y portando banderas esta vez primordialmente de Estados Unidos que coreaban: "Bush escucha, estamos en la lucha". El Presidente estaba ayer en Washington pero el Congreso está en receso.

En el Congreso muchos dan crédito a las marchas por el avance logrado en el tema migratorio y esperan que la presión se mantenga en los próximos días para que se retome el asunto. Arlen Specter, senador republicano de Pennsylvania y presidente del Comité Judicial del Senado, declaró que la falta de acción del Congreso puede tener serias consecuencias políticas para los dos partidos.

De hecho, ayer los manifestantes coreaban "Hoy marchamos y mañana votamos" recordándole a los políticos que hoy son indocumentados pero con suerte se convertirán en ciudadanos y recordarán quién los ayudó y quién no. Además, muchos son familiares de ciudadanos que sí votan y de residentes legales que son potenciales votantes.

Uno de los más acérrimos defensores de los inmigrantes, el senador demócrata Edward Kennedy, dijo presente y recibió una calurosa bienvenida de los manifestantes que agitaban las banderas estadounidenses a gritos de "USA, USA" y mostraban pancartas que leían "Somos Estados Unidos" (We are America).

Kennedy tuvo unas breves palabras en español donde dio las gracias a los presentes por "buscar justicia para todos los inmigrantes".

Recordó que hace casi medio siglo su hermano, el asesinado presidente John F. Kennedy, dijo que ésta es una nación de inmigrantes y condenó a aquellos en el Congreso que quieren, indicó, arrebatarle al país su esencia y su fibra que está en los inmigrantes que trabajan duro en busca del llamado sueño americano.

Hasta la victoria... Sí se puede", dijo Kennedy en español.

Las manifestaciones se programaron antes del fiasco del viernes cuando demócratas y republicanos se culparon mutuamente por no avanzar el llamado acuerdo Martínez/Hagel. Este lenguaje divide a los indocumentados en categorías. Los que lleven más de cinco años en el país, que se legalizan sin salir de Estados Unidos; los que llevan más de dos y menos de cinco, que deberán acudir a un “puerto de entrada” y ser readmitidos a través de un programa de trabajadores temporales (PTT). Y los que lleven menos de dos años que deben retornar a su país de origen y allá solicitar ingreso al PTT.

Kennedy ha sido y es una de las figuras centrales del debate migratorio y en tratar de arribar a acuerdos bipartidistas con los republicanos.

Pero el liderazgo demócrata del Senado, encabezado por Harry Reid, bloqueó las enmiendas por considerar que iban a minar el acuerdo. No obstante, incluso los republicanos que apoyan el acuerdo dijeron que el liderazgo demócrata se pasó de la raya al frenar el proceso legislativo y la presentación de enmiendas muchas de las cuales, aseguraron, no tenían los votos para ser aprobadas. Esto último es rechazado por algunos actores del debate.

Hubo quien acusó a los demócratas de bloquear el acuerdo por cálculos políticos de año electoral. Frank Sharry, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración, declaró que parece que los líderes demócratas querían "un asunto [de año electoral] y no un proyecto de ley”.

Sharry indicó que quizá la Casa Blanca debió jugar un papel más activo y que el liderazgo republicano del Senado debió ejercer mayor presión sobre los republicanos opuestos al avance de la medida.

Pero, finalmente, no podemos escapar a la conclusión de que el liderazgo demócrata del Senado estaba más interesado en mantener el asunto de la inmigración vivo en las elecciones de medio período que en aprobar una reforma inmigratoria... Y si no es cierto, esperamos que prueben que estamos equivocados", dijo Sharry.

Algunos inmigrantes dijeron a La Opinión que no quieren buscar culpables por el estancamiento sino lograr resultados.

Manuel Alfonso Cea, un salvadoreño que reside en Maryland, dijo que según el tema ha unido a los latinos, los legisladores deben dejar de lado sus diferencias y arribar a una solución justa. "Con estas demostraciones de apoyo y de paz vamos a lograr más en ellos porque les estamos demostrando unidad que es lo que ellos deberían tener para que todo lo que decidan sea para bien de la comunidad inmigrante".

José Ricardo Salazar, otro salvadoreño, también instó a la unidad y dijo que espera que el Congreso resuelva sus diferencias. "Hay que esperar... tener paciencia, pero siempre luchando y con fe".

Las diferencias persisten. Saúl Solórzano, de CARECEN, dijo a la multitud que "no queremos leyes que nos dividan en categorías".

Por su parte, el presidente de la Central Sindical AFL-CIO, John Sweeney, dijo que todos los que trabajan duro merecen una vía a la ciudadanía porque finalmente "todos somos inmigrantes y todos somos Estados Unidos".


 

 

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