Día de protestas
Latinos exigen una reforma migratoria en más de cien
ciudades de Estados Unidos
Eileen Truax Enviada Especial eileen.truax@laopinion.com
11 de abril de 2006
PHOENIX, Arizona/WASHINGTON, D.C.— Millares de inmigrantes
latinos participaron ayer en más de un centenar de marchas en distintas ciudades
del país como Atlanta, Washington, Carolina del Norte y Los Ángeles para exigir
una reforma migratoria integral y pedir que cesen los intentos de criminalizar a
los indocumentados.
En Phoenix, Arizona, donde tuvo lugar una de las mayores manifestaciones de
la nación, no hubo banderas mexicanas, ni un enfrentamiento, ni un incidente que
lamentar. Tal como lo pidieron las 70 organizaciones que convocaron a la marcha
de ayer en esta ciudad, las más de 200 mil personas que salieron a marchar para
pedir la legalización de los inmigrantes indocumentados lo hicieron de manera
pacífica, ordenada y ondeando la bandera estadounidense con una consigna: “Somos
América”.
La gente estaba convocada a las 11:00 a.m. en la sede de la Feria Estatal de
Arizona para empezar a marchar a la 1:00 p.m. Pero desde las 9:00 a.m. empezaron
a llegar, llenaron el sitio y las calles aledañas. Antes de que dieran las 11:00
no cabía un alma más, así que tras la celebración de un ritual preshispánico,
los organizadores decidieron que en ese momento arrancaba la marcha.
Tuvo que pasar una hora para que quienes estaban dentro de los terrenos de la
Feria Estatal pudieran salir. Los primeros en marchar fueron los últimos en
llegar a las inmediaciones del lugar que ya cubrían varias cuadras alrededor. En
ese punto, las estimaciones de asistencia eran cercanas a las 200 mil personas.
Siguiendo la ruta planeada, la marcha se desplazó durante casi cinco horas
por las avenidas Grand, Tercera, Central y Washington, para finalizar en el
Capitolio estatal. Ahí, la invitación de los asistentes fue para que quienes ya
son ciudadanos se registren para votar, “para que hablen por nosotros”, dijo una
joven estudiante.
Un grupo de jóvenes activistas en contra de la guerra de Irak marchó con una
manta con la leyenda: “Libertad para todos, con y sin papeles”. “Nosotros
buscamos que se resuelva pronto este debate sobre migración, porque creemos que
sólo está sirviendo al gobierno de Bush como un elemento de distracción política
sobre los verdaderos problemas del país”, comentó Mark Abrahamson. “La
inmigración no es un problema, es un síntoma.
Diversas agrupaciones, como Inmigrantes sin Fronteras, distribuyeron a lo
largo de la ruta agua, fruta y botanas de manera gratuita. El gobierno de la
ciudad de Phoenix donó 25 mil botellas de agua, y desde hace un par de días puso
a la disposición del público la información de las desviaciones de tráfico y de
transporte público, así como una línea telefónica de asistencia.
Durante el evento frente al Capitolio legisladores y dirigentes hicieron un
llamado a los congresistas en Washington para que los inmigrantes puedan educar
a sus hijos en los valores americanos. “Y no olvidemos votar para sacar a esos
ridículos de su oficina”, dijo el senador Jorge García. “¡Viva la raza!”.
El legislador Ed Pastor y otros organizadores estimaron que cerca de 250 mil
personas participaron en el evento. “Es mucho más de lo que esperábamos; ha sido
un orgullo marchar esta mañana”, dijo.
Algunas de las agrupaciones que participaron en la organización de la marcha
fueron Indígenas sin Fronteras, MEChA, SEIU, la Organización Maya Chapín, la
Asociación por Palestina, la Cámara de Comercio Hispana Nacional, CADENA y
agrupaciones religiosas de diversas denominaciones.
En Washington, miles de personas se congregaron también para presionar por la
legalización de indocumentados de cara al Capitolio, donde el pasado viernes se
estancó la medida migratoria que, precisamente, legalizaría a millones y que
muchos esperan resucite cuando el Senado retorne de su receso en dos semanas.
La explanada entre el Capitolio y el monumento a George Washington, escenario
de históricos eventos y protestas, recibió a miles de personas en camisetas
blancas y portando banderas esta vez primordialmente de Estados Unidos que
coreaban: "Bush escucha, estamos en la lucha". El Presidente estaba ayer en
Washington pero el Congreso está en receso.
En el Congreso muchos dan crédito a las marchas por el avance logrado en el
tema migratorio y esperan que la presión se mantenga en los próximos días para
que se retome el asunto. Arlen Specter, senador republicano de Pennsylvania y
presidente del Comité Judicial del Senado, declaró que la falta de acción del
Congreso puede tener serias consecuencias políticas para los dos partidos.
De hecho, ayer los manifestantes coreaban "Hoy marchamos y mañana votamos"
recordándole a los políticos que hoy son indocumentados pero con suerte se
convertirán en ciudadanos y recordarán quién los ayudó y quién no. Además,
muchos son familiares de ciudadanos que sí votan y de residentes legales que son
potenciales votantes.
Uno de los más acérrimos defensores de los inmigrantes, el senador demócrata
Edward Kennedy, dijo presente y recibió una calurosa bienvenida de los
manifestantes que agitaban las banderas estadounidenses a gritos de "USA, USA" y
mostraban pancartas que leían "Somos Estados Unidos" (We are America).
Kennedy tuvo unas breves palabras en español donde dio las gracias a los
presentes por "buscar justicia para todos los inmigrantes".
Recordó que hace casi medio siglo su hermano, el asesinado presidente John F.
Kennedy, dijo que ésta es una nación de inmigrantes y condenó a aquellos en el
Congreso que quieren, indicó, arrebatarle al país su esencia y su fibra que está
en los inmigrantes que trabajan duro en busca del llamado sueño americano.
Hasta la victoria... Sí se puede", dijo Kennedy en español.
Las manifestaciones se programaron antes del fiasco del viernes cuando
demócratas y republicanos se culparon mutuamente por no avanzar el llamado
acuerdo Martínez/Hagel. Este lenguaje divide a los indocumentados en categorías.
Los que lleven más de cinco años en el país, que se legalizan sin salir de
Estados Unidos; los que llevan más de dos y menos de cinco, que deberán acudir a
un “puerto de entrada” y ser readmitidos a través de un programa de trabajadores
temporales (PTT). Y los que lleven menos de dos años que deben retornar a su
país de origen y allá solicitar ingreso al PTT.
Kennedy ha sido y es una de las figuras centrales del debate migratorio y en
tratar de arribar a acuerdos bipartidistas con los republicanos.
Pero el liderazgo demócrata del Senado, encabezado por Harry Reid, bloqueó
las enmiendas por considerar que iban a minar el acuerdo. No obstante, incluso
los republicanos que apoyan el acuerdo dijeron que el liderazgo demócrata se
pasó de la raya al frenar el proceso legislativo y la presentación de enmiendas
muchas de las cuales, aseguraron, no tenían los votos para ser aprobadas. Esto
último es rechazado por algunos actores del debate.
Hubo quien acusó a los demócratas de bloquear el acuerdo por cálculos
políticos de año electoral. Frank Sharry, director ejecutivo del Foro Nacional
de Inmigración, declaró que parece que los líderes demócratas querían "un asunto
[de año electoral] y no un proyecto de ley”.
Sharry indicó que quizá la Casa Blanca debió jugar un papel más activo y que
el liderazgo republicano del Senado debió ejercer mayor presión sobre los
republicanos opuestos al avance de la medida.
Pero, finalmente, no podemos escapar a la conclusión de que el liderazgo
demócrata del Senado estaba más interesado en mantener el asunto de la
inmigración vivo en las elecciones de medio período que en aprobar una reforma
inmigratoria... Y si no es cierto, esperamos que prueben que estamos
equivocados", dijo Sharry.
Algunos inmigrantes dijeron a La Opinión que no quieren buscar culpables por
el estancamiento sino lograr resultados.
Manuel Alfonso Cea, un salvadoreño que reside en Maryland, dijo que según el
tema ha unido a los latinos, los legisladores deben dejar de lado sus
diferencias y arribar a una solución justa. "Con estas demostraciones de apoyo y
de paz vamos a lograr más en ellos porque les estamos demostrando unidad que es
lo que ellos deberían tener para que todo lo que decidan sea para bien de la
comunidad inmigrante".
José Ricardo Salazar, otro salvadoreño, también instó a la unidad y dijo que
espera que el Congreso resuelva sus diferencias. "Hay que esperar... tener
paciencia, pero siempre luchando y con fe".
Las diferencias persisten. Saúl Solórzano, de CARECEN, dijo a la multitud que
"no queremos leyes que nos dividan en categorías".
Por su parte, el presidente de la Central Sindical AFL-CIO, John Sweeney,
dijo que todos los que trabajan duro merecen una vía a la ciudadanía porque
finalmente "todos somos inmigrantes y todos somos Estados Unidos".
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