Revolución #60, 10 de
septiembre 2006
11 de septiembre: Grietas en la “versión oficial”
En el quinto aniversario de los ataques y dos años después del informe de la
Comisión del 11 de Septiembre, no cabe duda de que no se sabe la verdad sobre lo
que pasó y que la están tapando.
En agosto, el Washington Post informó que el personal auxiliar y
varios integrantes de la Comisión del 11 de Septiembre (el grupo oficial que
llevó a cabo una “investigación” de los ataques) “concluyeron que la versión
inicial de la reacción del Pentágono a los ataques terroristas de 2001 ha podido
ser parte de una tentativa deliberada de engañar a la comisión y al público” y
que “las sospechas de que se hizo algo malo eran tan profundas que la comisión,
en una reunión secreta de sus 10 integrantes, en el verano de 2004, debatió si
remitir el asunto al Departamento de Justicia con una recomendación de que se
llevara a cabo una investigación penal”.
Esto destaca varias preguntas, como por ejemplo: ¿Por qué no
siguieron los procedimientos del FAA/la Fuerza Aérea de despegue de cazas en el
caso de un secuestro? David Ray Griffin, profesor (retirado) de la Claremont
School of Theology y autor de dos estudios detallados del 11 de septiembre*, escribió que el gobierno “dio tres
explicaciones, cada una de las cuales contradice las demás y ninguna de las
cuales es satisfactoria” de por qué los cazas no interceptaron ninguno
de los aviones secuestrados. Griffin y otros dicen que las versiones de las
fuerzas armadas y otras pruebas indican la posibilidad de que les dieron una
orden de no atacar los aviones.
Mentiras y preguntas sin respuesta
Hay muchas otras grietas en la versión oficial.
Por ejemplo, se da por hecho que Al Qaeda, sin el conocimiento del gobierno
estadounidense, llevó a cabo los ataques. Sin embargo, hay pruebas de lazos
entre Al Qaeda y otras fuerzas islamistas con los servicios de inteligencia
estadounidenses y gobiernos pro Estados Unidos. El informe de la Comisión no
menciona que el general Mahmoud Ahmad, el jefe de los servicios de inteligencia
de Pakistán (ISI), mandó $100,000 a Mohammed Ata, supuesto líder de los
secuestros, ni que Ahmad se reunió con el jefe de la CIA, George Tenet, una
semana antes del 11 de septiembre.
Estados Unidos le dio armas y apoyo a Al Qaeda y otras fuerzas parecidas en
los años 80 para combatir la ocupación soviética de Afganistán. Pero esa ayuda
no terminó con el fin de la ocupación en 1989. Peter Dale Scott, profesor
emérito de la Universidad de California en Berkeley, escribe: “Lo que está
saliendo poco a poco acerca de las actividades de Al Qaeda en Asia Central en
los años 90 es que actuaron en aras de los intereses de las compañías petroleras
estadounidenses y del gobierno estadounidense”.
Bush no quiso dar testimonio jurado y llevó al vicepresidente Dick Cheney
para que lo acompañara. Dijo que no sabía nada de la presencia de células de Al
Qaeda en Estados Unidos ni de una amenaza inminente, pero hay testimonios de que
le informaron de la probabilidad de un ataque y de que recibió un informe
titulado “Bin Laden determined to Strike in the U.S.” (Bin Laden resuelto a
atacar en Estados Unidos) el 6 de agosto, un mes antes de los ataques. ¿Por qué
mintió? ¿Por qué en los meses que precedieron el 11 de septiembre desoyeron y
suprimieron advertencias de agentes del FBI en Phoenix, Minneapolis, Chicago y
Nueva York de actividades sospechosas en escuelas de vuelo?
Mucho de lo que hizo Bush el 11 de septiembre no concuerda con un ataque
sorpresa. ¿Por qué continuó dejándose tomar fotos 15 minutos después de
enterarse del ataque al World Trade Center y por qué se quedó otros 30 minutos
en vez de que el Servicio Secreto se lo llevara, cuando supuestamente el país
estaba bajo ataque?
Entre las preguntas de Griffin y otros investigadores figuran:
- ¿Por qué se estrelló el vuelo 93 de United Airlines en
Pensilvania? “La Comisión tampoco discutió las muchas pruebas de que las fuerzas
armadas derribaron el vuelo 93, quizá cuando los pasajeros estaban a punto de
obtener el control”, dice Griffin.
- ¿Por qué cayeron ambas torres del World Trade Center, lo que no concuerda
con la física de un edificio de armazón de acero cuando se quema, pero sí
concuerda con una demolición controlada?, dice Griffin. En particular, ¿por qué
se derrumbó el edificio 7, aunque no se estrelló un avión contra él y, dice
Griffin, “un incendio nunca antes causó el derrumbamiento de un edificio de
armazón de acero, incluso en el caso de un incendio mucho mayor, más caliente y
más duradero”? ¿Y por qué no mencionó esto la Comisión del 11 de Septiembre?
- ¿Por qué Estados Unidos mandó invadir Afganistán y a batir al gobierno del
Talibán en vez de capturar a Osama bin Laden? ¿Permitió que Bin Laden
escapara?
El 7 de octubre de 2001 empezó el ataque contra el Talibán en Afganistán.
Washington dijo que lo hizo porque el Talibán ayudaba a Al Qaeda y le daba
campos de entrenamiento. Sin embargo, hay muchas pruebas de que los planes de
invadir a Afganistán se trazaron mucho antes del 11 de septiembre porque el
Talibán no cooperaba con el plan de construir un oleoducto para vincular los
campos petroleros del mar Caspio con los puertos del mar Rojo. Por ejemplo, la
BBC informó que en julio del 2001 altos funcionarios del gobierno estadounidense
le dijeron a Niaz Naik, un diplomático paquistaní, que “el ataque militar contra
Afganistán empezará a mediados de octubre… antes de que empiece a caer la
nieve”.
David Ray Griffin da ejemplos históricos de guerras que han justificado con
mentiras: “Estados Unidos, como muchos otros países, a menudo recurre al engaño
para iniciar la guerra. Por ejemplo: la guerra con México, con la falsa
acusación de que México “hizo derramar sangre americana en territorio
americano”; la guerra con España, con el engaño de ‘Recuerden el Maine’; la
guerra en Filipinas, con la falsa acusación de que los filipinos dispararon
primero; y la guerra de Vietnam, con el engaño del golfo de Tonkin. Además, a
veces Estados Unidos ha tramado falsos ataques terroristas. Ha matado a civiles
inocentes y le ha echado la culpa a un país o un grupo enemigo, colocando
pruebas falsas. Incluso lo ha hecho en países aliados. Como demostró Daniel
Ganser en su libro NATO’s Secret Armies, la OTAN, bajo la dirección de
la CIA y el Pentágono, organizó muchos ataques de ese tipo en Europa Occidental
durante la guerra fría. Les echaron la culpa a los comunistas y a otros grupos
izquierdistas para desacreditarlos a los ojos de los votantes”.
¿Y Pearl Harbor? En el ataque japonés murieron 2,400 personas. El presidente
Franklin Roosevelt y el Departamento de Guerra sabían (a pesar de que dijeron
que fue una sorpresa) que la flota japonesa estaba a punto de iniciar una
ofensiva naval. El secretario de Guerra Henry Stimson escribió en su diario:
“Cuando recibimos la noticia del ataque japonés, primero que todo sentí alivio
porque se había acabado la irresolución y había llegado una crisis capaz de unir
a nuestra ciudadanía”.
* The New Pearl Harbor — Disturbing Questions About
the Bush Administration and 9/11 y The 9/11 Commission Report:
Omissions and Distortions. Un nuevo libro de Griffin y Peter Dale Scott, 9/11
and American Empire: Intellectuals Speak Out, saldrá este mes.
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