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El Mundo no Puede Esperar organiza a las personas que viven en Estados Unidos para repudiar y parar el rumbo fascista iniciado durante el régimen de Bush y evidenciado en las ocupaciones asesinas, injustas e ilegítimas de Irak y Afganistán; la “guerra de terror” global de tortura, rendición extraordinaria y espionaje; y la cultura de discriminación, intolerancia y avaricia. A ese rumbo no le darán marcha atrás los líderes que nos instan a buscar puntos en común con fascistas, fanáticos religiosos e imperio. Solo es posible si la población forja una comunidad de resistencia –un movimiento independiente de grandes cantidades de personas—que, actuando en pro de los intereses de la humanidad, pone fin a dichos crímenes y demanda que se procese a los responsables por ellos.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Revolución #112, 16 de diciembre de 2007

Informe estadounidense sobre Irán:

Mentiras sobre armas nucleares…

y mentiras mayores

Larry Everest

Una vez más se han puesto al descubierto las mentiras de George Bush, Dick Cheney y el resto de los mentirosos comprobados del gobierno de Bush sobre un tema de vida o muerte que afecta a millones de personas. Esta vez fueron sus mentiras sobre la afirmación de que tenía pruebas del programa de armas nucleares de Irán. Desde hace más de un año, Bush, Cheney y otros altos funcionarios del gobierno han afirmado repetidas veces y con mucha certeza que Irán está construyendo o tratando de construir armas nucleares. El 31 de marzo Bush dijo: “Irán está tratando de elaborar un arma nuclear”. El 19 de junio, le advirtió al gobierno iraní sobre las “consecuencias” de “continuar con el programa de elaborar un arma nuclear”. El 12 de julio le acusó al gobierno iraní de “tener un programa de armas nucleares y amenazar con borrar a Israel del mapa”. El 6 de agosto dijo: “Este es un gobierno que ha declarado que tiene el deseo de elaborar un arma nuclear”. Ahora, según los mismos servicios de inteligencias del gobierno estadounidense, ninguna de esas afirmaciones es cierta.

Con la campaña de mentiras, distorsiones y verdades a medias ha buscado imponer sanciones económicas y políticas más duras contra Irán. Las sanciones no solo son un ataque contra los iraníes comunes y corrientes, sino también una parte de los preparativos de guerra con que aíslan políticamente y vilipendian a un adversario y forjan una coalición en torno a los objetivos estadounidenses. Con estas acusaciones también buscaban influenciar la opinión pública a favor un ataque contra Irán, que podría poner en peligro la vida de millones de personas e intensificar el choque reaccionario entre el imperialismo y el fundamentalismo islámico por todo el Medio Oriente y Asia central.

Ahora los servicios de inteligencia estadounidenses dicen “con alta confianza” que Irán suspendió su programa de armas nucleares en el 2003. No se debe fiar de la “conclusión” de que tenía ese programa, en vista de que viene de boca de los mismos servicios de inteligencia que produjeron el fraude de las “armas de destrucción masiva” de Irak. Pero según el último Informe de Inteligencia Nacional (IIN), Irán ha suspendido el programa de armas nucleares y no tiene la capacidad de producir combustible para armas nucleares; de hecho, el informe dice que su capacidad de producir combustible nuclear para fines civiles (que es mucho más fácil producir) todavía tiene grandes problemas tecnológicos. Esta nueva conclusión contradice fuertemente el IIN del 2005 que afirmó “con alta confianza que actualmente Irán está resuelto a elaborar armas nucleares”, aunque Irán no lo podría hacer hasta “comienzos o mediados de la próxima década” (más o menos el mismo tiempo que sugiere el nuevo IIN, a pesar de la nueva conclusión muy diferente).

En la rueda de prensa del 4 de diciembre, le preguntaron a Bush por qué hacía acusaciones belicosas contra Irán, y especialmente por qué dijo el 17 de octubre que “si quieren evitar la tercera guerra mundial, parece que les debe interesar impedir [que Irán] obtenga la información necesaria para construir un arma nuclear”, respondió: “Me enteré del IIN la semana pasada” (o sea, a finales de noviembre). Luego le preguntaron sobre un informe del Washington Post (4 de diciembre) de que empezaron a preparar el nuevo informe hace 18 meses y que le informaron de las conclusiones en julio, y no en noviembre. Bush respondió: “En agosto, creo que fue el director de inteligencia nacional, Mike McConnell, que me dijo que tenemos nueva información. No me dio la información sino que me dijo que tardaría algún tiempo para analizarla”. La nueva afirmación de Bush parece ridícula. O es mentira o le interesa tan poco la verdad de la situación que no hizo ninguna pregunta sobre la información en líneas generales, ¡a pesar de que tiene que ver con el país que su gobierno dice que es el mayor reto! De hecho, al día siguiente de la rueda de prensa, la vocera de la Casa Blanca “aclaró” los comentarios de Bush (aparentemente para evitar la impresión de que no le importaba uno de los temas más importantes del planeta); dijo que McConnell mencionó a Bush en agosto la posibilidad de que Irán hubiera suspendido su programa de armas nucleares y que la nueva información podría llevar a una nueva conclusión de los servicios de inteligencia sobre Irán.

Y hay más pruebas de lo profundas que son las mentiras de Bush.

Por ejemplo, el Washington Post (3 de diciembre) y el New York Times (5 de diciembre) informaron que el IIN fue resultado de nueva información obtenida durante el verano, como notas de oficiales militares iraníes, que confirmó que Irán había suspendido su programa. Altos funcionarios del gobierno trataron de desacreditar esta información como parte de una campaña de engaño iraní. Los servicios de inteligencia pasaron varios meses investigando esa acusación y la rechazaron. En pocas palabras, esta nueva información fue tema de un debate intenso en el gobierno de Bush antes de su comentario sobre la “tercera guerra mundial”.

Segundo, un análisis de David Fromkin del Washington Post (5 de diciembre) demostró que la retórica de Bush sobre Irán cambió en agosto, de afirmaciones de que Irán elaboraba armas nucleares a afirmaciones de que buscaba la información necesaria para elaborarlas y que esto es un peligro inaceptable. Por ejemplo, el 9 de agosto Bush dijo que el gobierno iraní “ha expresado el deseo de enriquecer el uranio, que nosotros creemos que es un paso hacia un programa de armas nucleares”. El 28 de agosto, Bush condenó “el programa de Irán de obtener la tecnología que podría llevar a armas nucleares”. El 4 de octubre, Bush advirtió que Estados Unidos haría lo posible para impedir que Irán obtuviera “la información para elaborar un arma”. Este cambio de retórica indica que Bush sabía algo de lo que estaba pasando, pero continuó la propaganda bélica.

Tercero, varios periodistas han informado sobre un fuerte debate dentro del gobierno sobre el programa nuclear iraní que empezó hace seis meses, o probablemente hace un año, incluso sobre si tiene tal programa. Hace un año, Seymour Hersh escribió: “Un borrador de un análisis clasificado de la CIA que salió en el otoño y que rechaza las conclusiones de la Casa Blanca acerca de cuando Irán podría elaborar una bomba nuclear ha dificultado los preparativos del gobierno para un ataque militar contra Irán. La CIA concluyó que no hay pruebas convincentes de que Irán tenga un programa secreto de armas nucleares paralelo a sus operaciones civiles que ha declarado ante la Agencia Internacional de Energía Atómica”. (Durante este período la AIEA dijo repetidas veces que no había pruebas de que Irán estaba construyendo armas nucleares).

El 4 de diciembre en CNN Hersh dijo: “En ese tiempo, escribí que hubo una pelea tremenda acerca del asunto, porque Cheney en la Casa Blanca…. el vicepresidente no quería oír esto. Así que hubo una pela sobre la inteligencia. Y desde hace un año, creo que la oficina del vicepresidente, el vicepresidente ha restringido el informe. Ha bloqueado el informe durante un año. La inteligencia de la que nos enteramos ayer ha estado circulando en los más altos niveles del gobierno desde hace un año, y probablemente más”.

Todo esto indica que Bush mintió, otra vez, en la rueda de prensa y que en realidad Bush y Cheney SABÍAN que, a lo mínimo, los informes de sus propios servicios de inteligencia contradijeron sus afirmaciones sobre Irán y que hubo un fuerte debate sobre el programa de armas nucleares. Y, según los informes, Cheney intervino para suprimir el IIN.

Bush, Cheney y los demás han hecho acusaciones muy serias, con mucha confianza, a pesar de que no tienen los datos y a pesar de que las pruebas dicen lo contrario, incluso de la Agencia Internacional de Energía Atómica y de los mismos iraníes (como hemos informado en Revolución). Es decir, el gobierno de Bush ha tergiversado los hechos y mentido en aras de sus metas políticas imperialistas, con posibles consecuencias catastróficas para la gente.

¿Qué está pasando?

¿Por qué mienten Bush, Cheney y el resto de la clase dominante, abierta y repetidamente y sin vergüenza? No es que son mentirosos empedernidos o simplemente “políticos mentirosos”. Lo hacen porque son representantes de un sistema que se ve compelido a cometer atrocidades horrendas y a buscar el apoyo (o consentimiento) de la población, a pesar de que estas atrocidades no concuerdan con los  intereses más fundamentales de la gran mayoría.

Una cosa que se ve en todo esto es que las presiones y maniobras estadounidenses hacia una guerra contra Irán no tienen nada que ver, fundamentalmente, con las armas nucleares. Las mentiras acerca de la condición y capacidad del programa iraní están en aras de motivos más fundamentales y estratégicos.

Desde el tristemente célebre discurso sobre el “eje del mal”, y con mayor urgencia desde la invasión y ocupación de Irak (y el atolladero en que se encuentra hoy), el gobierno de Bush ha buscado aislar y presionar a Irán y prepararse para la posibilidad de atacarlo. Los buques de guerra están en sus costas listos para provocar un incidente. Han lanzado acusaciones de que Irán ha dado armas a las fuerzas que atacan a los soldados yanquis en Irak. Y la mentira sobre “armas nucleares” ha sido el pretexto para todo esto. Incluso cuando Irán señaló que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo aceptable a Estados Unidos, el gobierno de Bush presentó condiciones que sabe que Irán no puede aceptar.

Lo que impulsa todo esto es lo que los imperialistas yanquis consideran su verdadera necesidad. Los que detentan el poder actualmente han decidido que de una u otra manera tienen que asestarle un golpe a Irán, y no solo hacer un cambio en la política de su dirección. A sus ojos Irán (que ha adquirido influencia y fuerza en la región a la medida que Estados Unidos se ha empantanado en Irak) es un gran obstáculo en muchos frentes a sus metas más urgentes en el extranjero: derrotar al fundamentalismo islámico y las fuerzas yijadistas, reestructurar el Medio Oriente y aumentar su control de toda esta región volátil. Estas metas no son las falsas ilusiones arrogantes de un puñado de neoconservadores, sino las metas fundamentales y básicas de la cúpula del poder de Estados Unidos hoy.

Irán es un estado en el que detentan el poder los fundamentalistas opuestos a Estados Unidos. Apoya a los movimientos y tendencias islamistas por toda la región. Sus principales enemigos cayeron en las invasiones estadounidenses de Irak y Afganistán, y la caída de Saddam Hussein aumentó enormemente la influencia de Irán en Irak. Todo esto fortaleció su posición regional. Irán tiene la segunda o tercera reserva de petróleo y gas natural del mundo y domina la principal ruta petrolera del mundo, el golfo Pérsico. Se ha beneficiado del aumento del precio del petróleo, y está fortaleciendo sus fuerzas armadas y su programa nuclear.

El programa nuclear es parte del problema, pero principalmente es un pretexto para las medidas agresivas del gobierno de Bush en aras de una agenda mayor. Un Irán con armas nucleares, o aun un “estado nuclear virtual” (como lo dijo Newsweek el 27 de octubre, basado en una cita de un funcionario del gobierno iraní que dijo que esta es su estrategia) —sin armas nucleares pero con la capacidad de elaborarlas rápidamente si se siente amenazado— cambiaría el balance de fuerzas militares en la región, impediría seriamente la libertad de Estados Unidos e Israel de iniciar acciones militares y podría acelerar una carrera armamentista regional desestabilizadora que ya se ha iniciado.

Lo que ha provocado todo esto es la agresión estadounidense principalmente. La “guerra contra el terror” ha llevado horrores a los pueblos del Medio Oriente, los ha indignado y ha empujado a sectores de la población a apoyar a las fuerzas islámicas. Y es Estados Unidos, con 10,000 armas nucleares y la guerra nuclear como parte integral de su doctrina militar, que tiene al mundo como rehén nuclear. Estados Unidos abrió la caja de Pandora de las armas nucleares, construyó las primeras armas nucleares y es el único país que las ha usado. (ver “¿Quiénes REALMENTE tienen como rehén nuclear al pueblo del mundo? Por qué hay que parar un ataque estadounidense contra Irán”, Revolución #109, 18 de noviembre de 2007, en revcom.us)

Peligros, desacuerdos y la necesidad de la resistencia masiva

Las pruebas de que Bush ha mentido —otra vez— han indignado a mucha gente. Por otro lado, se percibe que con el nuevo informe el ataque contra Irán está en suspenso, por lo menos por el momento. Quizás sí, quizás no. Analizaremos esto más a fondo. Pero de lo que no cabe duda ya es esto: este informe no quiere decir que prevalece “la razón” y nadie debe tener una sensación de alivio.

Hay mucho que aprender y entender acerca del nuevo informe y el cambio dramático de lo que decían antes sobre Irán. Los representantes de unos sectores de la clase dominante han expresado preocupaciones de que una guerra contra Irán lleve a una catástrofe. Lo que les preocupa no es el bienestar de la humanidad, ni los horrores que podrían acompañar tal guerra y el posible uso de bombas nucleares estadounidenses para destruir búnkers iraníes. Lo que les preocupan son los peligros para el imperio yanqui. Un ejemplo dramático es un anuncio publicitario publicado en el New York Times el mismo día que salió el informe sobre el nuevo IIN. Firmado por cuatro ex generales y un coronel, exhorta a “impedir que el presidente Bush ataque a Irán” porque “Irak ha sido un desastre en todos los frentes” y un ataque contra Irán podría “poner en peligro a nuestras tropas y agregar a la conflagración y caos en la región”.

Joseph Biden (un senador de peso, aunque no un candidato importante para la nominación presidencial del Partido Demócrata) le dijo a una multitud en New Hampshire el 29 de noviembre: “El presidente no tiene la autoridad de atacar a Irán unilateralmente, y si lo hace, como presidente del Comité sobre Relaciones Exteriores, iniciaré un juicio de destitución”.

También hay mucho que investigar sobre por qué y con qué motivos Bush y Cheney, tras bloquear esta información, permitieron la publicación del informe. Cheney le dijo a la agencia noticiosa francesa AFP: “Todos compartimos la creencia de que fue importante publicarlo, de que no se lo podría mantener clasificado mucho tiempo, de todos modos”. Y Cheney sugirió que el gobierno de Bush tenía que responder a una brecha de credibilidad como resultado del fraude sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Le dijo a AFP que decidieron publicar el informe “especialmente en vista de lo que pasó con respecto a Irak y el IIN sobre las armas de destrucción masiva de Irak”.

El informe, y el anuncio de los generales, podrían ser una pista sobre qué tan cerca estaba la guerra. También podrían ser una señal de lo intensas que son las riñas en la clase dominante. Sin embargo, sería un error concluir que Bush y los neoconservadores han perdido o que una guerra contra Irán ahora no se vislumbra como verdadera posibilidad. Los neoconservadores ya han iniciado un contraataque en las páginas del Wall Street Journal, donde han puesto en dudas las conclusiones del informe. Todos los principales candidatos republicanos tienen posiciones sumamente belicosas sobre Irán.

Todos los funcionarios del gobierno (tanto demócratas como republicanos), incluso los que aplaudieron el nuevo informe, dicen que Irán sigue siendo un peligro para Estados Unidos y repiten las acusaciones incendiarias de que Irán tenga la culpa de matar soldados estadounidenses en Irak. En este momento, las fuerzas de la clase dominante que se oponen al programa de Bush sobre Irán no han presentado un reto a la estrategia mayor de la que un cambio de gobierno en Irán forma parte. Por ejemplo, un editorial del Los Angeles Times después de los informes sobre el nuevo IIN decía: “Bush tiene razón cuando dice que el nuevo informe de inteligencia no requiere un cambio fundamental de política. Se debe impedir que Irán tenga armas nucleares. La tragedia para la seguridad de Estados Unidos y la paz global es que Bush ha desaprovechado dos veces las oportunidades de dirigir este esfuerzo esencial”.

Aunque el nuevo informe haya frustrado los planes en este momento, Bush, aunque parece afectado por la necesidad de publicar el informe, no cambió su posición fundamentalmente en la rueda de prensa del 4 de diciembre. Dijo: “Irán era peligroso, Irán es peligroso e Irán seguirá siendo peligroso si tiene la información necesaria para elaborar un arma nuclear”. Decirlo así le permite a Bush atacar a Irán en cualquier momento, dado que no importa si tiene o no un programa de armas nucleares; tener un programa para enriquecer el uranio es parte (aunque no todo el proceso) de “la información necesaria para elaborar un arma nuclear”. Bush condenó a Irán como “una amenaza a la paz”, y destacó: “Mi opinión no ha cambiado”. Y repitió que está resuelto a aprovechar el tiempo que le queda en la presidencia para impedir que Irán obtenga armas nucleares. Dijo que “la mejor diplomacia” es “no descartar ninguna opción”. Al día siguiente Bush y la secretaria del Estado Condoleezza Rice trataron de retomar la iniciativa con un ataque contra Irán por no dar a conocer información sobre su programa nuclear y por reprimir la democracia.

Hay muchos escenarios posibles en la situación actual. Unos 170,000 soldados yanquis ocupan a Irak, donde Irán tiene mucha influencia. Docenas de buques de guerra yanquis, con armas nucleares, están en la costa de Irán. El 7 de diciembre, el periódico inglés The Guardian informó: “Altos funcionarios del gobierno israelí advirtieron hoy que todavía están considerando la opción de atacar a Irán, a pesar de un nuevo informe de inteligencia estadounidense que concluyó que Teherán no está elaborando armas nucleares”.

Toda la región es un polvorín imprevisible, y los imperialistas yanquis siguen resueltos a mantener su control y, si es necesario, aplastar los retos a su dominación. Y Bush, que ha dicho repetidas veces que quiere resolver el reto de Irán antes de que termine su presidencia, podría sentirse más compelido a atacar. Cualquier incidente, accidental o a propósito, podría ser el pretexto para iniciar una guerra.

***

El nuevo informe demuestra que Bush ha mentido sobre el programa de armas nucleares de Irán para justificar la agresión y hasta la guerra de manera fraudulenta. El hecho de que se publicó el informe indica que algunas figuras de la clase dominante temen que el plan de Bush de un cambio de gobierno en Irán conlleve graves peligros para ellos. La situación tiene muchos peligros para los pueblos de la región y el mundo también.

Todas estas mentiras tienen la meta de tapar la mentira más profunda, que promueve toda la clase dominante no importa si apoya o se opone a la política de Bush hacia Irán: que el imperialismo estadounidense es una fuerza por el bien en el mundo, que lo que motiva sus guerras de agresión es crear un mundo más seguro y libre, y que los pueblos del mundo se benefician de toda la matanza que causan. Estas son las mayores mentiras, con que tapan el hecho de que Estados Unidos es un imperio depredador cuya existencia está basada en el saqueo y explotación globales, y que arruina y acaba con la vida de millones de personas cada año por medio de su funcionamiento “normal”. Impone y extiende este saqueo y explotación por la fuerza militar que, nada más en el caso de Irak, ha llevado a la muerte de entre 500,000 y un millón de iraquíes y empujado a cuatro millones más al exilio (mientras Estados Unidos no hace nada para ayudar).

En esta situación tensa y compleja, existe el potencial y la necesidad de la resistencia política masiva que se zafe del marco establecido por el sistema, y que represente un reto a toda la agenda de dominación global estadounidense. Como hemos dicho muchas veces en estas páginas, urge forjar una oposición visible, resuelta y masiva a todo el programa del gobierno de Bush. Tal resistencia inspirará a los que viven en el Medio Oriente —que sufren la muerte y el terror a manos del imperialismo yanqui— a zafarse del marco de las “alternativas” sin salida del imperialismo yanqui o el fundamentalismo islámico.


 

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