Revolución
#121, 24 de febrero de 2008
La batalla de Berkeley: ¡Hay que parar esta guerra!
“Llega un momento cuando el funcionamiento de la máquina es tan
detestable, cuando lo aborrecemos tanto, que uno no puede participar, ni
siquiera tácitamente, y en vez tiene que tirar su cuerpo en los engranajes, las
ruedas y las palancas, en todo el aparato, para pararlo”.
Mario Savio, líder del movimiento pro libertad de
expresión, durante una huelga estudiantil en la Universidad de California de
Berkeley, el 2 de diciembre de 1964
“¡El asesinato, la violación, la tortura y la guerra, es por eso que
reclutan!”
Consigna en Berkeley el 12 de febrero
“Estamos dejando un ejemplo para el resto del país... En realidad, yo no
soy ‘una persona de Berkeley’, soy una persona ‘que quiere parar
esto’”.
Estudiante de la prepa Berkeley, 12 de febrero
Estudiantes de prepa se oponen a reclutadores
de la Infantería de la Marina y sus partidarios frente a la oficina de
reclutamiento, Berkeley, 12 de febrero. [Foto:
Revolución]
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El 12 de febrero, dos lados se encararon en las calles de Berkeley.
Por una lado estaban más de 1000 vecinos de Berkeley que se oponen a la
guerra de Irak, miembros de los grupos políticos Code Pink, El Mundo no Puede
Esperar y A.N.S.W.E.R., cientos de estudiantes de prepa y otros. Fueron para
demandar el cierre de la oficina de reclutamiento de la Infantería de Marina en
el centro de Berkeley y apoyar la posición del consejo municipal de que los
reclutadores “no son bienvenidos y son unos transgresores” en
la ciudad.
Al otro lado estaban cientos de derechistas que apoyan la guerra. Los
organizó el grupo Move America Forward (Mover a Estados Unidos Adelante), cuya
presidenta, Melanie Morgan, es una locutora fascista de un programa radial
local. Además de una gran cantidad de banderas estadounidenses, llevaban
pancartas que acusaban al grupo Code Pink de ser terrorista y demandaban
“someter al submarino a los liberales”. Desde altoparlantes retumbaba música
patriótica mientras los reaccionarios gritaban que el consejo municipal pidiera
perdón y que a los concejales y los manifestantes los metieran presos y tiraran
las llaves.
El consejo municipal terminó capitulando. Eso fue muy malo, especialmente en
vista de que la buena posición que tomó originalmente se dio a conocer
por la prensa nacional e internacional; muchos la apoyaron por ser un buen
ejemplo y se tomaron las calles valientemente para protestar y demandar alto a
la guerra. En estos momentos, cuando los políticos y la prensa quieren encauzar
a todos hacia las elecciones, y sofocar las protestas y el descontento con el
mensaje de que todo lo que se puede hacer es votar, su posición había abierto
una vía por la cual se puede parar la guerra. Ante los crecientes crímenes del
sistema en Irak, en Estados Unidos y por todo el mundo, se necesita mucho más de
eso.
La gente no se ha dado por vencida y está resuelta a seguir luchando por
cerrar la oficina de reclutamiento. Al día siguiente del voto del consejo, Code
Pink y otros grupos protestaron frente a la oficina. El viernes los activistas
convocaron un “día para romper la rutina”. Tienen programadas más protestas.
Estudiantes de la prepa Berkeley en las primeras filas
Los jóvenes estaban en las primeras filas de
la batalla para cerrar la oficina de reclutamiento de los marines, Berkeley, 12
de febrero. Arriba, después del arresto de dos manifestantes adolescentes, un
grupo de jóvenes marchó a la delegación y demandó que pusieran en libertad a los
detenidos. [Foto: Revolución]
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El grupo que apoya la guerra de Irak empezó a llegar a un parque frente al
ayuntamiento a las 5 de la mañana para salir en las noticias. Enseguida, los
rodearon manifestantes contra la guerra, que pasaron la noche en el parque o
llegaron antes. Ahogaron sus gritos y levantaron pancartas con fotos de la
tortura en el penal Abu Ghraib.
Los estudiantes de la prepa Berkeley jugaron un papel tremendo. Cambiaron la
dinámica del día, impulsaron a los manifestantes y elevaron el nivel de lucha al
poner a los reaccionarios a la defensiva política con los hechos y la verdad
sobre la guerra. Durante todo el día y hasta la noche estaban enfrascados en
debates; tenían brazaletes naranjas, hacían simulacros de asesinatos y se
paseaban sobre tablas patines frente a los partidarios de los reclutadores. Los
estudiantes retaban a los partidarios de la guerra con preguntas como: “¿Dónde
están las armas de destrucción masivas? ¿Qué del más de un millón de iraquíes
muertos y los más de cinco millones que ha tenido que fugarse de sus
viviendas?”. La principal respuesta de los a favor de la guerra fue soltar
insultos personales, a veces muy groseros, y a menudo la violencia física contra
los adolescentes bajo las narices de la policía, que no hizo nada por
impedirla.
Frente a la policía, un ex marine le dio un puñetazo a un estudiante de 15
años que milita con el Club Revolución del Área de la Bahía. El estudiante dijo
que no se sintió intimidado por la agresión, y que más bien “me ha dado ánimo
para seguir y acabar con todo el sistema”.
Los jóvenes estaban en las primeras filas de la protesta todo el día, a pesar
de la represión policial. Un policía arrojó a un chavo de 13 años al suelo, lo
esposó y lo metió preso porque debatió con un reaccionario. A otro de 15 años lo
arrestaron sin motivo. Un grupo numeroso de jóvenes los siguió a la delegación y
se sentó en las escaleras hasta que los policías vestidos para motín los
corrieron a cachiporrazos. A la hermana del joven de 15 años, que fue a
averiguar sobre él, la lanzaron contra la pared y la arrestaron. Los estudiantes
se quedaron frente a la delegación y demandaron que pusieran en libertad a los
detenidos.
Confrontación con la policía frente a la
delegación. La policía atacó y golpeó a los que demandaban que pusiera en
libertad a los arrestados en la manifestación contra la oficina de reclutamiento
de los marines. [Foto:Revolución]
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Un estudiante de la prepa Berkeley describió uno de los ataques policiales:
“De la nada y por ninguna razón, porque ni siquiera estábamos moviendo, los
policías de motín empezaron a gritar: ‘¡retrocedan! ¡retrocedan!’, pero no había
adónde ir. La primera vez mi amigo me llevaba en hombros y de repente me
empezaron a golpear en las rodillas con las cachiporras. La segunda pusieron la
cachiporra en el pecho y me empujaron. En otra ocasión —mientras tocaba el himno
nacional—empujaron a un amigo y cuando alcé la vista para ver qué pasaba, me
agarraron de los hombros, me jalaron, me dieron en el estómago con la
cachiporra. Me agarraron de la garganta, me tiraron al suelo y me dijeron que
retrocediera”.
Un organizador juvenil de El Mundo no Puede Esperar le dijo al consejo: “Hoy,
cientos y quizás miles de estudiantes de la prepa Berkeley se hicieron oír. El
mensaje fue claro: ¡ciérrenla! Afrontaron las cachiporras de la policía y la
violencia de los manifestantes a favor de la guerra, que le dieron un puñetazo
en la nariz a un joven de 15 años y le escupieron en la cara a otro. Me
recordaron los valientes estudiantes que se sentaron en el comedor de
Woolworth’s en los años 60 para parar la segregación”.
La oficina de reclutamiento de la marina “no es
bienvenida”
La polémica empezó el 29 de enero cuando el consejo municipal de Berkeley
votó a favor de decirles a los marines con oficina en la avenida Shattuck que
“no son bienvenidos en la ciudad, y que si los reclutadores deciden quedarse,
son transgresores no invitados y no bienvenidos”. Además, el consejo votó a
favor de explorar la posibilidad de hacer cumplir la ley que prohíbe
discriminación por orientación sexual contra los marines. Y exhortó al grupo
femenino contra la guerra, Code Pink, que había organizado protestas contra los
reclutadores desde hace meses, a estorbar el trabajo de los reclutadores con
protestas. También votó a darle a Code Pink un permiso para estacionarse frente
a la oficina de reclutamiento durante la semana y para usar un altoparlante.
La resolución del consejo dice: “Estados Unidos tiene una historia de iniciar
guerras de agresión ilegales, inmorales y no provocadas. El gobierno de Bush
inició la guerra más reciente contra Irak y amenaza con atacar a Irán. Estas
guerras han causado pérdidas humanas catastróficas, tanto civiles como
militares, así como la destrucción y deformación físicas y psicológicas de un
sinnúmero de civiles y militares”.
En un editorial que atacó la decisión del consejo, el San Francisco
Chronicle dijo que estas eran “increíbles declaraciones” que “con lenguaje
insultante menosprecia a las fuerzas armadas y avergüenza la causa del
movimiento contra la guerra”. Pero cada palabra de la declaración del
consejo es verídica e importante. Y la posición que tomó el 29 de enero es
valiente; en vez de ignorar los horrores que están cometiendo los soldados y el
gobierno estadounidenses en Irak, decidió oponerse directamente.
Tres días después, el 1º de febrero, unos activistas de El Mundo no Puede
Esperar se encadenaron a las puertas de la oficina de reclutamiento y la
cerraron varias horas antes de que los arrestaran.
Inmediatamente, los grupos derechistas y la prensa empezaron a atacar
rabiosamente al consejo y a Code Pink. Melanie Morgan dijo que fue un acto “de
traición y odio”, el senador Jim DeMint (republicano por Carolina del Sur)
prometió presentar un proyecto de ley para cancelar $2 millones en fondos
federales a Berkeley (como el programa de almuerzos para niños escolares) y dar
el dinero a los marines. Un republicano de la Asamblea Estatal anunció que
presentará un proyecto de ley para negarle a Berkeley $3 millones para
carreteras.
Muchos querían saber por qué la policía se portó tan salvaje, por qué los
reaccionarios eran tan rabiosos, por qué hasta la prensa “liberal” se portó tan
cruel y por qué de repente personajes nacionales se preocupan por lo que pasa en
Berkeley. La respuesta de los que están en el poder se debe a que reconocen que
lo que sucedió representa otro camino: de acción popular resuelta para
desenmascarar y parar la guerra. Temían que si no la aplastaran, podría
difundirse como un reguero de pólvora. Ya hemos visto cosas así en los años 60,
como el papel que desempeñó la lucha en Berkeley en el desarrollo de un
movimiento masivo y militante contra la guerra de Vietnam.
¡Se necesita mucho más de ese tipo de lucha! Como ha dejado en claro el
gobierno de Bush, a pesar de las dificultades con que se ha tropezado en Irak
está comprometido a perseverar con la guerra, y hasta está amenazando con atacar
a Irán. Y los demócratas apoyan ese programa imperialista, y al mismo tiempo se
esfuerzan por sofocar y callar a cualquiera y cualquier acción que de veras
apunta a PARAR la guerra. Ante esto, muchos que se oponen a la guerra y al
programa del gobierno de Bush se han echado para atrás hacia la pasividad y lo
que equivale a la complicidad, supuestamente porque tratar de parar todo esto
parece demasiado difícil y requiere tanto sacrificio.
Como ha dicho Bob Avakian: “Moralmente esto es el equivalente de encontrarse
con un hombre que golpea y viola a una mujer y no hacer todo lo posible para
pararlo. Se puede gritarle ‘¡Basta ya!’. Pero luego, cuando se da la vuelta de
manera amenazadora y responde ‘No— esto realmente tengo que hacerlo’,
simplemente se va con el rabo entra las piernas y dice entre dientes, ‘Bueno, no
sabía que estaba tan resuelto a hacer esto— y no quiero que me haga daño a mí’”.
(“Rehusar oponer resistencia a los crímenes contra la humanidad es en sí un
crimen”, Revolución # 109, 18 de noviembre del 2007)
El papel venenoso de “apoyar a los soldados”
Estudiantes de la prepa Berkeley, 12 de
febrero. [Foto: Revolución]
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El consejo municipal escuchó comentarios del público hasta pasada la
medianoche. Hubo declaraciones apasionadas y profundamente pensadas de
estudiantes de la Universidad de California en Berkeley, profesionales,
comerciantes, estudiantes de la prepa Berkeley, así como de activistas
políticos. La gran mayoría apoyaba la resolución contra la guerra.
Aunque el consejo se negó a “pedir disculpas”, como demandaban los
partidarios de la guerra y dijo que “se opone firmemente a la guerra y al
reclutamiento de la juventud para esa guerra”, se retractó de su posición
original. Dijo: “Reconocemos que los reclutadores tienen el derecho de estar en
nuestra ciudad”, y que “tenemos un profundo respeto por los hombres y las
mujeres de nuestras fuerzas armadas”.
Esta nueva resolución es muy mala. La clase dominante dejó en claro
que no toleraría la resolución inicial y que se pasó de la raya de lo que
permite la política burguesa. La nueva posición es una declaración de oposición
a la guerra relativamente débil en vez de la clara oposición a los reclutadores
que pudo haber resultado en cerrar la oficina de reclutamiento y dar un buen
ejemplo para el resto del país.
En gran medida las fuerzas a favor de la guerra lograron establecer el marco
del debate como apoyar a los soldados y la libertad de expresión —cuando en
realidad tiene que ver con la naturaleza injusta de una guerra imperialista— y
eso confundió y paralizó a unos.
Aun con su fachada “contra la guerra” de “apoyar a los soldados, pero no a la
guerra”, la consigna de “apoyar a los soldados” es chovinista e inmoral, y lleva
a apoyar la guerra (ver cuadro). Todos los días los marines tumban puertas a
patadas en Irak, asesinan en retenes, bombardean aldeas en Afganistán y hacen
muchas cosas más. ¿Cómo se puede tener “un profundo respeto por los hombres y
las mujeres de nuestras fuerzas armadas” y al mismo tiempo apoyar a los iraquíes
y afganos que matan? Es el equivalente de decir que “apoyo al violador pero no a
la violación”. En este caso, esta posición llevó al consejo municipal a
retractarse de la posición de que los reclutadores son transgresores no
bienvenidos.
Con respecto a la “libertad de expresión” de los marines, ¿cómo se puede
apoyar el “derecho” de los marines a reclutar para luchar en una guerra injusta
e inmoral por el imperio en Irak, y al mismo tiempo decir que está a favor de
que el pueblo de Irak sea libre de esa opresión? Es el mismo argumento que se
hizo en los años 60, durante a lucha contra la segregación: los racistas decían
que el comedor de Woolworth’s tenía el “derecho” de solo servir a los blancos.
¿En la Alemania nazi, hubiera sido correcto estar a favor de reclutar a la
Wehrmacht (fuerzas armadas alemanas)?
La realidad: las fuerzas armadas tienen millones de dólares para mentirle a
la juventud por medio de anuncios publicitarios que hacen ver a la guerra como
si fuera un juego de video. En realidad es nuestra libertad de
expresión—en contra de los crímenes de esta guerra— que la prensa grande margina
y calla y que el gobierno vigila y amenaza con suprimir.
¡Ciérrenla!
Tras la polémica nacional y la decisión del consejo, El Mundo no Puede
Esperar anunció planes para cerrar la oficina de reclutamiento de Berkeley el 15
de febrero. Activistas prominentes de El Mundo no Puede Esperar, Code Pink, la
Coalición A.N.S.W.E.R., Veteranos por la Paz y miembros de la comunidad
religiosa decidieron hacer un acto de desobediencia civil para cerrar la oficina
de reclutamiento. Sin embargo, al ver a su oficina cubierta de pancartas y
mantas y a más de 100 activistas, entre ellos muchos estudiantes de la prepa
Berkeley, los marines decidieron no abrirla. Más tarde, llegó la policía de
motín y atacó a los manifestantes, arrancó las mantas y carteles y los tiró en
la calle.
La nueva decisión del consejo no fue suficiente para el senador DeMint y
otros, que anunciaron que de todos modos presentarían el proyecto de ley para
negarle fondos federales a Berkeley. Hay que aprender de esto también. A fin de
cuentas, esa gente demandará la capitulación completa y total, y nada menos.
La senadora Barbara Boxer (demócrata por California) corrió al Senado para
oponerse a los recortes federales a Berkeley. Dijo: “¿Por qué diablos vamos a
castigar a ciudadanos buenos, decentes, simplemente porque unos miembros de su
gobierno local... han dicho algo sumamente ofensivo?” La respuesta de Boxer —que
la decisión del consejo “es sumamente ofensiva”— demuestra qué intereses de
clase defienden los demócratas: los intereses de los imperialistas, el ejército
y la necesidad de que haga cumplir el dominio estadounidense por todo el
mundo.
Si queremos parar la guerra en Irak y los demás crímenes de este sistema,
millones y millones de nosotros tenemos que ponernos de pie y pararlos. La
protesta de Berkeley —ponerse de pie y declarar con osadía y urgencia que ¡ESTO
TIENE QUE PARAR!— ha demostrado cómo romper con los confines sofocantes de la
política tradicional. Hay que defender y apoyar protestas como esa. Se debe
llevar este número de Revolución a las prepas por todas partes y hacer
correr la voz de las acciones programadas para el 19 de marzo por el Mundo no
Puede Esperar y otras organizaciones con motivo del quinto aniversario de la
guerra (ver portal de El Mundo no Puede Esperar en: www:worldcantwait.org).
Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño
ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de
todas las frases, declaraciones y promesas, religiosas, políticas y sociales,
los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se
verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que
toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la
fuerza de determinadas clases dominantes.
V.I. Lenin
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